La Rambla d’en Jordà
La saturación de visitantes al espacio natural de la Fageda, sobre todo en otoño, obliga al territorio a buscar soluciones
Santa Pau
Una joven pareja de Salamanca intenta hacerse una selfie con el caer de las hojas como telón de fondo; dos excursionistas caminan a paso ligero por un sendero con un relieve accidentado; una mujer que padece fibromialgia se abraza a los árboles centenarios como terapia para calmar el dolor que le provoca esa enfermedad; unos niños echan a volar su imaginación creyendo haber encontrado en una pila de leña amontonada la casa de los Tres Cerditos... Perfiles de lo más variado se han dado cita durante este fin de semana en La Fageda d’en Jordà, una de las joyas del parque natural de la zona volcánica de la Garrotxa, que ayer volvió a batir uno de los récords de esta temporada otoñal en lo que a asistencia de visitantes se refiere.
Da fe de esta sobrefrecuentación el vigilante del aparcamiento de acceso a esta reserva natural, que ayer tuvo que cerrar entre cinco veces la entrada al estacionamiento de Can Serra, con capacidad para 130 vehículos, por falta de espacio para aparcar, lo que provocó colas en la carretera y nervios entre los automovilistas. Nada nuevo para él. “Este año nos ha pasado varias veces. Aunque está lleno, algunos quieren pasar igualmente, otros aparcan en los estrechos andenes de la carretera o invaden propiedades privadas de urbanizaciones próximas”, explica.
La Fageda ha batido este año la cifra récord de visitantes en un solo día. Fue el 11 de octubre, cuando los contadores que hay instalados en el sendero Joan Maragall detectaron el paso de 2.400 personas. El resto de fines de semana, la cifra se ha mantenido también alta, entre 1.900 y 2.000 personas, según datos facilitados por Turisme Garrotxa, que cuantifica en un 33% el incremento de visitantes con respecto al año pasado. Si 2014 el año se saldó con unos 90.000 personas, este año la cifra se verá superada con creces.
El buen tiempo y la presencia recientemente de La Fageda en programas de televisión han contribuido a que este bosque de hayas asentado sobre una colada de lava escupida por el volcán Croscat hace miles de año, haya posiblemente muerto de éxito este año, especialmente durante los fines de semana de otoño. “Queríamos venir antes del cambio de estación porqué es cuando más bonito está”, destacan dos matrimonios de mediana edad de Barcelona, en una excursión de ida y vuelta. Aseguran desde la oficina de información que el 75% de los visitantes son de Barcelona y su área de influencia.
Pero la gran afluencia de público, concentrada en unos pocos fines de semana al año y en la franja horaria que va de las once a la dos, comporta algunos problemas. Los primeros empiezan antes de pisar el bosque, con el aparcamiento lleno y vehículos mal aparcados en la GI-524 que conecta Santa Pau con Olot, lo que genera situaciones de riesgo para conductores y viandantes. Una de las medidas urgentes que el Departament de Territori i Sostenibilitat, el parque natural y los ayuntamientos que forman parte de la Fageda están estudiando es la construcción de un vial señalizado y segregado de la carretera que conecte los aparcamientos de La Fageda y el del volcán de Santa Margarida. “Eso solucionaría posibles problemas de seguridad y la movilidad de los turistas”, explica el alcalde de Santa Pau, Josep Companys.
Hacer compatible el turismo con el respecto por el medio es otro de los caballos de batalla del territorio. “En la comarca mucha gente vive del turismo (entre el 7% y el 9% del PIB). No podemos matar la gallina de los huevos de oro, pero es necesario un equilibrio entre la conservación y los visitantes”, agrega. Según el director del parque, Xavier Puig, la solución a la sobrefrecuentación en épocas punta “no debe ser única”. La promoción de otros lugares de interés del parque natural, concienciar a los visitantes que no necesariamente tienen que visitar La Fageda por la mañana –cuando más gente hay– e incrementar la oferta de transporte público son algunas de las opciones que pone sobre la mesa.
El volumen de visitantes de este bosque de hoja caduca se incrementa en un 33% este año con respecto al 2014