La Vanguardia (1ª edición)

Paulo Portas, líder de la derecha portuguesa, anuncia su adiós

Bastión del conservadu­rismo, apoyó a EE.UU. para invadir Iraq en el 2003

- Redacción y agencias LISBOA

La derecha portuguesa no se entiende sin Paulo Portas, líder del Partido Popular (PP) desde hace 16 años, un animal político que a lo largo de este tiempo ha sido capaz de conseguir una relevancia muy por encima del peso de su pequeño grupo parlamenta­rio. El lunes, sin embargo, anunció que había llegado el momento de dar paso a un nuevo liderazgo, de abrir un nuevo ciclo, por lo que no se presentará a la reelección en el congreso del partido previsto para principios del 2016.

El PP, formando una coalición con el más poderoso PSD de Passos Coelho, ganó las elecciones del pasado octubre, pero su mayoría no fue suficiente para formar un gobierno estable. Por primera vez desde el inicio de la crisis y, a pesar de que el duro plan de ajuste empezaba a dar sus frutos, el centro derecha pasó a la oposición. Tal vez fue demasiado castigo para Portas o tal vez recordó cómo él mismo en 1998, a los 37 años y con sólo tres como diputado, asaltó el liderazgo del PP después de un mal resultado electoral.

Hoy tiene 53 años, plena juventud en términos políticos, y por eso cuesta más creer en su retirada definitiva. También se fue en el 2005, después de otro revés en las urnas, pero volvió dos años más tarde. El lunes no aclaró si piensa seguir como diputado en la Asamblea de la República. Lo que sí parece claro es que al frente del PP intentará colocar a su protegida Assunção Cristas, ex ministra de Agricultur­a.

La palabra de Portas, en todo caso, es volátil. En el verano del 2013, por ejemplo, anunció que dejaba el Gobierno de Passos Coelho, donde era ministro de Asuntos Exteriores, enojado por el nombramien­to de una ministra de Finanzas que no era de su agrado. Presentó la renuncia como “irrevocabl­e” pero días después aceptó la oferta de Passos de seguir en el Gobierno, esta vez aún con más poder, como viceprimer ministro y supervisor de la política económica. Aquel fue el cénit de una carrera que, sin embargo, quedó marcada en el 2002. Entonces era ministro de Defensa en otra coalición con el PSD, aquella liderada por Durão Barroso. EE.UU. buscaba una excusa para invadir Iraq y Portas fue al Pentágono, donde asegura que vio “pruebas irrefutabl­es de armas de destrucció­n masiva” en Iraq. Aquellas pruebas, como se supo después, nunca existieron pero Portas logró una medalla del Gobierno estadounid­ense.

Al año siguiente anunció un ambicioso programa para modernizar las fuerzas armadas portuguesa­s, una inversión de 5.341 millones de euros que sus amigos estadounid­enses aplaudiero­n pero que pocos en Portugal entendiero­n. Incluía la compra de dos submarinos, un lujo que la economía portuguesa, como se vio poco después, no podía asumir.

Paulo Portas, opuesto al aborto y a la descentral­ización administra­tiva de Portugal, es un bastión del conservadu­rismo. Inició su carrera política ne el semanario O Independie­nte , una plataforma desde la que hizo aflorar escándalos que afectaban a la izquierda. Sus enemigos le han pagado con la misma moneda, implicándo­lo en asuntos turbios de los que siempre se ha librado.

No se presentará a la reelección al frente del Partido Popular, pero Portas no aclara si seguirá de diputado

 ?? JOSE MANUEL RIBEIRO / AFP ?? Paulo Portas, junto a Passos Coelho (izquierda) en un mitin durante la campaña del pasado octubre
JOSE MANUEL RIBEIRO / AFP Paulo Portas, junto a Passos Coelho (izquierda) en un mitin durante la campaña del pasado octubre

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