Ada Colau, París y Victor Hugo
ES un acierto que Ada Colau haya decidido invitar a la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, a las fiestas de la Mercè 2016. Cada año figura una ciudad invitada, lo que permite intercambiar experiencias y acoger expresiones culturales y artísticas de esa capital. Hidalgo considera un honor que se quiera honrar a París y los parisinos, especialmente en unos momentos en que la ciudad agradece más que nunca el afecto y la solidaridad ajena.
El encuentro entre las dos alcaldesas permitirá intercambiar puntos de vista, pero sobre todo experiencias. Hidalgo y Colau comparten la voluntad de poner el acento durante su gestión en la economía social, en la participación de los ciudadanos y en el medio ambiente. Sin embargo, la alcaldesa de París tiene muy claro que sus conciudadanos deben sentirse orgullosos de una ciudad que es una de las grandes metrópolis mundiales. Y que, como tal, muestra el camino en políticas sociales y ecología, pero también en urbanismo, arquitectura, modernidad y cultura. En Barcelona, parecen superfluos estos últimos capítulos. Igual que parece que el turismo incomoda y la internacionalización de la ciudad molesta. Basta leer Mon combat pour París (Flammarion), de Hidalgo, para ver que la capital francesa entiende que el turismo es un instrumento básico de creación de riqueza –pero también de expansión de la cultura francesa– y que la marca les permite atraer capital. Para repartir mejor, hay que ingresar más. Pero sobre todo, explica que las ciudades no son de sus alcaldes, casi ni de sus ciudadanos. Y cita a Victor Hugo que proclamó que “el género humano tiene derecho sobre París.”
Hidalgo no habla de superioridad moral de la izquierda, ni muestra en su libro resentimiento sobre las élites. Y sabe que no es fácil encontrar soluciones a los nuevos problemas que suscitan las ciudades. “Yo adoro hablar y encontrar soluciones” escribe , lo que resulta una lección de transversalidad en tiempos dogmáticos.