La Vanguardia (1ª edición)

Las mareas contra el PP

La tierra natal de Rajoy es también desde el 2012 el laboratori­o de Podemos y Beiras, unidos en la lista de En Marea

- Santiago de Compostela ANXO LUGILDE

Los populares se enfrentan a los movimiento­s populares en la Galicia de Fraga.

Galicia es la cuna del PP, la tierra natal de su fundador, Manuel Fraga, y de su actual líder, Mariano Rajoy, además de la primera comunidad autónoma que gobernaron los populares, ya en 1981. “El PP no se entiende sin Galicia”, insiste en sus mítines el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, que apela a la genética de su partido y sus principale­s líderes como antídoto frente una decadencia que también se deja sentir en el nido galaico de la gaviota. Desde las autonómica­s del 2012 Galicia es el insospecha­do campo de pruebas de la izquierda rupturista y federal, fruto de la alianza del nacionalis­mo de Xosé Manuel Beiras y Esquerda Unida, la Izquierda Unida gallega, para la que trabajó Pablo Iglesias como un entonces anónimo asesor.

Al principio a Pablo Iglesias no le gustaba la denominaci­ón de Marea Atlántica que adoptó en el verano de 2014 la plataforma ciudadana que surgió en A Coruña al rebufo de la candidatur­a que ya se había lanzado en Barcelona con la hoy alcaldesa Ada Colau al frente. El nombre de Marea, propuesto por el escritor Manuel Rivas, le parecía al politólogo de Vallecas y a alguno de sus seguidores demasiado poético, frente a la asertivida­d de fórmulas como Podemos o Ganemos. Pero esa marca enseguida cobró arraigo, pues en Galicia a todas las listas de este tipo se les conoce como mareas aunque se llamen de otra manera. En las municipale­s triunfaron en las ciudades coruñesas, al alcanzar las alcaldías de A Coruña, con Xulio Ferreiro, Santiago, con Martiño Noriega, y Ferrol, con Jorge Suárez.

Ahora En Marea es la alianza para las generales de Podemos, Anova (el partido de Beiras) y Esquerda Unida. La encuesta del Centro de Investigac­iones Sociológic­as (CIS) le otorga 5 o 6 de los 23 escaños que tiene Galicia en el Congreso. Son tantos que algunos de sus dirigentes no se lo creen del todo. Supondría empatar o adelantar al PSOE, que ahora tiene 6. El PP bajaría de 15 a 10 y Ciudadanos obtendría 2 escaños, mientras desaparece­ría el BNG, que esta vez se presenta con una nueva e incierta marca, Nós-Candidatur­a Galega, que pelea por salvarse con un diputado por A Coruña o por Pontevedra.

“Las mareas marean”, ironizó varias veces Feijóo, en referencia a los accidentad­os procesos internos en los que está siempre inmerso este espacio. La alianza matriz de las autonómica­s de 2012, Alternativ­a Galega de Esquerda (AGE), tiene ya sólo 7 de sus 9 escaños iniciales, porque dos diputadas se fueron al grupo mixto tras enrevesado­s conflictos internos que continúan.

El PP tiene una encuesta interna que le da un resultado similar a la del CIS, el peor desde 1979. Pero la fuerza emergente en Galicia no sería la Marea, sino Ciudadanoc­en nos. El cruce entre estos datos y los del CIS alimenta las esperanzas de los de Feijóo de que el partido de Albert Rivera y la confluenci­a de Iglesias y Beiras se neutralice­n mutuamente en Lugo y Ourense, de manera que el PP pueda mantener sus 3 diputados por ambas provincias.

Ahí está la clave de las generales para Feijóo que se ha fijado el objetivo de al menos conseguir 12 de los 23 escaños gallegos, la mayoría absoluta. El presidente de la Xunta plantea las generales como un test para decidir si opta a un tercer mandato en las autonómica­s del año próximo. “Sólo se presentará si cree que va a ganar. No se arriesgará a perder”, aseguran fuentes populares.

Así, con los datos del CIS parece probable que Feijóo no concurra a la reelección en unas autonómica­s de 2016 que pintarían muy bien para la Marea. Sin embargo, en el PP sospechan que la encuesta oficial sobrevalor­a a la izquierda rupturista en Galicia y confían en salvarse en sus clásicos bastiones de Lugo y Ourense, gracias a las ventajas que les otorga el sistema electoral.

En este escenario más favorable para el PP el futuro de Feijóo ya no pasaría por irse a la empresa privada o aceptar un papel secundario en Madrid, sino que volvería aspirar a todo, bien repitiendo en la Xunta en 2016, para lo que necesitarí­a el apoyo de Ciudadanos, bien recuperand­o su sueño de saltar a la capital de España para suceder a Rajoy.

Ese proyecto quedó frustrado el domingo de Resurrecci­ón de 2013 cuando El País publicó las añejas fotos del ahora presidente de la Xunta con el narcotrafi­cante Marcial Dorado. En el entorno de Feijóo siempre percibiero­n detrás de esa noticia la mano de algún competidor interno. Ahora incluso en el PP de Galicia reco- que la vicepresid­enta Soraya Saénz de Santamaría es la mejor colocada para un eventual relevo de Rajoy, lo que incluye la posibilida­d de que Ciudadanos le exija al PP otro candidato para apoyar la investidur­a. Pero esas fuentes populares matizan que Feijóo sigue ahí, de segunda opción, y que su figura “suscita más apoyos dentro del partido”.

El de la encrucijad­a de Feijóo constituye el otro mareo de las generales del 20-D, una campaña en la que, como en el resto de España, el PP no logra capitaliza­r la creciente tensión del desafío catalán. El beneficiad­o es Ciudadanos que en las municipale­s pinchó al quedarse fuera de las principale­s urbes gallegas pero al que ahora se le atribuyen firmes opciones de sacar escaños al menos en A Coruña y Pontevedra. La Marea y Ciudadanos se alimentan de los constantes escándalos de corrupción que sacuden a los principale­s partidos y que tienen su eje en los juzgados de Lugo, donde está imputado el secretario general del PSOE gallego, Gómez Besteiro, quien en mayo se veía como el sucesor de Feijóo.

Galicia tiene 23 escaños en el Congreso, frente a los 27 de 1977, lo que refleja su mayor problema estructura­l, la crisis demográfic­a. Cada año mueren unas 30.000 personas y nacen unas 20.000, mientras el saldo migratorio resulta desfavorab­le. En 2014 fue la autonomía con el menor crecimient­o del PIB, porque la crisis llegó más tarde y dura más.

Es la nacionalid­ad histórica sin la que no se puede entender el PP. Y sin ella tampoco se comprende a Podemos y sus alianzas.

LA ENCRUCIJAD­A Feijóo se debate entre tener que renunciar a la reelección o a aspirar a todo en Madrid EL SISTEMA ELECTORAL La clave está en si el PP logra resistir en sus clásicos fortines de Lugo y Ourense EL DECLIVE DE LA POBLACIÓN Los 4 escaños que perdió Galicia desde 1977 reflejan su grave crisis demográfic­a

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JERÓNIMO ALBA / EFE Galicia, que tiene 23 escaños en el Congreso, es una región clave para entender al Partido Popular
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