La Vanguardia (1ª edición)

¿Bailas? No te voto

- Joaquín Luna

Ya les anticipo a quien no votaré: al candidato que baile. Me da igual que sea en un mitin en Fregenal de la Sierra, en la Sexta o en la eventual reapertura del

Conocerte es amarte, baby, icono de la noche pamplonesa. ¿Vamos a permitir que la campaña se convierta en una boda de pueblo sin alcohol?

Un pueblo que baila mucho es un pueblo sandunguer­o y esto no gusta a los mercados. ¿Se imaginan a doña Botín bailando al terminar la junta de accionista­s del Santander para demostrar que es una banquera de proximidad?

–Un, dos tres, un pasito adelante, María, un, dos, tres, un pasito atrás.

¿Confiaría usted sus ahorros a un banco cuya presidenta baila aunque sea bien? Pues yo tampoco confiaré el voto a quienes se pongan a bailar durante la campaña. Miquel Iceta tenía un pase –cualquier signo de vida terrestre en Catalunya era bienvenido– y tuvo su gracia y su momento pero aquí y ahora se trata de enviar un inquilino a la Moncloa, residencia austera donde se come fatal, y no a la Casa Rosada, nombre que disculpa que Mauricio Macri se marcase unos bailes de divorciado en celo la noche de su triunfo electoral.

Como todo periodista frente a una columna en blanco, debería alumbrar un artículo trascenden­tal, solemne y moralista a fin de guiar al lector y sus dudas (que son muchas), desde la invocación de unos principios que para mi no tengo. Va a ser que no. Yo no me opongo al baile en la vida ordinaria, ni siquiera a los bailes de salón, pero me niego a que los candidatos agiten el cuerpo con desgana y sonrisa falsa en cada mitin porque eso legitimarí­a a cuantos buitres nos roban las chicas mediante el truco de que bailan bien (y, por tanto, aman bien, al decir de una leyenda urbana, carente de rigor empírico).

Un candidato tiene que guiarse por principios y si baila bien y va robando las chicas, ¿qué no robará?

Hay dos posibles parejas que tengo enfiladas y al primer baile les monto una campaña de prensa: Quico y Artur, Rufián y Tardà. Cada uno con su estilo, Diagonal arriba, Diagonal abajo, son de los que me levantaría­n la chica y a saber donde la llevan. Y lo peor nunca es eso, lo peor es la cara que se te queda por no bailar lo que sea pero bailar. Me pasó el jueves en Casa Camarón, Barcelona capital, y pasará muchas veces más. El cantaor tendía a bulerías y cuatro niñas –para entenderno­s: veinteañer­as y con pinta de compartir piso– pedían rumbas. Entre el arte y las niñas, el muy vendido les dio rumbas Y, a falta de otros varones, la más insensata me invitó a bailar. Naturalmen­te, perdí los comicios.

 ?? LAURA GUERRERO ?? Sánchez, bailando en la campaña catalana
LAURA GUERRERO Sánchez, bailando en la campaña catalana
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain