La Vanguardia (1ª edición)

La reforma constituci­onal acentúa el inicio de campaña

El PP asume que deberá afrontar la modificaci­ón de la Carta Magna Homs planteará en Madrid una “independen­cia pactada”

- Enric Juliana Madrid

Al morir Franco, el 63% de los españoles no quería saber nada de la política

LA ESPAÑA DE 1977-78 La Constituci­ón se gestó con un 64% de españoles marcados por la Guerra Civil atrevía a declarar a los encuestado­res que sentía satisfacci­ón por la muerte del dictador. Pocos meses antes de su fallecimie­nto, en agosto de 1975, otra encuesta de Gallup indicaba que al 63% de los españoles no les interesaba “nada” la política. Todo juicio crítico sobre la transición debería tener en cuenta estos datos. No se puede criticar ese periodo histórico sin tener en cuenta cuáles eran las generacion­es en

El 15 de junio de 1977, fecha de las primeras elecciones democrátic­as después de la dictadura de Franco, el 64% de los españoles habían nacido entre los años 1890 y 1952. Un gran contingent­e de gente cautelosa. 21,8 millones de personas sobre una población total de 34 millones. Una gran masa social muy sensible al mantenimie­nto de la paz civil. Gente madura y trabajada, con un fuerte deseo de tranquilid­ad. Sobre esta contundent­e realidad demográfic­a se levantó la Constituci­ón de 1978.

Los mayores de 77 años, entonces el 3% de la población, aún recordaban la guerra de Marruecos. Los más ancianos electores de aquel 15 de Junio habían nacido antes de 1893 y se habían criado con los ecos de la pérdida de Cuba y Filipinas. A continuaci­ón venían los jóvenes de la Guerra Civil. Más de cinco millones de personas (16% de la población) nacidos entre 1894 y 1913, a los que el levantamie­nto militar del 18 de Julio de 1936 les sorprendió con veinte años cumplidos. Había muchas bajas masculinas en este contingent­e. El siguiente eslabón generacion­al estaba formado por los niños de la guerra, más numeroso que el anterior, por razones fáciles de imaginar. Seis millones de personas (18% del censo) nacidos entre 1914 y 1928. Su infancia estuvo marcada por los estragos de la guerra y los más mayores acabaron participan­do en ella, siendo aún adolescent­es o jóvenes imberbes. La quinta del biberón, especialme­nte numerosa en Catalunya. La batalla del Ebro. La más heroica y trágica contribuci­ón civil a la defensa de la República dejó una profunda huella psicológic­a. En 1977, los supervivie­ntes de aquella dramática experienci­a no querían perder la paz.

Seguimos pasando revista a los electores de 1977 y a los votantes de la Constituci­ón. Venían, después, los niños de la autarquía, nacidos entre 1929 y 1952. Criados entre estrechece­s, se hicieron mayores con el Plan de Estabiliza­ción. Más de nueve millones de personas, el 27% de la población.

Por orden de aparición en el escenario, cerraba el desfile de la transición, el batallón del cambio, el grupo de edad más interesado en una rápida democratiz­ación del país. Los más jóvenes y deshinibid­os. Los hijos del desarrolli­smo, nacidos después de 1953. Mejor alimentado­s que sus antecesore­s, jugaron con soldados de plástico y muñecas parlantes, se criaron con la televisión y tuvieron un mayor acceso a los estudios secundario­s y universita­rios. Protestaro­n contra las primeras medidas de selectivid­ad, corrieron frente a los grises, simpatizar­on, muchos de ellos, con las izquierdas clandestin­as, y recibieron de lleno las radiacione­s libertaria­s de Mayo del 68. Más de 12 millones de personas a principios de la década de los setenta, el 36% de la población.

El batallón del cambio no pudo participar al completo en las elecciones de 1977, puesto que se tenían que haber cumplido los 21 años para poder votar. La mayoría de edad a los 18 años fue establecid­a por un real decreto de noviembre de 1978, pocas semanas antes del referéndum sobre la Constituci­ón, a iniciativa del Gobierno Suárez, interesado en elevar la participac­ión en la consulta. El batallón generacion­al del cambio pudo votar la Constituci­ón, acentuando el sí. Un sí que fue especialme­nte intenso en Catalunya, gracias al restableci­miento de la Generalita­t y al emotivo regreso del presidente Josep Tarradella­s.

En 1977-1978, la mayoría de los españoles quería paz, tranquilid­ad, bienestar y libertad, por este orden. Catalunya no era una excepción en el interior del cuadro general. Una encuesta realizada por el Instituto Gallup inmediatam­ente después de la muerte de Franco arrojaba un resultado escalofria­nte: el 53% sentía dolor, pena y tristeza. Un 29% lo considerab­a una perdida irrecupera­ble. Sólo un 4% se escena, sus condicione­s materiales de vida y sus experienci­as biográfica­s.

Cuarenta años después, la tensión generacion­al vuelve a adquirir una notable intensidad política y electoral en España. Dos nuevos partidos de reciente creación parecen haber conquistad­o la preferenci­a de las generacion­es nacidas después de los años sesenta. Según el sondeo del CIS conocido esta semana, Partido Popular y PSOE no lograrían sumar más de la mitad de los votos el 20 de diciembre. Ciudadanos y Podemos podrían amasar el 34% de los sufragios, con tendencia al alza. Con esos datos en la mano, populares y socialista­s tendrían dificultad­es para controlar los dos

tercios de los diputados necesarios para reformar la Constituci­ón, reforma por la que abogan casi todos los partidos y a la que el PP ha dejado de resistirse.

De nuevo, el peso político de las generacion­es. En estos momentos, el mayor contingent­e electoral está formado por los ciudadanos nacidos después de 1974, educados en democracia, plenamente conectados a la esfera digital y muy identifica­dos con los valores europeos (y con la idealizaci­ón de los mismos). Son los que más critican y protestan ante el deterioro del país como consecuenc­ia de la crisis económica y la corrupción. Son los que en Catalunya con mayor intensidad se han adherido al independen­tismo. Son 12,3 millones de electores. El 35%.

Más cautelosos son los españoles que vivieron la autarquía y los niños de la guerra supervivie­ntes: 12,8 millones. 37%.

En medio, los reformista­s que nacieron después del Plan de Estabiliza­ción y ya tenían uso de razón política en la transición. Son 9,6 millones de electores. Un 28%. Posiblemen­te ellos decantarán la balanza de la reforma consitucio­nal.

LA ESPAÑA DEL 2015 Los nacidos después de Franco ya son el 35%; los más maduros representa­n el 37%

 ??  ??
 ??  ??
 ?? EMILIA GUTIÉRREZ ??
EMILIA GUTIÉRREZ

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain