La yihad de los pasaportes
Las policías de la UE, tras la pista de sospechosos con documentos robados en Siria y Grecia
Alos servicios de inteligencia de las policías de la UE, que tratan de descubrir los nidos de yihadistas esparcidos por Europa que conforman el llamado ejército invisible del Estado Islámico (EI), se les ha sumado una nueva tarea: la detección de un supuesto gran flujo de extremistas que, dan por sentado, están entrando en el espacio Schengen con pasaportes robados en Siria y Grecia. En la ruta de estos terroristas figuran Catalunya, Holanda y Bélgica de forma remarcable.
La aparición en septiembre de 3.800 pasaportes sirios auténticos y en blanco procedentes de unas oficinas policiales de las provincias sirias de Raqa y Deir Ezzor –bajo control del Estado Islámico– y el tráfico clandestino de pasaportes y tarjetas de identidad griegas, también robadas, trae de cabeza a las unidades de inteligencia antiterrorista de la UE, que están convencidas de que yihadistas con experiencia de combate están usando estos documentos para entrar en el espacio Schengen. Fuentes de la dirección de coordinación antiterrorista europea informaron a La Vanguardia que esta entrada de terroristas se produciría de dos maneras. Una, mezclándose entre genuinos refugiados sirios y otra, suplantando identidades de sirios y griegos que aparentemente no proceden de las zonas de conflicto sino de países fuera de toda sospecha.
Son estos últimos, indican las fuentes, los que viajarían por su cuenta y con la documentación manipulada por rutas hasta ahora no sospechosas pero que han dejado pistas que apuntarían con claridad su paso por Catalunya, lo mismo que por Holanda y Bélgica. Las fuentes no quisieron precisar (pero no lo negaron) si la detección de algún sospechoso había tenido éxito y si estaba siendo vigilado para que condujera hasta células yihadistas ya constituidas. Esta “yihad del pasaporte” supone una faceta más del problema que representa el terrorismo global o la guerra que el Estado Islámico ha declarado a Occidente.
Todos los departamentos antiterroristas de la UE y de Estados Unidos siguen muy de cerca el incidente acaecido el pasado 18 de noviembre, cuando la Policía Nacional de Honduras detuvo a cinco ciudadanos sirios en el aeropuerto internacional Toncontín (Tegucigalpa) acusados de falsificación de documentos. El hecho, por inusual, encendió todo tipo luces en una alarma que se vio incrementada por la extraña ruta que habían seguido los detenidos, a los que no se acusa de terrorismo si no de manipulación de pasaportes. De hecho, esta detención se logró gracias a la gran colaboración internacional que se está produciendo estos días. Los portadores de los documentos fueron detectados a partir de una alerta remitida por las autoridades de Grecia que confirmaba el robo de los pasaportes.
Las investigaciones han determinado que los cinco sirios que usaban los documentos griegos habían pasado por Líbano, Turquía, Brasil, Argentina, Perú y Costa Rica, lugar donde estuvieron entre el 11 y 17 de noviembre, hasta llegar a Tegucigalpa para posteriormente dirigirse hacia San Pedro Sula con la intención de conectar con Guatemala y México para finalmente intentar entrar en EE.UU., aunque este último punto se pone en duda. De hecho, otras pesquisas en paralelo, siempre relacionadas con el flujo de los documentos robados son las que están apuntando hacia un papel muy destacado de Catalunya, Holanda y Bélgica en el paso de personas supuestamente procedentes del EI que usarían los aludidos pasaportes.
Las fuentes de la lucha antiterrorista insistieron en que su trabajo consiste en distinguir y localizar al portador del pasaporte manipulado y en seguir su pista para llegar a las células que les esperan. En ningún caso, matizan, la lucha antiterrorista pasa por perjudicar a los refugiados que huyen de la guerra. Se trata de un trabajo, destacaron, que se basa en la colaboración entre países y admitieron que se les complica con la detección de documentos dudosos en manos de refugiados que nada tienen de terroristas.