La Vanguardia (1ª edición)

Bertín, qué les das

- Susana Quadrado

Amuchos hombres les pasa con las mujeres lo que a muchas mujeres con los hombres: que tienen éxito. Nos referimos al éxito social, que del otro, aquel que se dirime entre las sábanas, mejor no hablamos. El dulce encanto de la seducción no es algo que se lleve incorporad­o de serie, normalment­e requiere trabajo, esfuerzo y dedicación. Aunque una cosa sí tenemos clara: precisa que el afortunado esté alojado en un buen chasis.

Por qué Bertín Osborne gusta tanto y a tanta gente es todo un misterio. Chasis nórdico, a sus 60 años, sí tiene, pero poco más. O más bien, mucho menos. Aun así el melifluo cantante de Amor Mediterrán­eo ha vuelto a la tele como un tsunami y consigue cada miércoles que le sigan el juego hasta cuatro millones y pico de personas. Y el audímetro no engaña. Es la gallina de los huevos de oro para una TVE pública sumida en horas bajas. Todo un incentivo para que la gente, siempre cotilla y encantada de meterse en el comedor de los demás, se inyecte su dosis de anestesia frente a la cruda realidad. ¿Qué les das, Bertín? Pensábamos, ingenuos, que España se había despojado de ciertas expresione­s rancias, o que las intentaba combatir. Pero héte aquí el triunfo sin paliativos de un jerezano que es la máxima expresión de la expresión rancia. Que por algo lleva un apellido de un veterano y magno brandy que es todo un símbolo. Español.

Bertín es el representa­nte fiel del machote ibérico que creíamos superado, ay, casi tanto como los chistes de Arévalo –con quien, por cierto, ha estado de gira hasta hace unos meses–. Dice lo que piensa y no piensa lo que dice. Un deslenguad­o que cae en gracia. Su mérito es hacer como que habla para no hablar de nada. Y todo con ese aroma machista y conservado­r que nos deja muertos y muertas de solo olisquearl­o. Cubre Osborne a la perfección su papel de donjuán trasnochad­o que nunca hizo papeles de mendigo, una condición esta última que en su vida ni ha olido ni olerá. A la vista de todos está ese casoplón en el que vive, y es conocida la abultada nómina que le paga ahora TVE por echarse unas risas con un invitado al que masajea en un programa que es la nadería más absoluta. (Abro paréntesis y una súplica: por favor, por favor, ¡basta ya de querer humanizar a los candidatos!)

Nos parece inspirado lo que se ha dicho de él estos días. En las distancias cortas, se comenta, Bertín huele a Varon Dandy, sabe a tinto y tiene el tacto grimoso de la franela. Quizá a la gente le gusta por su aparente campechaní­a y su proximidad. Y aquí entendemos por tal cosa abrirse de piernas en el sofá de su casa, echando una mano por el respaldo del sofá y la otra a la copa de vino mientras se cubre ciertas partes de la anatomía masculina con un cojín amarillo. Si los de Ikea ven el cojín... Y charlar con otro machote como él de... Pues de qué va a ser: de mujeres y de futbol. “Joder, joder, joder”. Y ver lo divertido que es demostrar que un hombre con todo lo que hay que tener no sabe hacer ni la o con un canuto en los fogones. Qué difícil es manejar una cocina de inducción: “Fabiola, ¿dónde estás? ¡Mira que soy paquete! Coño, coño”.

Es el triunfo del machote que campa a sus anchas en la nadería más absoluta

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain