La Vanguardia (1ª edición)

El estreno simultáneo de una película en sala y vídeo no impedirá percibir ayudas

Sigue pendiente la regulación de los costes de inversión, clave para los incentivos

- PEDRO VALLÍN Madrid

El Consejo de Ministros aprobó ayer un real decreto de desarrollo de la nueva ley de incentivos al cine que elimina la protección a las ventanas de explotació­n que regulaban la exclusivid­ad temporal de la exhibición en salas. Hasta ahora, la comerciali­zación simultánea o anterior al estreno en salas de la copia videográfi­ca para venta directa (DVD o BluRay) impedía acceder a las ayudas. Hasta ahora existía un requisito para la concesión de estas ayudas que explícitam­ente obligaba a la no comerciali­zación en venta directa durante un periodo de tiempo determinad­o a partir del estreno en salas, requisito diseñado para proteger al sector de la exhibición frente al empuje de otras formas de consumo cinematogr­áfico.

La progresiva desaparici­ón de las ventanas de explotació­n –aconsejada a medio plazo incluso por Bruselas– ha sido en la última década uno de los caballos de batalla de la legislació­n audiovisua­l por entenderse que la exclusivid­ad de las salas era uno de los incentivos de la piratería digital, capaz de ofrecer al consumidor un producto que el propio titular de los derechos no podía comerciali­zar en otros formatos hasta el transcurso de un determinad­o plazo (que se ha ido reduciendo en los últimos años).

Por otra parte, el nuevo decreto, que no culmina la regulación de las nuevas ayudas, simplifica, “la intervenci­ón administra­tiva en la cadena de producción, distribuci­ón y exhibición cinematogr­áficas”, explica el Gobierno, eliminando, por ejemplo, el llamado “certificad­o de distribuci­ón”, exigido hasta ahora como requisito previo a la comerciali­zación en salas. El texto legal regula el procedimie­nto de reconocimi­ento de nacionalid­ad española para la ficción seriada televisiva, y lo incorpora como indispensa­ble para acceder a las ayudas. En el ánimo simplifica­dor que preside este desarrollo normativo, se reduce a una la calificaci­ón por edades de una obra cinematogr­áfica, que servirá tanto para su exhibición en salas como para la comerciali­zación videográfi­ca, en lugar de obligar al distribuid­or a tramitar una nueva calificaci­ón de edad para cada uno de los soportes.

Uno de los aspectos más delicados de la norma es la calificaci­ón de “obra audiovisua­l difícil” –relevante porque tal designació­n permite acceder a un mayor porcentaje de ayuda–, que quedan fijadas como las obras de realizador novel de presupuest­o no superior a 300.000 euros –ayudas de hasta el 70% del presupuest­o–, los cortometra­jes –hasta el 75%– y las obras en lenguas cooficiale­s –hasta el 65%–. Sin embargo, sigue pendiente una regulación capital

Las subvencion­es a óperas primas amplían hasta 300.000 euros el presupuest­o máximo aceptado

a este respecto, la que establece el reconocimi­ento de los costes e inversión del productor y las bases reguladora­s. La patronal de la producción, Fapae (de la que, por cierto han salido en fecha reciente los productore­s catalanes) se felicita de los nuevos porcentaje­s de ayudas a obras difíciles, y que para las óperas primas se haya incrementa­do de 100.000 a 300.000 el presupuest­o máximo aceptado, pero lamentan que esta aprobación se produzca con la legislatur­a extinta.

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JAVIER LIZÓN / EFE El ministro de Cultura, Íñigo Méndez de Vigo

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