Hemingway contra Dos Passos
El documental ‘Robles: duelo al sol’, de Sonia Tercero, relata la ruptura entre John Dos Passos y Ernest Hemingway a causa de la lealtad del primero hacia su amigo, el profesor español José Robles, asesinado durante la Guerra Civil
Ernest Hemingway, escritor predilecto de Estados Unidos y referente de la mitad de la profesión periodística mundial con aspiraciones novelescas, era un humano de moralidad mejorable. Por así decir. En Hemingway contra Fitzgerald (Siglo XXI Editores), Scott Donaldson ilustra con detalle su discutible comportamiento con Francis Scott Fitzgerald, tras haberse procurado sus contactos, su amistad y su consejo cuando trataba de abrirse camino en la literatura, para después mostrarse atormentado por la envidia del talento ajeno y dominado por una ansiedad de gloria literaria digna de mejor causa. Robles: duelo al sol es un documental de Sonia Tercero centrado en la figura de John Dos Passos (Chicago, 1896 Baltimore, 1970) y en cómo su lealtad hacia el malhadado profesor de la Universidad Johns Hopkins de Baltimore José Robles acabó con su amistad con Hemingway durante la guerra civil española, conflicto en el que el Nobel dejó ver su inclinación a anteponer la épica a la ética.
José Robles (Santiago de Compostela, 1897–Valencia, 1937) regresó en julio de 1936 a España para disfrutar de las vacaciones estivales y se encontró con el golpe de Estado fascista. Se puso a disposición de la República, ofició como jefe de la oficina de prensa internacional, fue asignado a la legación rusa como traductor y un día, apenas cuatro meses después de iniciada la guerra, desapareció sin dejar rastro.
“Cuando empecé a investigar, descubrí que Robles tuvo grandes amigos como John Dos Passos, al que conoció en 1916, cuando este vino a estudiar español, y en ese momento también conoció a Julio Álvarez del Vayo, que luego serían personajes determinantes. Por eso, la historia se centra en la amistad y la lealtad de John Dos Passos con José Robles y con su familia”, explica la directora del documental. En 1937, unos meses después de perderse la pista de Robles, “cuando Dos Passos empieza a investigar la desaparición, se convierte en un amigo incómodo para Hemingway, que le reprocha su interés por encontrar a Robles cuando en la guerra moría mucha gente. Dos Passos le replicó que era su amigo, lo habían sido en Estados Unidos durante más de 16 años, se carteaban de continuo y Robles iba a menudo a Virginia a verlo a su casa en la desembocadura del Potomac”.
Pero ¿qué irritaba tanto a Hemingway del empeño del autor de Manhattan Transfer por dar con su amigo? “Son dos maneras muy distintas de ver el mundo que siguen reproduciéndose en todos los conflictos: por quién decantarse, por una causa política o por ayudar a las personas. Y creo que en ese sentido, Dos Passos, también por su formación –tenía una educación muchísimo más extensa y más humanista que la de Hemingway– estaba interesado en conocer cómo repercutían los grandes momentos históricos en la vida de las personas. Es lo que le movía, el interés humano, que, por otro lado, también es un interés muy periodístico”.
No averiguó nada y cuando en 1939 regresó a España, en Valencia descubrió que la viuda de Robles, Marga, apenas tenía para comer. Dos Passos la convenció de reclamar el seguro de vida que su marido había contratado en Baltimore. Pero había un obstáculo. De la detención, encarcelamiento y muerte de Robles no había ninguna constancia documental. “Alguien se preocupó de borrar toda constancia”. Para cobrar el seguro, la viuda necesitaba un certificado de defunción, “y todos los amigotes de ambos en puestos importantes, como Álvarez del Vayo, ministro de la Guerra, se quitaron de en medio. Imagino a Dos Passos con una ansiedad creciente, viendo que ni lo recibían. Él sentía que estaba persiguiendo
Hemingway reprochó a Dos Passos semejante interés por Robles en mitad de una guerra “Son dos concepciones del mundo: la causa política o las personas”, dice la directora
algo justo, que acaba convirtiéndose en una obsesión. Veía que algo raro pasaba. Mi conclusión es que el asunto de Robles fue un caso que se les fue de las manos”.
Entonces, ¿qué pasó con Robles? Fue detenido y encarcelado mientras trabajaba como traductor y secretario del embajador ruso Marcel Rosenberg. Lo encerraron en la llamada Cárcel de Extranjeros de Valencia –donde los republicanos recluían a los brigadistas; es decir, una cárcel de presos políticos–. “En ese momento, los rusos estaban replicando en el bando republicano español las purgas que el estalinismo estaba haciendo en Moscú. Hasta habían creado su propio servicio secreto paralelo. A la gente que no les interesaba se la quitaban de en medio”. Y en Robles se daba una combinación temible. Por una parte, como traductor y secretario de Rosenberg, tenía acceso a información comprometida. Por otra, su hermano Ramón era leal al bando golpista y, detenido por el gobierno legítimo, José Robles hubo de interceder para su liberación. Ramón juró entonces adhesión a la República, pero acabó huyendo y uniéndose al ejercito fascista de Franco.
Sobre si fue la paranoia estalinista o la actuación de Ramón Robles como quintacolumnista lo que causó la muerte de José Robles hay teorías opuestas. “Ignacio Martínez de Pisón (autor del libro Enterrar a los muertos, donde aborda el caso Robles)considera que fueron los rusos, mientras que Paul Preston le echa la culpa al hermano”, dice Sonia Tercero, que ha incluido en su película el testimonio de ambos investigadores. “También acudí a la familia del hermano, de Ramón, y en el documental habla Carmen, su hija pequeña. Sostiene que los hermanos tenían muy buena relación, y de hecho, es cierto que cuando Pepe conoció a John Dos Passos en el tren, volviendo de Toledo, en 1916, regrenado saba de visitar a su hermano, que estaba en la Academia Militar de Toledo”. En todo caso, en el testimonio de la familia Robles Segura, la afecta al bando nacional, hay contradicciones. Aseguran que “Ramón nunca apoyó la causa republicana, y en cambio los documentos del Archivo de la Memoria Histórica demuestran que sí, y que eso le sirvió para no presentarse el día de su juicio alegando que se ha ido al frente de Teruel. Pero lo que hizo fue escaparse”. A pesar de su filiación franquista, los Robles Segura, tras la desaparición de José, se preocuparon por su hijo Coco, que luchó en el frente del Ebro y por entonces estaba en la cárcel en Zaragoza y había sido conde- a muerte. ”La familia Robles Segura mantiene que Ramón intentó sacarlo de la cárcel y evitar su fusilamiento, pero al final no llegó a tiempo o sus influencias no funcionaron”, explica Sonia Tercero. “Es la historia de dos vidas, dos hombres: el idealista y el hombre de orden, y al final, en una situación límite, el que se salva es el que sabe buscarse la vida, y el que no logra sobrevivir es el que está menos preparado, el más intelectual, el que sigue defendiendo hasta el final una causa”.
Dos Passos siguió velando toda su vida por los Robles Pazos, afincados finalmente en México. Nunca volvió a España ni quiso saber de los españoles. En la trágica desaparición de Robles hay un elemento de crueldad añadido: El joven profesor supo que corría peligro y trató de volver a Estados Unidos. La Universidad Johns Hopkins conserva las cartas de septiembre de 1936 en las que Robles suplica al decanato que lo reclame para iniciar el curso y así el gobierno español le permita partir. Barruntaba, desde Valencia, que algo no iba bien. En Baltimore conservan las misivas nerviosas y el resquemor de no haber rescatado a uno de los suyos, asesinado por la paranoia totalitaria de aquellos a los que quiso defender. Muerto, no por una causa, sino a manos de ella.
El asesinato de Robles fue fruto de la paranoia estalinista o la adhesión fascista de su hermano Como le ocurrió a Orwell, el caso Robles apartó a Dos Passos de la causa española