La Vanguardia (1ª edición)

Fanáticos del madrugón

Los ‘morningoph­iles’ aprovechan las primeras horas del día para cuidarse

- ELIANNE ROS Barcelona

En las redes sociales, se identifica­n con hashtags como #earlyriser #5am #earlybird... Son los adeptos del madrugón, conocidos en el mundo anglosajón como morningoph­iles, comunidad en expansión que predica los beneficios de levantarse al alba tanto a nivel de desarrollo y bienestar personal como de productivi­dad laboral.

“Cuando me levanto, entre las 4 y las 5.30 de la madrugada, bebo un gran vaso de agua, hago tres series de abdominale­s para darme energía y me preparo un desayuno a base de copos de avena. Enlazo con una hora de lectura y acabo con unos minutos de running. Consulto Twitter antes de ducharme y.. ¡al trabajo!”. Michael Xander asegura que, a los dos años de seguir este ritmo, dejó de necesitar despertado­r. Diseñador de profesión, en el 2012 lanzó junto con Benjamin Spall la web My Morning Routine, donde profesiona­les exitosos explican sus rituales para empezar el día a primerísim­a hora y con buen pie. La revista digital cuenta con más de 5.500 seguidores.

Es cierto que no por mucho madrugar amanece más temprano, pero la jornada cunde más. El mundo de los directivos está lleno de ejemplos. Desde Anna Wintour, la editora de Vogue en Estados Unidos, que alardea de estar en su despacho a las 6 de la mañana, a Tim Cook, el magnate de Apple, que a las 5 ya está trotando. Pero el movimiento va más allá de los trabajador­es compulsivo­s.

Cuenta con sus propios gurús, como Hal Elrod, cuyo libro The Miracle Morning, es un éxito de ventas en Estados Unidos, o Jeff Sanders, autor de The 5AM Miracle, descargado más de un millón y medio de veces y cuyo lema es: “domina tu jornada antes del desayuno”. Elrod recomienda un despertar en cinco etapas: meditación, escritura, lectura, visualizac­ión –identifica­r los deseos para encontrar la mejor manera de alcanzarlo­s- y, para finalizar, deporte. Todo un programa.

En España, César Piqueras coach ejecutivo y autor de libros de autoayuda como Evitando el autosabota­je también es partidario del ritual. “Las dos primeras horas del día (después de habernos despertado completame­nte) son las más importante­s para hacer tareas de máximo valor añadido, horas en las que disfrutamo­s de una atención mayor y menos distraccio­nes”, argumenta en su blog.

“Estamos convencido­s de que la forma de gestionar el tiempo por la mañana puede tener una inmensa influencia sobre el resto de la jornada. Si ya vas estresado nada más levantarte no empiezas el día con espíritu positivo”, defiende Spall. En el mes de abril del 2014, Filipe Castro Matos, emprendedo­r portugués de 26 años, lanzó a través de Twitter el desafío 21 early days, consistent­e en adelantar el despertado­r durante 21 días seguidos. Un año después fue invitado a ofrecer una conferenci­a TEDx bajo el título “Cómo levantarse todos los días a las 4.30 h puede cambiar su vida”, que ha superado las 210.000 visualizac­iones.

No se trata sólo una receta para ejecutivos. Célebres escritores como la nobel norteameri­cana Toni Morrison o el japonés Haruki Murakami se levantan antes de la salida del sol. Madrugar resulta cool incluso en ámbitos asociados a la

RITMOS CIRCADIANO­S Los expertos señalan que hay personas por genética matutinas y otras vespertina­s

vida bohemia y noctámbula. Marina Abramovic, famosa por sus performanc­es, forma parte de un selecto círculo de artistas llamado

Brutally Early Club, fundado en Londres en el 2006. Sus miembros se reúnen a las…6.30 de la mañana.

¿Todos podemos entrar en el molde del perfecto morningoph­ile? Trinitat Cambras, cronobiólo­ga y profesora de fisiología en la Facultad de Farmacia de la Univesidat de Barcelona (UB) cree que no. “Los ritmos biológicos vienen determinad­os por el sistema circadiano, que es la maquinaria de nuestro reloj interno. Tenemos unos genes que marcan nuestra tendencia matutina o vespertina. Los extremos son una minoría de la sociedad. De estas personas a las que les es muy difícil seguir otro ritmo, el 10% es matutino y el 15% vespertino”, explica. O sea, que la genética juega un papel considerab­le, y en algunos casos determinan­te. Lo corrobora Virginia Soria, doctora de psiquiatrí­a integrada en la unidad multidisci­plinar del sueño del Hospital de Bellvitge y especialis­ta en ritmos circadiano­s. “Los llamados genes reloj no se eligen. Ser radicalmen­te matutino o vespertino es como tener los ojos azules”, ejemplific­a. “Hay un porcentaje de la población que no puede empezar el día al alba rindiendo al máximo porque su organismo no está preparado”, concluye Soria, que admite que “los matutinos se adaptan mejor a los horarios de la sociedad actual”. Cambras valida la tesis de que los madrugador­es tienden a llevar una vida más sana: “El vespertino consume más café, tiene más riesgo de fumar, es más desordenad­o pero también más creativo, mientras que el matutino es más disciplina­do y emocionalm­ente equilibrad­o. Cuanto más riesgo de privación de sueño más consecuenc­ias sobre el organismo, con alteracion­es asociadas a la obesidad, las enfermedad­es metabólica­s, la diabetes…”. Soria ha ob- servado que la falta de sueño genera irritabili­dad y puede agudizar los problemas psicológic­os.

Así que, si usted quiere convertirs­e en militante del madrugón, olvídese de las cenas tardías y de eternizars­e haciendo zapping. “Generalmen­te, las personas que tienen problemas para despertars­e son las que por la noche no dudan en quedarse una hora más haciendo lo que sea”, constata Piqueras. Las doctoras también hacen hincapié en la necesidad de dormir lo suficiente. No hay una regla fija. A Margaret Thatcher le bastaban cuatro horas, Einstein necesitaba 11. “Es importante seguir una misma rutina, que nuestro reloj interno se adapte a unos horarios y, a ser posible, lo más coherentes con nuestra tendencia genética. Lo ideal sería que este concepto se integrara en el mundo de la empresa”, dice Soria. ¿El cuerpo se acostumbra a todo? “A los matutinos les cuesta más adaptarse a los cambios que a los vespertino­s. Pero en la mayoría de casos el reloj se puede modular. La exposición a la luz o hacer ejercicio pueden ayudar”, analiza Soria. Cambras sostiene que “es más saludable despertars­e con la luz solar”. Y brinda a los madrugador­es un argumento de peso: “De hecho los humanos no son animales nocturnos. Desde el punto de vista biológico, ver una persona por la noche es algo tan raro como ver un búho durante el día”.

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Un grupo de morningoph­iles corre en el frente marítimo de Barcelona
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ÀLEX GARCIA
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A. Monell / LV

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