La Vanguardia (1ª edición)

Messi ha vuelto

El argentino regresa al Camp Nou con goles, pases e ilusión

- JUAN BAUTISTA MARTÍNEZ

Tenía unas ganas enormes de sumarse a la compañía, de ponerse a tocar el clarinete en una orquesta celestial y de regresar a la fantasía del fútbol. Quien pensara que el encuentro de anoche iba a ser un trámite porque la clasificac­ión ya estaba en el bolsillo se equivocaba porque Messi estaba allí, de vuelta al Estadi y al once inicial y con el deseo en la mirada desde que esbozó una sonrisa juguetona al salir a calentar. Ni el frío logró congelarle la ambición. No marcaba en la Champions desde que ridiculizó a Boateng en el Barça-Bayern del 6 de mayo. No metía un gol desde que perforó la portería del Levante el 20 de septiembre. Dos pecados. Demasiado tiempo sin la pelota, sin sus amigos del tridente y sin el sabor de encontrar la red. Sí, regresó en el Bernabeu, pero aquello era un aperitivo, una toma de contacto, un probar la rodilla. “Está recuperado, es uno más”, dijo Luis Enrique en la víspera.

Uno más pero único, como demostró antes de llegar al minuto 20. Para entonces había tenido cuatro ocasiones. En la primera el guardameta del Roma realizó un paradón, en la segunda le decretaron posición de fuera de juego de manera injusta, en la tercera remató desviado pero en la cuarta, ay en la cuarta. Qué jugada. Otra acción para dibujarla, para delinearla, para analizarla segundo a segundo.

Otra obra maestra en la que el Roma quedó encantado y noqueado ante el recital de toque y de precisión que tenía delante. Hasta 27 pases se combinaron para que Messi se reencontra­ra con el gol, el número 78 de su carrera en la Champions, tras 101 partidos (luego llegaría el 79). En la última fase de esta jugada para describir en una pizarra el argentino combinó dos veces con Neymar antes de conectar con Suárez. El uruguayo le puso un balón bombeado para rebasar la línea defensiva y Leo la elevó picadita sobre el portero. Pura magia. Pura ciencia ficción. Dijo Valdano en una de sus frases célebres que Romário era de dibujos animados, pero el brasileño fue una creación diseñada de forma manual, con su artesanía y romanticis­mo. En cambio, Messi es como aquellos efectos especiales recreados por ordenador.

Tan perfecto que parece mentira. Tan preciso que no es de este mundo. Tan rápido que no alcanza al ojo humano del defensa. “Messi para mí es un semidiós. Nos ha dado muchos momentos de gloria. Se merece toda nuestra admiración y siempre quiere mejorar. Hace cosas mágicas, nos sigue maravillan­do”, le ensalzó desde el palco el campeón del mundo de MotoGP, Jorge Lorenzo.

Messi ha vuelto a todo gas. Pero no lo hace solo. Tiene todo un equipazo detrás, y juega con unos delanteros que también son fenómenos y que son sus amigos. Porque no se separan, porque regresaron para empezar la segunda parte gastándose bromas entre ellos y porque han encontrado una sintonía pocas veces vista entre cracks.

Magnífica fue la noticia de que Leo, con dos goles y una asistencia, ya se encuentra a un gran nivel, buena nueva que fue recibida por el público con evidente euforia y gritos apelando a su ídolo. Pero por encima de los números está la ilusión, el comprobar como el argentino en el minuto 63 y con 5-0 se pegó una carrera de veinte metros hacia atrás para derribar a un contrario. Qué pasión. Qué orgía.

OTRA OBRA MAESTRA El primer tanto de Leo llegó tras 27 pases; “es un semidiós” , dijo Jorge Lorenzo desde el palco UN HOMBRE FELIZ El crack entró sonriendo a calentar, bromeó con sus amigos del tridente y jugó con el deseo de un infantil

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