Un contrato complicado
El Barça y el padre del brasileño negocian la renovación “a fuego lento”
Los problemas judiciales y fiscales de Neymar Jr., que arrastra como consecuencia de su fichaje, están ralentizando las negociaciones para renovar su contrato con el FC Barcelona, un actualización del acuerdo que mejorará la ficha del brasileño para igualarla con la del uruguayo Luis Suárez.
Dentro de la lista de objetivos confeccionada por la junta directiva meses después de imponerse en la elecciones del mes de julio estaba la de renovarle el contrato a Neymar, estrella fichada como promesa emergente en verano del 2013 convertido ahora, oficiosamente, en número dos del mundo en disputa con Cristiano Ronaldo y ya sólo superado por su compañero de equipo Lionel Messi. El crack brasileño acaba contrato en el año 2018, un plazo ideal para tomarse el asunto con calma sino fuera porque el mundo del fútbol se mueve bajo otros parámetros. Traducido, eso significa que el futbolista ha ascendido tantos escalones futbolísticamente que la entidad barcelonista debe recompensárselo económicamente “actualizando” el acuerdo firmado originalmente, es decir, mejorando su salario situándolo por debajo del de Messi, justo en el lugar que ocupa hoy en día Luis Suárez.
En el club se reconocen ya conversaciones entre ambas partes aunque la entente final no es ni mucho menos inminente. “Avanzan a fuego lento”, describen desde los despachos cuando se les insta a hablar del estado de la cuestión. A favor de los intereses del club blaugrana está sin duda la feliz adaptación de Neymar al equipo y a la ciudad, con especial subrayado a su relación con los otros dos delanteros del llamado tridente, Leo Messi y Luis Suárez. La complicidad que muestran las tres figuras sobre el césped no es impostada sino natural. En eso al barcelonismo le ha sonreído la fortuna porque el conflicto entre egos es moneda habitual en el fútbol de élite.
¿Qué ralentiza entonces las negociaciones y el correspondiente anuncio de la renovación? Básicamente dos asuntos. El primero y más conocido es el embrollo judicial todavía sin resolver originado por la operación al ficharle. En estos momentos siguen abiertos dos casos en los tribunales, uno por supuestos delitos fiscales y otro por supuestos delitos de estafa y de corrupción de particulares. El problema es que las acusaciones no sólo afectan al FC Barcelona y a su presidente Josep Maria Bartomeu, sino también indirectamente al grupo de empresas que lleva los asuntos de Neymar, entre ellas N&N, que ha sufrido consecuencias colaterales a causa de su fiscalidad. “Esto nos hace daño. No quiero hablar de persecución pero si no tenemos una situación confortable para trabajar no podemos quedarnos en España y tendremos que salir. Si estamos creando problemas para España, no nos podremos quedar”. La amenaza fue lanzada en la Ser por el padre del jugador, cabeza visible y pieza clave de la industria Neymar e interlocutor en las conversaciones iniciadas con el Barça, que por su parte habla por boca de los ejecutivos Albert Soler y Raül Sanllehí antes de que el presidente entre en escena para dar el empujón final cuando haga falta. En el Barça interpretan las declaraciones del padre de Neymar como una advertencia a Hacienda (perder a Neymar sería perder a un valioso contribuyente, consideran) y no como un mensaje negativo dirigido al club. El segundo obstáculo que frena la renovación guarda relación con el primero: la redacción del nuevo contrato deberá ser de una pulcritud total, a prueba de querellas para evitar el ridículo, y eso requiere de tiempo.
La ampliación de contrato implicará un esfuerzo económico extra para esta temporada, teniendo en cuenta además que el porcentaje de los sueldos de los futbolistas supone ya un 66 por ciento del presupuesto. Paralelamente la directiva sigue buscando un nuevo patrocinador, sea Qatar Airways o no. Al respecto no se esperan noticias antes de enero.