La reforma constitucional se impone
Un 49% cree que cambiar la Constitución podría satisfacer las demandas catalanas
La reforma de la Constitución se impone como la vía preferida por los catalanes para ver satisfechas sus demandas de más autogobierno en el nuevo escenario tras las elecciones del 27 de septiembre. Concretamente, un 49,4% de los consultados por Feedback cree que si se reforma la Constitución, los catalanes podrían ver reconocidas sus reivindicaciones y mejoraría el encaje entre Catalunya y España. Y paralelamente, sólo un 23,2% (diez puntos menos que en septiembre pasado) sostiene que ya “es imposible recuperar puntos de encuentro y la única salida es la independencia de Catalunya”. Sin olvidar un inamovible 21% que considera innecesario reformar la Constitución y cree que basta con interpretarla de manera distinta.
Lo relevante de estas cifras es que hasta un tercio de los votantes de Junts pel Sí (y casi el 40% de quienes votarían la independencia en un referéndum) apostaría por la reforma constitucional como la fórmula para resolver el contencioso catalán, un porcentaje que se eleva al 49% entre los electores de la CUP. Además, esa tercera vía entre inmovilismo y ruptura tendría el apoyo de más de la mitad de los electores de Ciutadans, del 74% de los del PSC y de más del 80% de los de Sí que es Pot (CSQP) o Unió. Só- lo entre los votantes populares son mayoría los partidarios de no tocar la Constitución (un 60%), aunque un reseñable 30% se inclina por un cambio constitucional como salida al conflicto territorial.
Este avance de las preferencias por una vía pactada coincide con un incremento de las expectativas de diálogo con el Gobierno central tras los comicios del 20 de diciembre. Quienes confían en esa posibilidad se sitúan ya en el 49%, mientras que los escépticos han caído seis puntos desde septiembre y suman ahora el 40% de los consultados. De hecho, entre los votantes de todas las formaciones, salvo JxSí, es mayoritaria la creencia de que aún hay posibilidades de diálogo.E incluso entre los electores de Artur Mas, un 30% todavía ve opciones de negociación con Madrid tras los comicios, un porcentaje que roza el 53% entre los votantes de la CUP.
Paralelamente, la convicción de que la independencia es un objetivo viable tras el resultado del 27-S sólo alcanza hoy al 41% de los consultados, mientras que un 55% piensa lo contrario. Aquí, sin embargo, la división entre los votantes es muy clara: un 80% de los electores soberanistas cree que la separación es viable con el voto del 27-S, y ese mismo o superior porcentaje, pero en sentido contrario, se registra entre los votantes del resto de formaciones.
En este contexto, y ya con relación a la hoja de ruta soberanista y a la coyuntura política, el sondeo detecta un aumento en cinco puntos del rechazo a una declaración unilateral de independencia (DUI), que supera ya el 37%. Y además, otro 47% sólo respaldaría una
Quienes creen que la única salida es la independencia han pasado del 33% al 23% Un 33% de los votantes de JxSí y la mitad de los de la CUP optan por la reforma constitucional Más del 60% cree que el president ya ha cedido demasiado y rechaza un acuerdo con la CUP
DUI con una mayoría superior al 50% de los votos de los ciudadanos (o de los votos y los escaños). Y estas cifras cobran especial significado entre los votantes soberanistas: un 40% de los electores de JxSí y un 50% de los de la CUP sólo apoyarían la DUI con una mayoría de votos de los ciudadanos y otro 22% y 25%, respectivamente, exigiría como mínimo más del 50% de las papeletas y los escaños.
Al mismo tiempo, el respaldo a la resolución aprobada por el Parlament para iniciar la “desconexión” con España y desobedecer las sentencias del Tribunal Constitucional sólo cuenta con el apoyo del 37% de los consultados, frente a más del 60% que la rechaza. Y aunque la mayoría de los votantes soberanistas respalda esa declaración, uno de cada cinco electores de JxSí o de la CUP no la apoyan. De hecho, más del 61% de los consultados opina que Artur Mas ha cedido demasiado ante las exigencias de la formación anticapitalista para intentar que votaran su investidura. Y esa creencia alcanza incluso al 45% de los votantes de JXSí (y, paradójicamente, a uno de cada cuatro de la CUP).
En este sentido, una mayoría muy nutrida (superior al 65%) rechaza que Artur Mas sea investido con los votos de la formación anticapitalista (y sólo un 29% lo apoya). Y aunque por motivos seguramente muy distintos, la mayoría de los electores de la CUP (66%) coincide con los del resto de las formaciones (salvo los de JxSí) en ese rechazo (que alcanza o supera el 90% entre los seguidores de Ciutadans, PSC, Sí que es Pot o el PP). Incluso un 27% de los votantes de Artur Mas cree que la CUP no debe prestar sus votos para que el actual president en funciones sea reelegido.
El descontento ante las primeras actuaciones políticas tras el 27-S se extiende a la propia elección de la presidenta del Parlament, Carme Forcadell. Sólo un 34% opina que la expresidenta de la ANC es una buena opción para presidir el Parlament de Catalunya, frente a un 54% que cree lo contrario. Y lo más significativo de las reticencias hacia Forcadell es que uno de cada cinco votantes de su propia lista, un tercio de los de la CUP y más del 66% de los de CSQP (que apoyó su elección con cinco de sus 11 escaños) no considera que su presencia al frente de la Cámara catalana sea una buena opción.
Una de las pocas cosas que apenas han cambiado es el respaldo a la celebración de un referéndum para decidir sobre la independencia de Catalunya, que era del 79,2% en septiembre y es del 78,8% hoy. Y que cuenta con el respaldo de la mayoría de los votantes soberanistas (algo previsible), pero también del PSC (72%), C’s (63%) o CSQP (98%). En cambio, el rechazo a la independencia (que registró un empate en torno al 45% con las posiciones a favor en el anterior sondeo de Feeback) vuelve a ponerse por delante, con una ventaja de tres puntos sobre el sí. Un 48,7% votaría hoy contra la separación de España, mientras que un 45,5% lo haría a favor. En términos absolutos, y con una participación estimada del 78%, dos millones de electores votarían no a la independencia y casi 1.900.000 elegiría la papeleta del sí.
Finalmente, la encuesta pregunta a los catalanes cómo creen que acabará el proceso soberanista, y ahí la distancia entre los deseos y la realidad cobra su auténtica dimensión. Sólo un 14% de los consultados (y un 30% de los votantes soberanistas) cree que finalmente habrá declaración de independencia (seis puntos menos que en septiembre), frente a un 32% (cinco puntos más que hace dos meses) que piensa que el conflicto se cerrará con una mejor financiación para Catalunya y un reconocimiento de su identidad cultural. Se mantiene, sin embargo, intacto por encima del 31% el contingente de ciudadanos que auguran un enfrentamiento permanente entre la Generalitat y el Gobierno central.