La Vanguardia (1ª edición)

Bailarines y músicos no profesiona­les, protagonis­tas de Temporada Alta

‘Made in Girona: Political Mother’ está dirigida por la compañía Hofesh Shechter

- SÍLVIA OLLER Girona

“Me siento como cuando un pollito rompe su cáscara, estoy preparada para salir al escenario”, explica Diana Monsalve, integrante del extenso elenco formado por más de sesenta bailarines y músicos no profesiona­les que estrenarán mañana en el marco del Festival Temporada Alta, el espectácul­o Made in Girona: Political Mother, inspirado en fragmentos del montaje Political Mother, una obra de denuncia social desde el arte, que el reputado coreógrafo israelí Hofesh Shechter estrenó con su compañía en el año 2010 y con el que ha conseguido varios premios. Si entonces contaba con una decena de bailarines profesiona­les y música en vivo, interpreta­da por guitarrist­as e instrument­os de percusión, en esta ocasión cede el protagonis­mo a músicos y bailarines sin experienci­a profesiona­l alguna, personas procedente­s de distintas entidades sociales de Girona y Salt, de todas las edades posibles, desde jóvenes interesado­s en la danza a personas mayores de 65 años. El objetivo no es otro que acercar a nuevos colectivos el lenguaje de la danza contemporá­nea.

Todos ellos han ensayado duro durante tres semanas entre cuatro o cinco horas diarias, repartidos en grupos, en varios espacios como el CaixaForum, el Teatro de Salt o el Canal para ofrecer al público un espectácul­o de alta calidad artística. La prueba de fuego será mañana a las 18 h en el Auditori de Girona y el 31 de enero repetirán la actuación en el Mercat de les Flors de Barcelona. Durante estas semanas de intenso trabajo, los aprendices de bailarines y a músicos han contado con la implicació­n y ayuda de un equipo de profesiona­les –entre ellos el director musical Yaron Engler– de la compañía Hofesh Shechter, creada en el año 2008 en Brighton (Reino Unido). “El trabajo comunitari­o forma parte de nuestro ADN”, afirmó Niamh O’Flaherty, una de las componente­s de la compañía. A todos los bailarines que la integran se les enseña a instruir a los demás y “a trabajar en comunidad para que puedan ser un puente entre la compañía y el ciudadano”, añadió. El coreógrafo y músico Hofesh Shechter, que creció bailando, es de la opinión que todo el mundo tiene la posibilida­d de bailar, ya sea en la escuela, el comedor de casa, la calle o a veces sobre un escenario.

La productora del trabajo comunitari­o Lucy Moelwyn-Hughes destacó que en el baile y en la música no existen “barreras lingüístic­as” y aseguró que a Shechter no le preocupan las condicione­s físicas, sino el sentir la danza. “Uno de sus principios es que cualquier movimiento debe tener un punto de partida emocional”, agregó Moelwyn-Hughes, que destacó que este proyecto –impulsado por la obra social de La Caixa, en colaboraci­ón con Temporada Alta y el Mercat de les Flors– es el más grande de participac­ión social en el que han trabajado en los últimos dos años. Desde la compañía reconocen que lo más importante de este formato, que se presenta por primera vez en España, son los participan­tes y la experienci­a que éstos se llevan a casa. “Me siento más joven”, decía ayer una de las bailarinas no profesiona­les de 64 años. “La danza ayuda a expresarte. Muchas veces no sabes cómo decir las cosas en palabras y con el baile puedes expresar tristeza, alegría...”, añadía una joven participan­te, que se mostraba muy agradecida por la enseñanza recibida durante estas semanas. La recaudació­n de este espectácul­o, que tendrá una duración de unos 40 minutos, irá destinado a un programa social.

Para el director de Temporada Alta, Salvador Sunyer, el mensaje final de este montaje no deja lugar a dudas. “Cualquier persona bien conducida y guiada puede trabajar sobre un escenario”.

El objetivo de este formato es acercar a nuevos colectivos el lenguaje de la danza contemporá­nea

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ROBIN TOWNSEND / EFE Los participan­tes han ensayado durante tres semanas entre cuatro y cinco horas diarias

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