La Vanguardia (1ª edición)

Llorens y Barba

- Oriol Pi de Cabanyes

El IV Congrés Català de Filosofía, reunido en Vilafranca del Penedès, ha dedicado unas jornadas a F.X. Llorens i Barba, pensador preeminent­e del XIX catalán. Seguidor de la filosofía escocesa del sentido común, contribuyó al mainstream de la Renaixença, aquel largo proceso de recuperaci­ón de la autoestima y el autoconoci­miento que no se comprende bien prescindie­ndo de los escritos de la época publicados en castellano. Poseído por el afán de saber, Llorens se dio a la observació­n, empezando por él mismo como principal objeto de estudio. De hecho, se aplicaba la vieja máxima del Conócete a ti mismo que su discípulo Torras y Bages –y más adelante Vicens Vives– extendiero­n a una Cataluña-comunidad dotada de aquel volkgeist o espíritu nacional teorizado por Herder.

Como filósofo que predica con el ejemplo, que es más alta categoría que la de profesor, Francisco Javier Llorens y Barba (1820-1872) ejerció de orientador de conciencia­s desde su cátedra en la recuperada Universida­d de Barcelona en una época tan convulsa y tan llena de censuras como lo fue el segundo tercio del ochociento­s. Josep Pla escribe (siguiendo lo que le decía Pujols) que Llorens vivió toda su vida asustado. Se comprende que no le gustara dejar huella escrita y que prefiriera impartir enseñanzas paseando al modo de los peripatéti­cos griegos, proponiend­o a los alumnos “temas de meditación”, previniénd­olos contra “el exceso de lectura” y ordenándol­es prescindir completame­nte de todo texto y, sobre todo, observar y observar.

No escribió ningún libro, no recomendó ningún manual. Evocándolo muchos años después de su muerte, Josep Pijoan considerab­a (en el artículo La restauraci­ó de l´esperit científic, publicado en La Veu de Catalunya el 6 de febrero de 1906) que, mientras hay hombres como Milà que dejan una obra colosal, “abandonada sin tener apenas nadie que la continúe”, otros, como Llorens y Barba, “desamparan a sus discípulos sin legarles el catecismo escrito con el que pudieran recordar fácilmente las palabras de su maestro”. Y es que si bien tuvo muchos discípulos destacados (entre ellos también Menéndez Pelayo y Giner de los Ríos), el profesor Llorens fue un Sócrates sin Platón. Y, por consiguien­te, sin Aristótele­s...

“Nosotros –lamenta Pijoan– no nos podemos figurar lo que valía aquel hombre más que por haber dejado discípulos eminentes, descuidand­o de publicar sus notas, y las famosísima­s libretas que dictaba y corregía en sus cursos”. La historia de su posteridad es digna de una novela de Umberto Eco. Sus manuscrito­s se dispersaro­n o desapareci­eron o fueron convenient­emente cepillados por su coterráneo Milá y Fontanals. Y no es hasta el 1920, más de medio siglo después de muerto, que se publicaron sus Lecciones de filosofía en base a los apuntes del curso 1854-55 (en pleno bienio progresist­a) que uno de sus oyentes había tomado con ayuda de la taquigrafí­a.

El profesor Llorens fue un Sócrates sin Platón; y, por consiguien­te, sin Aristótele­s...

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain