Numerosas anomalías en la jornada electoral en Venezuela
Maduro promete diálogo al nuevo Parlamento
México. Corresponsal Largas colas desde muy temprana hora auguraban ayer una copiosa participación en las elecciones para renovar la Asamblea Nacional de Venezuela. La jornada, que podría marcar un cambio de ciclo político en el país y romper 17 años de hegemonía chavista en el legislativo, arrancó sin incidentes de violencia aunque con muchas denuncias de irregularidades, retraso en la instalación de las urnas y problemas técnicos con el sistema electrónico de votación.
A través de las redes sociales y los pocos medios independientes que burlan el cerco informativo impuesto por el gobierno, los ciudadanos daban cuenta de flagrantes violaciones a la ley electoral por parte del oficialismo, que siguió en campaña durante todo el día. Testimonios, fotografías y vídeos mostraban la instalación de puntos rojos en las proximidades de los centros de votación. En estos tenderetes móviles de agitación, militantes del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) repartían propaganda de los candidatos chavistas. Enviadas a la blogosfera desde varios distritos de la capital y otras ciudades del país, las evidencias gráficas también exhibían a grupos de choque del PSUV, conocidos como motorizados, recorriendo las calles y amedrentando a la población con consignas a favor del régimen. Algunos de ellos iban encapuchados.
En zonas populares donde el PSUV ha contado con una base importante de voto duro, los internautas recogieron pruebas de acarreo de electores y detectado vehículos equipados con altavoces que difundían consignas revolucionarias aliñadas con el himno del partido.
“Hay mucha gente armada en la calle”, relató vía telefónica a La Vanguardia Sílvia de la Cruz, trabajadora doméstica, que reside en el barrio caraqueño 23 de Enero, bastión tradicional del oficialismo y cuartel general de La Piedrita, una de las más temidas milicias bolivarianas. “Aquí llamaron a votar por la mañana –con fuegos artificiales y música, como es tradicional en cada jornada electoral– y ordenaron recogernos temprano en la casa porque la vaina va a estar fea. La gente ya se les volteó”, dijo. Este temor provocó largas colas ante los cajeros automáticos.
El sistema electrónico de votación, que rige en todo el país, fue otro foco de problemas. Abundaron las denuncias sobre el nuevo diseño de la pantalla táctil, que dificulta marcar la opción deseada y provoca errores fatales. “Antes no era así, pero la nueva configuración está hecha de tal manera que es muy fácil seleccionar sin querer dos opciones a la vez y entonces la máquina procesa el voto como nulo y así lo emite”, explicó Alberto Zambrano, médico y profesor universitario, desde Caracas. No se sabe cuántas papeletas podrían haber sido invalidadas por este motivo, pero no se trató de un inconveniente menor, a juzgar por los mensajes en Twitter de la jerarquía chavista y la dirigencia opositora llamando a sus partidarios a marcar su voto con mucho cuidado.
“La gente estaba desesperada, una de las dos máquinas no funcionaba y de la otra salían muchas papeletas nulas. Yo pude votar al cabo de tres horas de cola y el problema seguía. Aquí se ha generalizado”, contaba Danitza Suárez, administrativa, desde la ciudad andina de Mérida, una de las trincheras opositoras más combativas. En el video que grabó con su teléfono móvil se observaba un colegio electoral abarrotado de gente gritando a voz en cuello “¡Queremos votar, queremos votar!”.
La instalación de las urnas electrónicas presentó retrasos en muchas puntos de Venezuela y, en algunos casos, no pudo ser presenciada por los interventores de la oposición acreditados ante el Consejo Nacional Electoral (CNE). Fuentes de distintas organizaciones no gubernamentales especializadas en la observación de los comicios indicaron que miembros de la Fuerzas Armadas impidieron el acceso a los testigos de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD, alianza de partidos antichavistas) en el momento de la apertura de los colegios. A media mañana –precisaron–, la situación quedó normalizada y los interventores pudieron supervisar el proceso de votación y escrutinio.
Una de tantas incógnitas abiertas sobre la jornada era si el régimen iba a permitir sufragar a los opositores encarcelados, entre ellos Leopoldo López y Antonio Ledesma, alcalde de Caracas. La duda quedó despejada temprano, cuando la fiscal general Luisa Ortega autorizó que ejercieran su derecho ciudadano. La decisión había sido anticipada la noche del sábado por el ex presidente colombiano Andrés Pastrana en el palacio de Miraflores. Allí fue recibido, junto a otros cinco ex mandatarios latinoamericanos, por el presidente Nicolás Maduro, en un gesto inédito que legitimaba la presencia en el país de este grupo de dirigentes regionales invitados por la oposición. Sin embargo, horas antes del cierre de las casillas, la presidenta del CNE, Tibisay Lucena, revocó las credenciales de los exmandatarios luego de que Diosdado Cabello, número 2 del régimen, pidera su expulsión del país por haber convocado una rueda de prensa.
La presión de la comunidad internacional, conminando al gobierno a garantizar unas elecciones transparentes, seguras y pacíficas, ha jugado un papel notable en el proceso. La víspera de la jornada de votación se expresó de nuevo, a través de la Organización de Estados Americanos. Su secretario general, Luis Almagro, pidió en un mensaje “a todos los sectores de la sociedad venezolana que, tras el resultado electoral, encuentren los mecanismos para iniciar un diálogo y una gran reconciliación nacional”.
El chavismo siguió en campaña todo el día, con puntos de agitación y propaganda junto a los colegios