La Vanguardia (1ª edición)

Vuelos de gravedad cero

Sevilla ofrecerá, por 7.000 euros, la posibilida­d de participar en la experienci­a de flotar en el espacio sin salir de la estratosfe­ra

- ADOLFO S. RUIZ Sevilla

Sevilla quiere ponerse a la altura de Las Vegas o Toulouse. En concreto, a mucha altura. Entre sus proyectos para atraer al turismo de lujo se encuentra la oferta de vuelos parabólico­s, o de gravedad cero, que permite a los pasajeros de un avión disfrutar de la sensación de flotar en el espacio sin necesidad de salir hasta la estratosfe­ra. El Ayuntamien­to firmará próximamen­te un convenio con la empresa Air Zero G, que ya se encarga de este tipo de vuelos en otras ciudades europeas.

El responsabl­e de turismo en la ciudad, Antonio Muñoz, aspira a que con estos nuevos productos “Sevilla se convierta en una referencia internacio­nal”. Desde hace décadas compite con Toulouse y Hamburgo para situarse como el principal centro aeronáutic­o europeo. Ahora quiere igualarse con ellas en la oferta de actividade­s novedosas relacionad­as con la aviación. La ciudad reúne las condicione­s para que se puedan realizar este tipo de experienci­as, ya que cuenta con dos aeropuerto­s cercanos (Jerez y Málaga) y Airbus tiene en Sevilla una de sus principale­s bases.

Será precisamen­te un Airbus 320 modificado modelo de avión que se utilizará para burlar a la gravedad y permitir que sus viajeros experiment­en la ausencia de gravedad. En la aeronave podrán embarcar hasta un máximo de 40 personas para unos vuelos que durarán dos horas. El precio por persona rondará los 7.000 euros. “Hay que rentabiliz­ar el ser punta de lanza aeronáutic­a con nuevos productos dirigidos al turista de alto poder adquisitiv­o”, asegura Muñoz.

Los vuelos de gravedad cero son habituales en Estados Unidos. Ciudades como Los Ángeles, Las Vegas, Houston, Nueva York y otra ofrecen este tipo de experienci­a, de las que ya han disfrutado personajes como el científico Stephen Hawkins, el músico Ozzy Osbourne o la modelo Kate Upton, que rodó un impactante vídeo durante uno de estos vuelos. En Estados Unidos el vuelo suele costar en torno a los 5.000 dólares por persona, precio en el que se incluye fotógrafo profesiona­l, rodaje de vídeo, certificad­o oficial de que se ha volado y la alimentaci­ón, antes y después de la experienci­a, que en este caso suele durar unas cinco horas.

Los vuelos parabólico­s para dar una sensación de ausencia de gravedad, como los que se van a implantar en Sevilla, reproducen una trayectori­a orbital. El avión hace primero un ascenso normal hasta una altura de unos 7,5 kilómetros y a partir de ahí inicia un ciclo de trayectori­as periódicas. Desde esa altura el avión asciende hasta unos diez kilómetros con una inclinació­n de 49 grados, momento en el que el pasajero siente una fuerza similar al doble de la gravedad terrestre. Es decir, actúa casi como un cohete y los pasajeros van literalmen­te pegados a las paredes acolchadas. El avión va tomando impulso para, a partir de un punto específico de ese ascenso, abandonars­e a una trayectori­a de vuelo libre.

La trayectori­a durante el vuelo libre es una parábola, como la que dibuja un balón de baloncesto al ser lanzado a canasta. Es en ese momento cuando se alcanza la sensación de gravedad cero. Al final de esa parábola, el avión empieza a descender con una inclinació­n de 45 grados, casi una caída en picado. El punto mínimo de esa trayectori­a coincide con los 7,5 kilómetros de altura en los que se inició la maniobra y, a partir de ahí, se vuelve a repetir el ciclo.

Sevilla compite con Toulouse y Hamburgo para situarse como el principal centro aeronáutic­o europeo

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