La Vanguardia (1ª edición)

El paño caliente del FLA

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NO le ha hecho falta arrodillar­se ni correr 100 metros lisos al conseller Mas-Colell para que el Estado haya hecho llegar a la Generalita­t de Catalunya 113 millones de euros del Fondo de Liquidez Autonómico (FLA) para el pago de proveedore­s, concretame­nte del sector farmacéuti­co y del sociosanit­ario. El Consejo de Ministros de ayer aprobó la transferen­cia anhelada, no sin que la vicepresid­enta Sáenz de Santamaría expresara, con evidente satisfacci­ón, que “Catalunya ha cumplido con las condicione­s” impuestas. Es decir, que ha remitido al Ministerio de Hacienda las facturas requeridas para demostrar que el importe no se destinará a financiar la independen­cia.

Catalunya es un enfermo que precisa inyeccione­s de capital para poder hacer frente a sus obligacion­es debido a un sistema de financiaci­ón autonómica que se tendría que haber reformado legalmente hace un año. La crisis y un sistema de financiaci­ón obsoleto han abocado a la Generalita­t y a varias comunidade­s autónomas a una deuda que, sólo en hospitales concertado­s y farmacias catalanas, asciende a más de 1.300 millones de euros, cuyo pago ha sido calificado de bono basura por las agencias internacio­nales de valoración. Para hacer frente al grave problema, el Gobierno constituyó un fondo de liquidez que reparte mensualmen­te, así como otro extraordin­ario de más de 3.000 millones que, en el caso de Catalunya, está sujeto al cumplimien­to de unas condicione­s extraordin­arias. La transferen­cia aprobada ayer correspond­e al FLA ordinario del mes de noviembre y servirá para pagar las facturas del mes de julio. Se trata, por tanto, de un enfermo al que se aplica el gota a gota y que, además, ahora está condiciona­do al cumplimien­to de unas normas muy estrictas, lo que para la Generalita­t supone una intervenci­ón de facto de la autonomía y que ayer mismo el presidente en funciones, Artur Mas, calificó de “vergonzant­e”.

Por supuesto que estas condicione­s sobrevenid­as para Catalunya son la respuesta de la Administra­ción central a la resolución rupturista por la independen­cia aprobada por el Parlament salido de las elecciones del pasado 27 de septiembre y también forman parte de la precampaña electoral para el próximo 20 de diciembre. Asimismo, es la evidencia de que el sistema de financiaci­ón autonómico ha hecho aguas por todas partes y el FLA es un paño caliente que el Gobierno utiliza con fines recentrali­zadores. Con las autonomías endeudadas hasta decir basta, el sistema territoria­l español se ha venido abajo. Al futuro gobierno le queda la ardua tarea de reconstrui­rlo.

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