Tres millones de espectadores en el gran desfile de Nueva York
Nueva York celebra su ‘parade’ entre globos, numeroso público y gran despliegue policial
Bastante antes de que arrancara, la cabalgata de Macy’s, la edición número 89 en el día de Acción de Gracias, ya pegaba fuerte su banda sonora. La música de los helicópteros policiales era persistente desde muy temprano.
Su percusión de fondo hizo de hilo conductor de la fiesta.
En este ambiente de máxima seguridad tras los ataques de París, y con más de 2.500 agentes uniformados desplegados en el recorrido de cuatro kilómetros, a cualquier curioso le parecía el sarcasmo de la jornada la pancarta que rezaba “Panic at the disco”.
Pero bien, no era más que el anuncio de que detrás, en la carroza de las tortugas Ninja, estaban preparados para dar guerra los componentes de la banda que responde a ese apelativo.
Afortunadamente, poco después de que desfilaran por delante del Museo de Historia Natural –punto de inicio de una parade que concluye en los citados grandes almacenes– hizo su aparición el globo del Power Ranger, encargado de combatir al mal.
Este gigantesco hinchable, que debutó la pasada temporada, es el más superlativo de todos y el locutor asegura que la longitud de su brazo equivale a la de un bus escolar. Precisa de 78 humanos para desplazarse por Manhattan. Todo a lo grande. Se calcula que unos tres millones de personas salieron a la calle a presenciar este espectáculo, mientras que otros 50 se supone que lo hicieron desde las pantallas de televisión.
Las enormes figuras –este año intervino la cuarta versión del payaso McDonald, presente desde tiempo inmemorial– desfilaban por el cielo. Pero más que ningún otro año, muchos ponían la vista a la altura de los ojos. Incluso el presidente Obama ha repetido el famoso lema acuñado en esta ciudad: Si ves algo, di algo.
“No podemos dejar de asistir a una tradición tan nuestra”, comenta Pam, una vecina del Upper West Side, que va con toda la familia al completo. Tres nietos.
Reconoce, sin embargo, que, como en ninguna otra ocasión y suma bastantes, había pensado tanto en la seguridad.
“Sale el presidente y dice que no existe una amenaza cierta, el alcalde De Blasio comenta lo mismo y William Bratton, el máximo responsable de la policía, lo repite. Tanta insistencia no hace más que demostrarte que hay una preocupación real”. Insiste en
que “no podemos dejarnos ganar por el miedo, vencimos al 11-S”. Su marido tercia que está muy bien, pero que da un poco de miedo este montaje. “Aunque me parece muy bien que haya tanta policía, están aquí por algo”.
De habitual, los uniformados se dejan ver en estos acontecimientos. Nueva York es una ciudad que gusta de exhibir musculatura en uniforme azul. Sin embargo, en esta ocasión se prodigan bastante más que en los últimos años. Y eso que el jefe James O’Neill ha dicho que en la planificación de la vigilancia “hay cosas que se ven y otras que no”.
Ley y orden. No hubo pánico, más que el musical. Más que por el grupo identificado bajo ese nombre, por la actuación de Mariah Carey. Esta mujer tiene algo especial. Según marca el negocio, cuenta con millones de fans y, a su vez, con un aguerrido cuerpo de detractores, haga lo que haga.
Entre Angry Bird, Snoopy o Bob Esponja, intervinieron las Rockettes (jamas faltan a la cita navideña), Pat Benatar, Daughtry, Trey Songz o Jordin Sparks. Justin Bieber se excusó. La orquesta de la universidad de Virginia toca la reconfortante banda sonora de Los cazafantasmas.