La Vanguardia (1ª edición)

París se rinde al bailarín Benjamin Millepied

El director de danza de la Ópera y marido de Natalie Portman cambia esquemas

- ELIANNE ROS Barcelona

Benjamin Millepied reúne todos los elementos para seducir. Bailarín y coreógrafo de talento, bellas facciones de aire latino acompañada­s de un cuerpo de atleta, célebre por méritos propios –fue estrella del New York City Ballet y coreógrafo del filme El cisne negro– y por matrimonio –está casado con la actriz Natalie Portman–, no es de extrañar que el actual director de danza de la Ópera de París haya sido elegido hombre más sexy del mundo por los lectores de la revista Glam’mag.

A los 38 años, Millepied atraviesa uno de los momentos más dulces de su carrera, que le ha llevado a mudarse a la capital francesa con su famosa esposa y el hijo de ambos, de 4 años, bau- tizado Aleph (primera letra del alfabeto hebreo) en honor de los orígenes judíos de su madre. Pero no piensa dormirse en los laureles. Tras el éxito de su primer espectácul­o, ha dejado claro que piensa dar un buen meneo a una institució­n cultural tan prestigios­a como anquilosad­a. Ni el peso de las molduras doradas del edificio de la Ópera Garnier –con un cuerpo de 154 bailarines y 1.700 empleados– ni el renombre de sus antecesore­s, entre los que figura el mítico Rudolf Nureyev, parecen impresiona­rle demasiado.

Nacido en Burdeos e hijo de una profesora de danza contemporá­nea y de un deportista, ha seguido una trayectori­a poco ortodoxa. De niño vivió unos años en Dakar (Senegal), donde su madre abrió una academia, etapa que marcó su concepción lúdica y abierta del lenguaje corporal. De regreso a Francia, estudió en el Conservato­rio de Lyon y a los 16 años se fue con una beca a Nueva York, donde acabó siendo la estrella de una de las compañías más reconocida­s del planeta.

Su vida dio un vuelco en el 2009, cuando el director Darren

Imagen de Yves Saint Laurent, ha sido elegido hombre más sexy del mundo por la revista ‘Glam’mag’

Se ha propuesto abrir a la diversidad el ballet, reclutando futuros talentos en barrios de inmigrante­s

Aronofsky le llamó para participar en el thriller psicológic­o El

cisne negro como coreógrafo, para interpreta­r el papel de David y ayudar a la protagonis­ta, Natalie Portman, a ponerse en la piel de una estrella de ballet. El filme los unió sentimenta­lmente y catapultó las carreras de ambos. Ella ganó el Oscar a la mejor actriz y a él le llovieron los contratos publicitar­ios, desde Air France hasta Yves Saint Laurent. Como imagen del perfume L’Homme Libre, Millepied ha sucedido a actores de la talla de Olivier Martinez y Vincent Cassel.

Tras casarse con Portman, se trasladó a Los Ángeles, donde fundó su propia compañía. Hasta que el director de la Ópera de París, Stephane Lisser, le propuso ser el director de danza, cargo que ocupa desde hace una año. Nada más llegar, se sorprendió de que todos los bailarines fueran blancos y entre los criterios de selección se exigiera un “físico perfecto”. Uno de sus primeros objetivos consiste en “abrir a la diversidad” el ballet reclutando futuros talentos en los barrios de inmigrante­s y acabar con la rígida jerarquía interna, que clasifica a los miembros del cuerpo de danza en cinco grados diferentes, como si de una institució­n militar se tratara. “Hay una rivalidad que no siempre es sana entre los bailarines. Me gustaría transforma­r todo eso”, declaró a París Match tras la gala de presentaci­ón de su primer espectácul­o, cuyo título

Clear, loud, bright, forward (claro, alto, brillante, hacia delante) es toda una declaració­n de principios. El acto recaudó 1,1 millones de euros para financiar sus proyectos de renovación, que permitirán por fin a la Ópera Garnier entrar en el siglo XXI.

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Una estrella. El bailarín y coreógrafo Millepied, en el inicio de temporada de la Opéra Garnier en París

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