Camprodon, sin museo
Leí con gran atención el artículo “La Guardia Civil se incauta de material bélico en un museo” (Cultura, 25/XI/2015) para descubrir con sorpresa que, lejos de la gran operación que yo imaginaba digna de un guión de cine, se hablaba de una muestra sita en la calle más concurrida del pueblo al que me escapo cada vez que puedo, Camprodon.
Cualquiera que haya tenido ocasión de visitar la colección, que los propietarios atesoran en lo que había sido un taller mecánico y comparten con todo visitante interesado en nuestra historia reciente, habrá comprobado que se trata de un curioso acopio de piezas, no todas armas, encontradas en las montañas del valle, últimos testigos mudos de la huida republicana a tierras francesas. Un conflicto entre hermanos que no debería repetirse jamás, como así reza, precisamente, un precioso escrito en la puerta del espacio. Durante décadas se han rescatado piezas rotas de nuestro pasado del frío y la humedad de esas montañas y se han recompuesto para no olvidarlas. Me apena que, corriendo unos tiempos en los que se habla tanto del valor de la memoria histórica, a Camprodon se le haya borrado un capítulo de la suya.
JORGE GARCÍA-NIETO