Asesinado un líder opositor venezolano en pleno mitin
Luis Manuel Díaz fue tiroteado en Altagracia de Orituco
El asesinato a balazos de un dirigente regional de la oposición venezolana ha manchado de sangre la campaña para las legislativas del 6 de diciembre y desatado las alarmas ante una deriva violenta del proceso electoral, marcado hasta ahora por las agresiones de grupos afines al régimen chavista hacia sus adversarios.
Luis Manuel Díaz, secretario de Acción Democrática (AD) en Altagracia de Orituco, capital del estado Guárico (centro de Venezuela), murió por los disparos de “bandas armadas” vinculadas al oficialismo, según informó el portavoz nacional del partido, Henry Ramos Allup. En el momento del ataque, ocurrido la noche del miércoles, el político fallecido se encontraba en una tarima, participando en un mitin junto a Lilian Tintori, esposa del líder opositor encarcelado Leopoldo López. A la mañana siguiente, Tintori denunciaba en una conferencia de prensa que “el atentado fue planeado” y responsabilizó al presidente Nicolás Maduro de “los ataques violentos” que ha sufrido la oposición.
“Sentí que los tiros me los habían dado a mí; me quieren matar”, dijo la esposa de López, que ha colaborado activamente en la campaña de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), alianza mayoritaria de los partidos de oposición al régimen bolivariano. Estaba acompañada del portavoz de AD, que llamó a sus candidatos y seguidores a la “resistencia pacífica” porque, afirmó, “el oficialismo quiere víctimas y ganar las elecciones como sea”.
Los venezolanos acudirán a las urnas dentro de nueve días para elegir a 167 diputados de una Asamblea unicameral controlada por el chavismo desde hace 16 años. Según varias encuestas, incluidas las de algunos consultores del gobierno, la MUD lidera ampliamente la intención de voto con una diferencia de 14 a 35 puntos.
Como es habitual, la reacción del gobierno fue la última, si bien horas antes del asesinato de Díaz el presidente del Parlamento y número dos del chavismo, Diosdado Cabello, había tildado de “montajes” los ataques denunciados por la oposición durante sus actos de campaña. “La nueva moda es: grupos armados del chavismo atacaron a no sé quién. Esa nos la sabemos ya”, dijo Cabello en su programa de televisión.
La primeras palabras de repudio llegaron desde el exterior. La misión de acompañamiento electoral de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), instalada en Venezuela la semana pasada, y el gobierno español condenaron el homicidio y pidieron su esclarecimiento. El Parlamento Europeo ratificó su decisión de enviar una delegación de doce eurodiputados a Venezuela para hacer un seguimiento de los comicios. Por su parte, El secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, deploró el atentado y exigió al gobierno de Caracas que garantice el cese de la violencia en la recta final de la campaña. “El asesinato de un dirigente político es una herida de muerte a la democracia. (...) Y una sucesión de hechos de violencia política en un proceso electoral es la muerte de mucha democracia”, dijo Almagro en un comunicado, en el que señaló que la muerte de Díaz “no es un episodio aislado”.
El último en hablar fue Maduro, que atribuyó el asesinato del dirigente opositor a un presunto “ajuste de cuentas” entre miembros de bandas rivales, calificó de “basura” al secretario general de la OEA por sus palabras y ordenó a “todo el chavismo” no caer en provocaciones.
Lilian Tintori, esposa de Leopoldo López, opositor encarcelado, estaba en la tarima con el político asesinado