¡Que vienen los Gaudí!
72 películas competirán por alguna de las 22 candidaturas para los premios de la Acadèmia de Cinema Català
Andaba Isona Passola inquieta por su (mal) genio. Andaba preocupada la presidenta de la Academia del Cinema Català –el pasado jueves por la noche, en el Palau Robert, al final de la ceremonia de proclamación de las películas candidatas a los Gaudí– porque sabe que el genio, malo o bueno, como la gordura, se amplifica en televisión. Y luego se deforma. El estallido frente a las cámaras, había sido por las subvenciones. O mejor dicho, por la idea que, desde fuera del sector del cine, se tiene de ellas. “¡Cómo se atreven a decir que estamos todos subvencionados!”, dice la presidenta, que está luchando como productora por levantar la financiación de Incerta glòria, dirigida por Agustí Villaronga.
Pero Passola recompone la figura y sonríe cuando se refiere a las películas candidatas, mientras saluda a unos y otros. “Este año ha sido sorprendentemente bueno”, dice. “Los académicos y las académicas –siempre es muy cuidadosa en esto del género– lo van a tener difícil” .
Son en total 72 películas las que compiten por hacerse un lugar en los Gaudí que vienen. Unos premios que se concederán el domingo 31 de enero del próximo 2016 en una gran gala presentada y –en buena medida– ideada por Rossy De Palma.
Son, desglosados por tipos y géneros, 36 largos de ficción; 10 documentales –se presentaban 20: ha habido que seleccionar–, 5 largos para televisión, 10 películas europeas y 10 cortos, además de la única película que pasa directamente a la segunda vuelta: Atrapa la bandera en la categoría de animación, la única contendiente este año en tal categoría. Edmond Roch, uno de los productores de Atrapa la bandera, es también vicepresidente de la Academia Española de Cine y quiere ser muy cuidadoso con el pantanoso asunto: “El problema es que, con estas acusaciones flotando en el ambiente, se puede descalificar a todo el sector de la producción”, señala Roch, que tiene a punto la segunda parte de aquel exitazo que fue Tadeo Jones.
Era la suya una sensación en buena medida compartida entre los más de 300 invitados que se apretujaban el jueves por la noche en los jardines del Palau Robert, ese edificio multiusos al final del paseo de Gràcia. Porque aquí nadie entiende la subvención como la lotería: algo que tiene que ver con la suerte. Ni con el trapicheo, aunque se pueda intuir a veces. La subvención, las subvenciones, son como la bendición de la lluvia fina que ayuda a que las cosas crezcan. El cine, por ejemplo. El jueves por la noche, en medio de las multitudes de The Shopping Night, tocaba cine y la fachada del Robert se reconvirtió, gracias a los focos y la alfombra roja, a los trajes de noche y los curiosos, en algo muy cinematográfico: como si fuera una película...
Marta Figueras, productora, defiende con pasión Game over, hasta el punto de que te señala con el dedo si no la has visto... Todavía. Juanjo Puigcorbé gasta un aire patricio, y estrecha manos con una aire de político avezado ¿a lo Nixon? Mireia Ros, la bella, le sacude y le dice que se va a cenar, ella y Maria Molins, y que si se van ya. Y se van, claro, un buen grupo. Con una profesora de cine de Carolina del Norte como agregada (cultural). Por ahí aparece Maria Ripoll, la directora de Rastres de sàndal y Ahora o nunca, uno de los taquillazos del año, y lo hace apresurada, con aire de llegar de Montreal o de por ahí: “No se hace caso a la comedia”, se queja. Y anuncia otra comedia, por insistir, que tiene que ver con karma y con imbécil, o con karma y gilipollas, dice, pero no quiere ser más concreta: “Va a ser taquillazo”.
La otra casi comedia de la noche es Barcelona, nit d’hiven ,de Dani de la Orden. Gemma Recoder, mestressa del Luz de Gas, sentencia: “Es mucho mejor que la anterior”, y Passola la escucha: “Cuando más me gusta una película es cuando todavía no ha empezado”, añade, aportando el pensamiento zen de la noche que uno entiende y comparte. Marta Baldó, del lado de los que animan la fiesta, ya no representa a Ada Colau en esta ceremonia. Ni la suplanta. Aunque se parece a la alcaldesa de Barcelona. Pero ya nadie la confunde: Baldó es ella misma, que con eso basta. Y sobra.
La entrega de los premios tendrá lugar el 31 de enero del 2016, con Rossy de Palma al frente