Benítez gana tiempo
La goleada atenúa las críticas, pero Rafa Benítez se llevó una pitada monumental
La victoria del Real Madrid ayer ante el Getafe con goles de Benzema, Bale y Cristiano, calmó los ánimos de una afición madridista que a pesar de todo mantiene sus dudas sobre el equipo y especialmente sobre el entrenador, Rafa Benítez, que recibió una sonora pitada al inicio del encuentro.
Florentino Pérez sólo necesitó poner los altavoces a medio volumen antes y al acabar el partido para acallar el conato de insubordinación. Nada que ver con la atronadora música del himno con que se despidió a los hinchas tras el 0-4 del clásico. La goleada enfrió los ánimos de los que venían con ganas de pedir la dimisión del presidente y el estado de ira dio paso a una tarde sosegada.
Los momentos más tensos se vivieron en los prolegómenos, cuando se cantó la alineación titular por los altavoces. La pitada fue grande para todos los jugadores, en algunos casos muy grande (casos de Danilo o Benzema), y descomunal para Rafa Benítez, que la soportó con estoicismo.
Se esperaba también cuánta gente iba a venir al estadio vestida de amarillo (la prenda con que la oposición a Florentino se quería hacer notar), pero no fueron demasiados. Unas decenas aparecieron con cartulinas amarillas en el fondo sur y pidieron la dimisión del presidente. Encontraron apoyos aquí y allá en diferentes partes de las gradas, pero en ningún caso obtuvieron el respaldo mayoritario del Bernabeu, como sí ocurrió durante el clásico. El momento no era el más propicio según la tradición futbolera. El equipo goleaba, se había gustado y quizás no era el momento de cortar las buenas sensaciones.
Por si acaso, y para conseguir que la epidemia no se extendiese, el grupo de la hinchada joven que Florentino Pérez ha trasladado al tercer anfiteatro del fondo norte salió raudo con gritos de ánimo al equipo para tapar el de los críticos al presidente. Son unos mil aficionados reclutados entre lo que se consideró la parte salvable de los ultrasur y otros a los que se les dio el carnet con unas condiciones bastante estrictas. Entre estas, se ve que resulta imprescindible la ciega obediencia a los dictados de Florentino. “Ahora más que nunca, te quiero”, fue su proclama, más bien cursi, cada vez que surgieron silbidos.
Sólo el muermo de la segunda parte encrespó un poco los ánimos. El público volvió a silbar cada pase retrasado. Arbeloa se llevó una gran pitada cuando apareció para sustituir a Danilo. Otro momento malo fue el gol del Getafe, que pilló a la defensa haciendo la estatua. Benítez acudió a la sala de prensa con mejor semblante. Al mal tiempo, buena cara. Preguntado por el ambiente hostil, comentó: “Sabíamos que no iba a ser fácil y el equipo demostró que sabía lo que había que hacer. Teníamos que estar concentrados. El partido se gestionó bien hasta el final”.
Luego, entró en el tema polémico de la no inclusión en la lista de Marcelo, que se quejó con un tuit: “Totalmente disponible”, dijo. Benítez se quitó el problema de en medio echándole la culpa al médico, el ya controvertido doctor Jesús Olmo: “Hablé con el médico y me dijo que no tenía el alta. Hoy (por ayer) se ha entrenado y lo ha hecho bien. Posiblemente estará contra el Malmö. Era precipitado ponerle contra el Getafe. Ya volvió antes y se lesionó. El médico dijo que no estaba apto y no hay más que decir”.
El “Florentino dimisión” volvió a oírse, pero esta vez no fue respaldado por todo el estadio