La Vanguardia (1ª edición)

Los temas del día

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La reapertura de La Bonne Bière, uno de los bares que sufrió los atentados de París, y la emigración de los jóvenes en busca de oportunida­des.

Àla Bonne Bière, uno de los bares y restaurant­es atacados en los atentados del pasado 13 de noviembre en París, reabrió ayer sus puertas. Es el primero de los locales golpeados aquella noche por el fanatismo yihadista que reemprende la actividad. Sobre el toldo, una pancarta reza “Estoy en la terraza”, a modo de respuesta a un terror que trata de amedrentar­nos. Junto a la puerta, en la pizarra negra donde solía anunciarse el menú, se lee ahora un mensaje en recuerdo de las víctimas de los atentados y otro de gratitud a cuantos han ayudado a superar el trance. Porque la vida sigue. Con mayores índices de riesgo, ante los que conviene adoptar medidas de seguridad suplementa­rias. Pero sigue.

También ayer se reunieron en Bruselas los ministros del Interior de los 28 países de la Unión Europea. Sobre la mesa, dos grandes temas: la adopción de medidas comunitari­as para combatir el terror y la gestión de la crisis de los refugiados. Y, a modo de telones de fondo, uno muy vigente, como es el debate sobre el equilibrio entre seguridad y libertad, y otro estructura­l, como es el proceso de convergenc­ia europea. Este último proceso atraviesa desde años atrás horas bajas. Pero, paradójica­mente, no se descarta que pueda recibir nuevo impulso en estos tiempos convulsos.

La reunión de ayer tuvo un preámbulo negativo: Dinamarca rechazó el jueves avanzar en la integració­n europea. El referéndum convocado por el Gobierno danés para decidir si el país cedía más competenci­as a Bruselas en materia de Justicia e Interior lo ganaron los partidario­s del no con el 53% de los votos.

Pero en la reunión de ayer en la capital belga, donde se abordaron temas como el registro comunitari­o de pasajeros y la revisión temporal del tratado de Schengen, se apreció un clima más propenso al acuerdo. Los ministros del Interior acordaron aprobar la aplicación del llamado Registro de Nombres de Pasajeros. Gracias a este mecanismo, los estados miembros del la UE podrán compartir informació­n sobre los viajeros. Aunque la medida afecta a todos ellos –y no sólo a los sospechoso­s–, el objetivo, obviamente, es prevenir y abortar las acciones terrorista­s. Hubo discusión respecto al tiempo que se podrían almacenar los datos relativos a los viajeros, y al final se acordó que sería por seis meses. Falta tan sólo que la Eurocámara sancione el acuerdo, pero todo indica que no habrá problemas mayores para ello. Y que el acuerdo de ayer, que culmina un proyecto iniciado hace cinco años, constituye un importante paso al frente en la coordinaci­ón de políticas y la formación de un frente amplio contra el terror.

En la reunión de Bruselas, los ministros del Interior debatieron también sobre algunas partes del código Schengen, que regula la libre circulació­n de personas por Europa. El objetivo del debate era aceptar la posibilida­d de suspenderl­as temporalme­nte, hasta por dos años, como medida para que los países que así lo deseen puedan modular de modo razonable los flujos humanos generados por la crisis migratoria.

La actual coyuntura ha situado a Europa ante decisiones que, en circunstan­cias normales, quizás hubiera preferido evitar, pero que ahora son necesarias para garantizar su viabilidad. Hay, pues, que tomarlas. Y, a poder ser, de modo consensuad­o. “Es la hora de reencontra­rnos, de estar juntos y unidos, y de avanzar para no olvidar”: así termina la nota escrita desde ayer en la pizarra del bar parisino À la Bonne Bière.

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