Un campeón de récord
Golden State Warriors está empeñado en repetir título en la NBA. De momento ha igualado el mejor arranque de la historia, con 15 victorias en los 15 primeros partidos, y, al margen de la probabilidad de que la pasada madrugada haya ampliado la serie a 16 (jugaba en casa contra los decrépitos Lakers), si se tiene en cuenta la diferencia de puntos por partido ya se puede decir que nadie lo hizo tan bien como ellos. Su promedio de +14,4 está muy por encima de los 9,9 de Houston Rockets en la temporada 93-94 y los 7,3 de Washington Capitols en la 48-49. Aclaración: la NBA se creó después de esta última campaña, el 3 de agosto de 1949, pero considera como propios los resultados de los tres años de la BAA (Basketball Association of America) en la que jugaban los Capitols y de cuya fusión con la NBL (National Basketball League) nació ella.
El mejor arranque no garantiza el título. Hasta ahora, la probabilidad es del 50%. Ni siquiera cerrar la primera fase como líderes. Los Capitols acabaron aquella temporada con el tercer mejor balance (38-22) y perdieron la final por 4-2 ante los Minneapolis Lakers de George Mikan, el jugador más determinante de la época. Tan superior al resto que obligó a cambiar varias reglas fundamentales, como la ampliación de la zona de 3 segundos y la prohibición del goaltending (tapón con la pelota en trayectoria descendente).
Los Rockets de 1994 tampoco acabaron la fase inicial como líderes (58-24, después de llegar a estar 22-1), pero sí fueron campeones, tras una emocionante final con los Knicks (4-3) en la que Hakeem Olajuwon superó a Pat Ewing. Al año siguiente renovaron el título.
¿Pueden repetir ahora los Warriors? Su fulgurante salida no ha hecho más que consolidar su condición de uno de los máximos favoritos, junto a Cleveland, Oklahoma o San Antonio, pero han tenido un calendario muy benigno, que no les ha enfrentado aún a ninguno de los otros grandes. Lo que está claro es que para lograr su objetivo necesitarán que Stephen Curry mantenga el nivel excelso que le convirtió en el MVP la temporada pasada y ahora está todavía superando. Ha sido el máximo anotador del equipo en 13 de los 15 partidos y lo es también de la liga con una enorme ventaja (4 puntos, 32,7 por 28,7) sobre el segundo, Russell Westbrook. (No; ahora no se oye a quienes proclamaban que los bases no han de tirar mucho). Y si su 60,1% de efectividad en tiros de dos puntos es excepcional para un jugador exterior, el espléndido 43,8% en triples cobra mayor realce considerando que ha lanzado ya 169. Nadie más llega a 100 hasta ahora.
Otra clave es el espíritu del equipo, el buen rollo imperante en un vestuario que se mueve al unísono y que sabe muy bien qué es lo que tiene que hacer cada uno. Que Curry es el líder indiscutible, ante el cual un veterano primer espada como Andre Iguodala acepta de buen grado un papel secundario; que el base y Klay Thompson, otro campeón del mundo el año pasado en Madrid, han de lanzar muchos triples (17,2 por partido entre los dos, con un 40,2% de acierto para el segundo), y que Harrison Barnes y Draymond Green son tan titulares como los otros tres en un quinteto fijo tan atípico que no hay ningún pívot ni un jugador que supere los 2,08 m y que uno de los más altos, Green, es el líder del equipo en rebotes, sí, pero también en asistencias.
Golden State Warriors ha tenido un inicio espectacular, con un Curry que se está superando