Colmado de solidaridad
Discapacitados psíquicos se integran en un proyecto social de venta de ropa y objetos de segunda mano
Francisco ordena la sección de música; Luisa dobla la ropa que ha quedado revuelta y Laura se ocupa de repasar las prendas que llegan y tirarlas en caso de que estén rotas. Hay trajín en esta tienda, en la cual beneficiarios de la fundación El Trampolí ayudan en las tareas del día a día. Los clientes entran con los ojos bien abiertos en busca del objeto anhelado o una buena ganga; y lo encuentran. También hay zapatos, libros, espejos, sofás, colchones, somieres, mesas de comedor, lámparas, cuadros, platos... Todo de segunda mano y el dinero recaudado se destina a proyectos de la entidad dedicada a la integración social y laboral de las personas adultas con discapacidad psíquica en el Baix Empordà.
“Es mucho más que una tienda. Se trata de un lugar de encuentro y cohesión social de personas de diferentes nacionalidades. Vienen aquí, hablan, leen.. A nuestros chicos y chicas les encanta venir porque pueden hablar con la gente. Es muy beneficioso para ellos. Precisamente si lo que les gusta es estar con las personas, lo que no podemos hacer es crear actividades al margen de la sociedad, sino iniciativas que lo fomenten”, subraya Maite Cobos, directora de la fundación.
El proyecto de El Racó del Trampolí empezó hace seis años con una pequeño local en la sede de la entidad. “Allí iniciamos una tarea de sensibilización. Pedimos solidaridad, que nos trajeran objetos”, precisa Cobos. Pero el espacio se hizo pequeño y el negocio se trasladó hace un año a un nuevo local en el centro de la Bisbal d’Empordà, de 700 m2.
Clientes como Eduard han encontrado los muebles de su nuevo piso. “Me gustaron y me los quedé. Son objetos de calidad y a un precio buenísimo. Suelo venir dos veces por semana. La ropa de abrigo también la compro aquí y, además, traigo cosas para vender”, explica. Otra clienta y voluntaria añade: “Ya no entro en ninguna otra tienda a comprar ropa. Aquí hay de todo, y por una buena causa”, comenta Mercè.
A partir del año que viene el objetivo es que el Racó del Trampolí, en el que ahora trabajan personas voluntarias y cuenta con la colaboración de la treintena de usuarios de la fundación, sea un centro especial de trabajo para ellos. “Queremos que se ocupen de la tienda, que otros ayuden en la recogida de objetos (el servicio de recogida de muebles a domicilio ya está consolidado) y del almacén. Y que aprendan a restaurar muebles”, destaca Cobos.
Otra actuación prevista es reconvertir el altillo en un espacio cívico que acoja actividades y talleres abiertos a la sociedad. “Será el Racó Cívic, una propuesta real de integración y cohesión que permitirá ampliar la franja de servicio hasta las 21 horas. Pero nos hace falta financiación para iniciar las obras”, admite la directora, quien echa de menos un mayor apoyo del Ayuntamiento.
El local de la fundación El Trampolí en la Bisbal d’Empordà es más que una tienda, es un lugar de cohesión