La única decisión

Vaya por delante que lo de juez único suena a casposo. Pero el señor Francisco Rubio tomó la única decisión justa posible y lo hizo arremetiendo con rotundidad contra las tesis blancas. Haber perdonado al Madrid así de buenas a primeras habría supuesto un escándalo de dimensiones ciclópeas. Simple y llanamente habría significado aplicar el reglamento con distintas varas de medir, puesto que el Osasuna fue expulsado esta temporada de la Copa por un caso igual al del Madrid. Los argumentos balbuceados por Florentino Pérez no se sostenían ante el reglamento de la Federación. El conjunto blanco ha cometido una pifia histórica y debe pagar por ello. Claro que no mediaba la mala fe, claro que no querían sacar un beneficio extra por alinear a Cheryshev, pero una norma básica como la de no utilizar a futbolistas que están sancionados no se la puede saltar nadie a la torera. Ahora, que el personal no se lleve a engaño. Los tentáculos jurídicos del club blanco no han dicho su última palabra.

Florentino Pérez queda de nuevo a los pies de los caballos de su masa social

Todas sus esperanzas se depositarán en el Tribunal Administrativo del Deporte, menos previsible que el Comité de Apelación a la hora de resolver entuertos. Ahí pondrá el Madrid la presión para tratar de salir de este lío que le ha convertido en el hazmerreír del mundo del fútbol.

Ese será el último clavo ardiendo, expresión que gusta mucho en la casa blanca, para solventar este ridículo que pone de nuevo a Florentino a los pies de los caballos de su masa social cuando todavía no se han apagado los ecos de los gritos que pedían su dimisión en el clásico. Como no se lo arreglen le reclamarán daños y perjuicios.