Un Valencia a la deriva
La compra del club por Peter Lim no ha logrado relanzar el proyecto deportivo
El Barça se enfrenta hoy al conjunto valencianista, que se encuentra en plena crisis a causa de la destitución del entrenador, Nuno Espírito Santo, sustituido por el inglés Gary Neville, y de una gestión de su propietario, Peter Lim, que, tras una entrada en el club cargada de ilusiones, ahora despierta las dudas de la afición.
Algunos hablan de espejismo. Otros, directamente, de ilusión frustrada. Los hay que reflexionan aduciendo un problema de identidad entre la institución y sus gestores. Es lo que se comenta en los foros valencianistas una vez confirmado que la expectativa creada hace algo más de un año en el Valencia CF no se ha cumplido. Fue el sueño alentado, con ciertos toques de populismo, por el expresidente Amadeo Salvo; el mismo que fraguó la venta del club al millonario singapurense Peter Lim, hombre, ante todo, de negocios. Y el mismo que incorporó a Nuno Espírito Santo como gestor de un proyecto manoseado ahora en beneficio propio por Jorge Mendes, intermediario y comisionista de jugadores así en Valencia como en el resto del mundo.
El Valencia CF, pasado el tiempo, ha vuelto al diván, el mismo al que acudió tras la caótica gestión de Juan Soler, hombre arruinado que a punto estuvo de llevar al Valencia a la quiebra financiera y deportiva. Porque del sueño se ha pasado a la decepción. El proyecto de Lim, Nuno y Mendes encontró alimento en los decentes resultados de la pasada temporada, que clasificaron al equipo para la Liga de Campeones. Pero no eran pocos los que observaban que al proyecto le faltaba identidad; más aún cuando se diseñó la actual campaña. En lo deportivo se aceptaron fugas y fichajes que, a juicio de la afición, no podían responder a las expectativas. Y se produjo un claro divorcio entre jugadores y entrenador que han acabado por expulsar a Nuno e incorporar a Gary Neville.
El nuevo técnico, cuyo hermano Phil ya ejercía de asistente, apenas reúne experiencia como gestor de un grupo futbolístico, pero tiene intereses, y algún negocio, con Peter Lim en Inglaterra. Al respecto, la afición valencianista se pregunta si el Valencia no está siendo objeto de cierta mercantilización, con Jorge Mendes siempre a la sombra, y si el equipo directivo ha olvidado tejer fuertes complicidades con la afición y con la sociedad civil valenciana. Todo este trabajo se ha dejado en manos de Lay Hoon, presidenta del club y mano derecha de Lim. Ella, abierta la crisis de Nuno, llegó a decir en una rueda de prensa que “estoy bastante harta de que hablemos de Mendes; si Mendes controlara el club Nuno no se habría ido”.
El Valencia sigue siendo un club frágil en lo financiero. Lim aportó liquidez para afrontar parte de la abultada deuda, refinanció con Bankia 256 millones de euros y prepara una ampliación de capital para obtener otros 100 millones con los que regar de liquidez las depauperadas cuentas de la institución. Operación que, en buena lógica, hará perder valor a las acciones que ya tienen decenas de miles de accionistas. La afición, y la sociedad civil, especialmente la política, agradeció que Peter Lim comprara, con unas condiciones inmejorables, el club. Porque el empresario resolvía así un problema que la clase política, y en especial el PP, temía que le estallara en las manos.
Pero ahora, un año y medio
JORGE MENDES Crecen las críticas de la prensa y la afición contra la gestión en el club de este intermediario
después, vuelven todos los interrogantes. En una casa donde la afición es tremendamente exigente con sus jugadores, entrenadores y presidentes. Y no son pocos los que temen que el remedio buscado con Lim acabe siendo peor que la enfermedad. Por eso, los resultados van a ser, más que nunca, decisivos en el club.