La Vanguardia (1ª edición)

Una actriz emerge en el clan de los Flores

LA HIJA DEL CANTANTE ANTONIO FLORES Y NIETA DE ‘LA FARAONA’ DA VIDA A LA RECLUSA SARAY VARGAS EN LA EXITOSA SERIE DE TELEVISIÓN ‘VIS A VIS’

- XAVIER RIBERA

La flor que siempre quiso el cantante Antonio Flores en su jardín, como cantó en Alba –canción que dedicó a su única hija–, creció y ahora luce en el jardín interpreta­tivo español. “Tan bonita, tan morena, tan gitana como era…” y es la actriz Alba González Villa, más conocida por su nombre artístico, Alba Flores. Como también musicaba el popular autor de No duraría, padre e hija son como dos gotas de agua: “Y pude entender que eras un pedazo de mi piel, tan igual a mí”. De casta le viene al galgo y siendo una Flores no podía sino triunfar en la rama del arte que escogiera. Se inclinó a los 13 años –ahora tiene 29– por el arte interpreta­tivo y a fuego lento ha ido abriendo camino hasta convertirs­e en una valorada y prometedor­a actriz.

Alba Flores regresa ahora a la pequeña pantalla con la segunda temporada de la rutilante serie carcelaria Vis a vis, donde da vida a la reclusa Saray Vargas, una joven gitana que se enfrenta a una pena de cinco años de cárcel por homicidio. Compañera de celda y fiel escudera de la más mala de las reclusas del serial, no duda en complacerl­a por peligrosos y expeditivo­s que sean sus deseos; así, amenaza, empuña cuchillos e incluso mata, si se tercia. También está locamente enamorada de otra de las prisionera­s estrella de la serie, con la que cortó en la primera temporada, pero que quiere recuperar como sea.

En su primera temporada, la serie de Antena 3 tuvo un éxito apabullant­e, que acaba de ser reconocido con un Ondas al elenco femenino. Ahora se está rodando la segunda temporada, cuyo estreno está previsto en enero.

Alba es hija del cantante Antonio Flores, que falleció cuando ella apenas había cumplido los ocho años de edad, y de la productora de teatro Alba Villa. Los Flores han sido y siguen siendo una de las familias de artistas más renombrada­s de España. Un clan encabezado por la matriarca Lola Flores, y compuesto por un sinfín de genios: su abuelo Antonio González, el Pescaílla, sus tías Lolita y Rosario Flores, y su prima y también actriz Elena Furiase. Con semejante ADN, Alba parecía predestina­da al mundo de la canción, pero escogió otro derrotero

del arte, y ya de bien chica tuvo claro que lo suyo era ser actriz. Ha tenido varias ofertas para seguir los pasos de su padre y, aunque evita decir “de esta agua no beberé”, de momento no se ve como cantante. Aun así, ya existe un precedente en el año 2009, cuando grabó el tema de su progenitor No puedo enamorarme de ti para la banda sonora de la película de Roberto Santiago

Al final del camino, protagoniz­ada por Malena Alterio y Fernando Tejero. Pero, salvo esa excepción, Alba reserva su cante para la ducha.

Su carrera como actriz se ha forjado a buen ritmo: a los trece años estudió interpreta­ción y bien pronto se encaramó a las tablas de un teatro, con papeles en

El sueño de una noche de verano o Luna de miel en Hiroshima. Teatro que compaginó con distintas aparicione­s en algunas películas y series españolas como El Calentito, El comisario, Los mánagers o El síndrome de Ulises, donde compartió escenas con su tía Lolita e hizo de la hija de esta.

Su primer éxito llegó con Jamila, entrañable personaje secundario de El tiempo entre costuras, con el que la actriz se metió a los espectador­es en el bolsillo. Y ahora con Saray Vargas, Alba destaca en un papel principal que, de momento y a la espera de la inminente segunda temporada, ha cosechado buenas críticas y parece contar con el beneplácit­o de los espectador­es. La nieta de Lola Flores reconoce que, para interpreta­rla, además de fijarse en ejemplos de personas cogió referencia­s de animales porque el personaje se mueve en un plano muy instintivo y ella considera que privar de libertad a alguien así es como encerrar a un animal.

Alba confiesa que ha canturread­o en más de una ocasión canciones de su padre, de quien se declara fan; especialme­nte le gustan las de su primer disco, y se decanta por su faceta como letrista: “Las letras de sus canciones me parecen una joya”, asegura. Pero no se encasilla en un género determinad­o, le va todo tipo de música; en especial, la clásica, que usa para prepararse cuando tiene que actuar.

La primera de las nietas de Lola Flores guarda celosament­e su intimidad. Sabe del interés que despierta su familia en general, pero cierra a cal y canto cualquier informació­n relacionad­a con su vida privada. Cuando era menor de edad ya tuvo un temprano encontrona­zo con la prensa de papel cuché; publicaron unas fotografía­s suyas en topless, el asunto acabó en los juzgados y Alba fue debidament­e indemnizad­a. Escaldada desde entonces, del agua fría huye.

Alba lleva con orgullo el sello de los Flores. No le preocupa que la comparen con su abuela, la Faraona, a la que admira, aunque no cree que sus vidas sean nada comparable­s.

Alba admite que a veces canturrea temas de su padre, pero elige música clásica cuando se prepara para actuar

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La actriz de 29 años debutó en el mundo del cine en el 2005, en la comedia El Calentito, de la directora Chus Gutiérrez

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