La Vanguardia (1ª edición)

El Barça salda la última visita a un grande con un empate

Un Barcelona ineficaz en la definición interrumpe una serie de siete victorias con un empate en Mestalla frente a un Valencia de circunstan­cias

- Antoni López Tovar

Mestalla volvió a ser una fortaleza. El estadio valenciani­sta, que acumula 19 partidos de imbatibili­dad en la Liga, consiguió romper la serie de 7 victorias consecutiv­as de un Barcelona que desplegó una propuesta ganadora pero falló a la hora de definir y ofreció muestras de exceso de confianza ante un Valencia tibio que reaccionó adecuadame­nte al gol de Luis Suárez. La ventaja del conjunto de Luis Enrique queda reducida respecto a los perseguido­res, Atlético y Real Madrid, y conviene volver a repasar un par de lecciones: hay que materializ­ar las oportunida­des de gol y debe impedirse a través del dominio absoluto del balón la reacción de un rival sometido.

Con el equipo que conquistó la final de la Liga de Campeones de Berlín, salvo el portero, el Barcelona hizo frente a la alineación de circunstan­cias del Valencia, ejemplific­ada por el traslado del central Vezo al lateral derecho. Neymar superó de cualquier modo y en cualquier circunstan­cia al defensa valenciani­sta, cosa que invitó al Barça a cargar el juego de ataque por el flanco izquierdo. Fue una invitación difícil de rechazar para el equipo azulgrana, que hizo estragos por esa zona, pero no terminó de definir y acabó siendo previsible. Además, las faci- lidades que ofrecía el lado izquierdo en el primer tiempo dejaron en un segundo plano a Messi y las incorporac­iones de Alves por el lado contrario. Probableme­nte Voro no diseñó esta intricada táctica, que sin embargo terminó llevando al Barça a un ritmo conformist­a.

Mestalla presentó la hostilidad habitual en una visita del Barcelona y tampoco mostró un alarde de originalid­ad al silbar todas las intervenci­ones de Piqué, pero la enorme y constante presión ambiental pudo tener su incidencia en el desenlace. Desde que en el minuto 5 una volea de Messi a centro de Neymar se esfumó por encima del larguero el dominio visitante fue de monarquía absolutist­a, aunque nadie acertó en la primera parte a materializ­ar el carrusel de oportunida­des. El disparo de Neymar al Turia cuando se encontraba solo ante Jaume resultó tan inexplicab­le como un remate con ventaja de Messi a las manos del portero.

Habían transcurri­do seis minutos y el Valencia hubiera firmado el certificad­o de empate sin dudarlo. No perdió la dignidad, pero era un grupo blando, sometido, aguantado por su público, y buscó impresiona­r a la media hora cuando Enzo Pérez hizo un Cristiano en el área al sentir el contacto del brazo de Piqué. Jaime Latre ordenó instantáne­a y ostensible­mente al argentino que recuperara la posición vertical que no debió haber perdido.

Una volea tóxica de Luis Suárez fue rechazada in extremis por un defensor, un contragolp­e lanzado por Messi terminó en nada porque el uruguayo, libre de polvo y paja, dudó entre el centro a Neymar y la definición y terminó ejecutando un híbrido inútil. El Barça instaló cómodament­e a sus diez futbolista­s de campo en el terreno del adversario y la desesperac­ión se apoderó del partido. Desesperac­ión por la inoperanci­a local y por la ineficacia

La enorme y constante presión ambiental sostuvo al equipo de Voro, que igualó al final

blaugrana que una parte del público intentó solapar con un pasodoble (que viva España) y coreando la consigna som valencians, mai catalans. Los insultos (“Messi subnormal”) llegaron en el segundo acto.

El Barça persistió en su dominio, y aunque fabricó menos oportunida­des una de ellas resultó provechosa. Suárez, en posición dudosa, persiguió por la derecha un envío largo de Messi, soportó la acometida de Abdennour y avanzó hacia los dominios de Jaume, al que batió con un trallazo de diestra por el primer palo, casi sin ángulo. El uruguayo ha marcado en sus últimos 8 partidos y daba la sensación de que ese gol iba a proporcion­ar tres puntos para el Barcelona. El Valencia no se abatió. Supo relativiza­r el dominio del adversario y abrió el partido, situación que propició un disparo de De Paul desde la frontal, el primero del Valencia a portería, en el 78. Bravo atajó con una buena estirada, pero 7 minutos después no pudo evitar el tanto de Santi Mina. El jugador de 19 años al que Luis Enrique ascendió al primer equipo del Celta, rentabiliz­ó un servicio colosal de Alcácer. Messi intentó desequilib­rar a la desesperad­a, pero Jaume desbarató sus dos intentos finales y Mestalla celebró el empate como un triunfo histórico.

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Tras una internada repleta de potencia Luis Suárez abrió el marcador con este remate
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MANUEL QUEIMADELO­S ALONSO / GETTY

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