Hamlet vuelve a la sala Atrium
Siempre está entre nosotros, pero ahora también en nuestra cartelera. Tras el éxito de la temporada pasada, Hamlet ,el melancólico príncipe de Dinamarca cuyo padre muere en misteriosas circunstancias y se le aparece como espectro para advertirle que el asesino ha sido su tío y nuevo rey, regresa a la sala Atrium. Lo hace del 7 al 17 de enero en versión castellana y esta vez en versión catalana hasta el 3 de enero.
Un Hamlet minimalista, preciso y emocionante codirigido y protagonizado por Raimon Molins que quiere alejar al atribulado personaje de Shakespeare del héroe romántico. Y descubrir, dice Molins, “todo lo que nos acerca a él, su miedo, su humanidad, sus ganas de cambiar las cosas, de poner en cuestión el poder, la corrupción, el amor, la fidelidad...”. A las ganas de Molins de dar vida a uno de los grandes personajes del teatro universal –“se me pasaba la edad: o lo hacía ahora o ya no lo hacía, y más vale comenzar a tachar cosas en la lista de los sueños”, sonríe–, se sumaron, dice, los jóvenes actores del Projecte Ingenu, dirigido por el codirector de la obra, Marc Chornet.
Un Hamlet cuya versión catalana cuenta con traducción de Joan Sellent mientras que la castellana está realizada a partir de la de Leandro Fernández de Moratín y que, siguiendo lo que en su momento ya hizo Peter Brook, prescinde de las tramas secundarias de la época y altera el orden de algunas escenas para darle aire de thriller ambientado en un espacio “contemporáneo pero muy elisabetiano”, sin gradas y con una pasarela con una piscina debajo. Un Hamlet que habla, concluye Molins, “de hoy no desde un lugar ampuloso sino desde los seres humanos, y en el que ser o no ser muestra la gran contradicción íntima de cómo vivimos, la contradicción de hacer lo que uno cree íntimamente pese a sus consecuencias trágicas o hacer lo que toca socialmente y no vivir”.