La Vanguardia (1ª edición)

La gran pista de hielo

- Isabel Garcia Pagan

Izado de 300 metros cuadrados y 35 kilos de bandera española en un mástil de 50 metros de altura. La Constituci­ón también se celebra por lo militar en la plaza Colón de Madrid, pero más allá del desfile de la unidad de honores, lo que chocaba ayer en los jardines del Descubrimi­ento eran las letras luminosas de “La gran pista de hielo” de Madrid, convertida en eslogan (in)voluntario del nuevo escenario político.

La aritmética parlamenta­ria puede facilitar por primera vez que, más allá de las voluntades de PP y PSOE, el Congreso ponga en marcha una ponencia que aborde una reforma constituci­onal. Sólo se requieren un par de grupos parlamenta­rios (o la quinta parte de los diputados: 70 escaños) para iniciar el procedimie­nto, y tres de los partidos presentes ayer en la recepción de las Cortes lo plantean en sus programas electorale­s. Pero el hielo es una superficie peligrosa si no se sabe o no se quiere patinar…

El ciclo vital de las constituci­ones responde, según Tomas Jefferson, al cruce de la esperanza de vida y la edad en la que se considera que un individuo es capaz de razonar por sí mismo. Lo que sitúa en 19 años la fecha de caducidad de cualquier ley fundamenta­l. El panorama en España, 37 años y un par de retoques obligados después, es que el 64% de los convocados a las urnas el día 20 no votaron la Constituci­ón del 1978 y los carteles electorale­s lo reafirman: sólo Mariano Rajoy y Josep Antoni Duran Lleida tenían edad para refrendarl­a.

Pese a todo, Rajoy sigue resistiénd­ose a salir a la pista. Asumido el debate de la vigencia constituci­onal como inevitable, de lo que se trata es de gestionar las piruetas y, para el líder del PP, todavía no ha llegado el momento de deslizar

Rajoy elude el debate territoria­l en la reforma constituci­onal mientras Mas dice que Catalunya actúa como un Estado

propuestas. Si se cumplen las encuestas, Ciudadanos y Podemos podrían obligar a convocar la ponencia y, si los de Pablo Iglesias alcanzan los 35 diputados, incluso podrían forzar un referéndum aunque no se tocara el título preliminar ni el de la Corona. Hasta ahí el procedimie­nto. Los programas electorale­s de Pedro Sánchez, Albert Rivera y Pablo Iglesias coinciden en la necesidad de actualizar y blindar derechos fundamenta­les e incorporar medidas de regeneraci­ón democrátic­a. El escollo es el Título VIII, y Catalunya el motivo.

El planteamie­nto del PSOE es el que implica mayores riesgos. De pedagogía electoral y equilibrio­s internos. La propuesta de reforma federal de la Constituci­ón nació en Granada como argumento de superviven­cia del PSC y el reconocimi­ento de las singularid­ades catalanas acabó convertido en una expresión polisémica en función del socialista que la pronuncie.

Por su parte, el PP, heredero de Alianza Popular, no apoyó en 1978 la actual organizaci­ón territoria­l recogida en la Constituci­ón y Rajoy no quiere que la discusión discurra hacia esa zona de la pista y, mucho menos, que sea entendida como una concesión a las reivindica­ciones independen­tistas. La defensa de la unidad de España frente al proceso soberanist­a es, literalmen­te por detrás del paro, una de sus prioridade­s para la próxima legislatur­a, pero sólo prevé la vía judicial y la financiera para controlar a la mayoría independen­tista del Parlament. Es la receta que le da votos y minimiza riesgos, aunque en algún cajón espere aguarde el informe que en el 2006 elaboró el Consejo de Estado y que inspira también a Ciudadanos. Albert Rivera sostiene abiertamen­te que habría seguido los mismos pasos que el Gobierno del PP para replicar a Artur Mas pero también que quiere “revitaliza­r” la Carta Magna. Y eso pasa por clarificar el modelo autonómico, a base de recentrali­zación y uniformism­o en financiaci­ón y competenci­as.

La Generalita­t está intervenid­a financiera­mente, amenazada por el Tribunal Constituci­onal, y por la incapacida­d de la mayoría independen­tista de pactar la investidur­a. Pero en París, Mas hacía su particular homenaje a las víctimas del Bataclan y proclamaba a los cuatro vientos que Catalunya actúa como si fuera un Estado (en la lucha contra el cambio climático). Desde el punto de vista “institucio­nal, político y operativo”.

Junto a “La gran pista de hielo”, el mástil de casi 20 toneladas de la plaza Colón dispone de una cabeza giratoria que vira en la misma dirección que el viento. Así se evita que la bandera se enrolle. Por mucho que gire el discurso político, no puede evitar que el viento sople ni que el hielo de la pista resbale.

 ??  ?? Homenaje en el Bataclan. El presidente de la Generalita­t acudió ayer a las puertas de la sala de fiestas parisina para homenajear a las víctimas de los atentados yihadistas. Mas participa hoy en la asamblea de la Alianza Climática de Estados y Regiones
Homenaje en el Bataclan. El presidente de la Generalita­t acudió ayer a las puertas de la sala de fiestas parisina para homenajear a las víctimas de los atentados yihadistas. Mas participa hoy en la asamblea de la Alianza Climática de Estados y Regiones
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain