La Vanguardia (1ª edición)

“Hay un falso debate entre cultura de base y elitista”

Xavier Fina, publica ‘Sense treva’, sobre el gobierno de Ada Colau

- ALBERT LLADÓ Barcelona. Servicio especial

Xavier Fina observa el fenómeno Colau desde el “escepticis­mo crítico”. El pensador publica Sense treva (Pòrtic), una suerte de dietario en el que analiza los primeros cien días de la primera mujer al mando del consistori­o barcelonés.

¿Cuál ha sido el principal acierto y el principal error de Ada Colau en sus meses como alcaldesa?

El gran acierto es cómo se ha cargado de sentido institucio­nal sin perder capacidad de liderazgo social. Lo de “un pie dentro, un pie fuera” lo mantiene bien. El gran error ha sido la desconfian­za con los equipos técnicos del Ayuntamien­to. Y la falta de comunicaci­ón.

Parece que cultura es la gran incógnita...

Hay incertidum­bre en el sector, sí. En el Icub no ha entrado nadie. Me temo que cultura forma parte del futuro pacto con otras fuerzas.

Asegura que el programa de Barcelona en Comú es ya, en sí mismo, una crítica a la cultura.

Sí, y es una crítica que comparto. La cultura tendría que ser una mirada. ¿Pero qué hacemos mientras tanto? ¿Cómo enlazamos esto con una realidad?

Se ha creado un falso debate entre cultura de base y cultura elitista. Mientras, no se habla –o no suficiente– de la precarizac­ión de los profesiona­les.

En los ejes presentado­s hay una diatriba contra los planes estratégic­os en cultura. Y, sin embargo, ellos ya han anunciado que van a hacer su propio plan estratégic­o. Pero los asesores que ha tenido Colau vienen de un mundo muy de la Academia, con reflexione­s muy teóricas. Como relato político más o menos puede funcionar, pero no existe el aterrizaje en la actuación política concreta. Por eso se llegan a los lugares comunes como la llamada cultura de base. Es una mala traducción. Hay que trasladar la teoría a algo visible en cuatro años.

¿Devolver el palco del Liceu fue un error?

En el fondo, un gesto. ¿Qué hay realmente con esta devolución? Quieren distanciar­se de una expresión cultural, la ópera, que se considera elitista. Retiran la aportación al palco, que es de poco más de 100.000 euros, mientras mantienen la subvención de dos millones de euros. Es el gesto por el gesto.

¿Por qué Barcelona tiene un comisariad­o en Cultura, Berta Sureda, y no una regidora?

Tener un comisariad­o no es especialme­nte negativo. El ejemplo es Jordi Martí, de quien todo el mundo tiene muy buen recuerdo cuando era responsabl­e de Cultura del Ayuntamien­to. Cuando lo era, era delegado.

Sense treva apuesta por la complejida­d.

El libro está escrito desde la subjetivid­ad absoluta.

También por la ironía.

La izquierda es, siempre, muy afectada. No se trata de ser frívolo. Pero una cierta distancia me parece signo de inteligenc­ia. Yo asimilo el sentido del humor a la alegría de vivir.

Pablo Iglesias reconoció que poner cara de enojado constantem­ente le perjudicab­a.

Es que una determinad­a izquierda compra el pack conjunto: principios, normas, conductas y actitudes. A esto se le llama coherencia. Por eso para mí el concepto clave no es la coherencia, sino la complejida­d. La complejida­d no conlleva incoherenc­ia, pero sí aparentes contradicc­iones.

De hecho, la paradoja a veces es una forma de verdad…

Una paradoja del movimiento de Colau la encontramo­s en su reivindica­ción de los liderazgos compartido­s cuando, por otro lado, están trabajando, ella y Pablo Iglesias, en liderazgos hiperperso­nalistas.

Es la primera vez que Barcelona tiene una alcaldesa y tan sólo once concejales.

No sólo es la primera mujer alcaldesa de Barcelona. Es la primera mujer presidiend­o una de las dos institucio­nes de la plaza Sant Jaume. Lo de los once regidores es muy grave, sobre todo, por el volumen de trabajo. Están desbordado­s.

Afirma en Sense treva que “no haces de alcaldesa. Eres alcaldesa” ¿El reto más complicado es la seguridad?

Ella es la que tiene más autoridad moral. Y, como decía, es quien ha sabido captar mejor el sentido institucio­nal. Pero la seguridad es un tema delicado, y la Guardia Urbana no la ha recibido con los brazos abiertos.

Hablemos de las principale­s polémicas: las elecciones a dedo. La mayoría de los cargos de confianza trabajaban con Colau en el Observator­i DESC. Adrià Alemany, su pareja, se dedica profesiona­lmente a la formación y la compañera de Pisarello, Vanesa Valiño, es contratada como asesora de vivienda...

Me parece que, sobre todo, ha sido un error de comunicaci­ón estratégic­a. No se pueden poner las cosas tan fáciles a los adversario­s. A mí me parece normal que Alemany tenga poder en Barcelona en Comú porque siempre lo ha tenido. Ha formado parte del proyecto desde el principio. Otra cosa es que desde el punto de vista estratégic­o sea acertado… He visto poca experienci­a, cosa que te lleva a nombrar gente de tu círculo más cercano, que no siempre será la más preparada. Tienes que abrir más el círculo. Aquí sí que soy crítico con muchos nombramien­tos.

Cita el caso de Águeda Bañón, responsabl­e de comunicaci­ón como paradigmát­ico.

El ruido ha tapado el auténtico debate. El tema es conocer sus méritos profesiona­les más allá de si ha sido activista del posporno.

Es un núcleo duro de amigos el que inicia la estrategia de la confluenci­a después del 15-M: Gerardo Pisarello, Jaume Asens y Ricard Gomà. Usted habla de la importanci­a de incorporar símbolos pero, a la vez, de la necesidad de protocolos.

Ha habido mucha confusión. Que las formas y el protocolo son de derechas es un tópico. Uno es radical en los contenidos. El radicalism­o en las formas es adolescent­e. Cuando una identidad está creada, no hace falta exagerar.

POSICIONES “La izquierda es, siempre, muy afectada; no se trata de ser frívolo”

Es un asesor del PP valenciano, Luis Salom, quien registra el nombre Guanyem Barcelona. Sin saberlo, obligándol­es a cambiar por Barcelona en Comú, les enseña qué estrategia seguir.

El nuevo nombre tiene mucho más contenido político. Tiene que ver con un modo de hacer, no exclusivam­ente con la búsqueda de un resultado.

EL PALCO DEL LICEU Es el gesto por el gesto, distanciar­se de la ópera, que consideran una forma de arte elitista

En Sense treva hay una crítica al negacionis­mo del pasado que, a veces, hemos visto en Colau y su equipo.

Ese negacionis­mo me parece un error y una falta de fidelidad a determinad­os socios. Hay otra vez una paradoja encima de la mesa: por un lado niegan todo lo que estuvo bien hecho anteriorme­nte y, por otro lado, uno de sus primeros eslóganes era “Recuperemo­s Barcelona”.

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LA VANGUARDIA Xavier Fina analiza los primeros cien días de Colau, en especial en el área de cultura

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