El IRPF del 2016 y las pensiones futuras
LAS decisiones que los contribuyentes adopten en lo que resta del 2015 aún pueden ser determinantes para pagar menos impuestos el año que viene. La complejidad del sistema fiscal y la entrada en vigor en el 2016 de las modificaciones introducidas por el Gobierno en el impuesto sobre la renta de las personas físicas (IRPF) hace difícil dar consejos generales y convierte en muy recomendable consultar al asesor fiscal antes de que acabe el ejercicio para intentar actuar con el máximo acierto posible. Es cierto que hay pocas posibilidades para reducir la factura fiscal del año próximo, ya que la única gran desgravación posible es la que se deriva de la contratación de planes de pensiones, pero en cualquier caso es conveniente aprovecharlas.
La coincidencia de la campaña electoral en este último mes del año es una buena ocasión para introducir la fiscalidad en el debate político con más intensidad, así como para analizar a fondo las propuestas de los diferentes partidos políticos al respecto, que son quienes administrarán el dinero que paguen los contribuyentes durante los próximo cuatro años.
Los planes de pensiones privados, al margen de ser la única gran alternativa de desgravación fiscal, deberían ser también otro de los temas de debate electoral porque su necesidad es creciente ante un futuro en el que la crisis del sistema público de pensiones aparece como inevitable ante la caída de ingresos y el creciente envejecimiento de la población. Al margen de cualquier demagogia al respecto, la necesidad de fomentar más el ahorro individual para disponer el día de mañana de un adecuado complemento de la pensión pública –que tenderá a decrecer– es cada vez más evidente.
Las modificaciones que se han hecho últimamente para hacer más atractiva la contratación de planes de pensiones privados que ofrecen bancos y aseguradoras, así como para dotarlos de más transparencia y garantías, son aún insuficientes. Este es un ámbito que, de cara al futuro, requerirá de nuevas medidas de apoyo para un mayor desarrollo del mismo, sobre todo entre los jóvenes, que son quienes necesitan hacer un esfuerzo de ahorro más importante –difícil por cierto con los sueldos tan bajos que cobran– de cara a poder garantizarse una pensión digna cuando lleguen a la jubilación. En cualquier caso, las decisiones sobre los planes de pensiones privados, y las diferentes alternativas al respecto, deberían ser objeto de un pacto de Estado entre todas las fuerzas políticas, similar al pacto de Toledo vigente para las pensiones públicas, con objeto de dotar al sistema de una total estabilidad y garantía jurídica..