Merkel agilizará las expulsiones de refugiados condenados por delitos
La canciller de Alemania dice que “allí donde la ley no sea suficiente, se modifique”
Los asaltos sexuales y robos a decenas de mujeres perpetrados en Nochevieja en Colonia por hombres ebrios, entre los que había solicitantes de asilo, están llamados a marcar un antes y un después en la política de la canciller, Angela Merkel, sobre la acogida a refugiados. En virtud de esa política, Alemania recibió en el 2015 la cifra récord de 1,1 millón de candidatos a obtener asilo.
Mientras ayer en Colonia se manifestaban dos visiones opuestas del rechazo a las agresiones sexuales –una de mujeres reclamando respeto a su dignidad como personas y otra de los islamófobos de Pegida ahondando en su oposición a los refugiados–, la cúpula del partido de Merkel, la democristiana CDU, se reunía en busca de cómo agilizar la expulsión de peticionarios de asilo que cometan delitos en Alemania.
“Lo ocurrido en Nochevieja son repugnantes actos criminales que exigen respuestas decididas”, dijo Merkel en rueda de prensa a la salida de la reunión, celebrada en Maguncia, capital del land de Renania-Palatinado. La canciller defendió que el derecho de asilo y residencia pueda retirarse a quienes sean condenados a prisión o a libertad condicional. “Los delincuentes que de modo reiterado roben o insulten a mujeres deben también experimentar la dureza de la ley”, dijo Merkel, que planteará estas propuestas a sus socios de coalición.
De la socialcristiana CSU –la formación bávara hermana de la CDU– puede esperar en esto aplausos, tras las acerbas críticas que su líder, el presidente regional Horst Seehofer, le dirige casi a diario por su política de acogida a refugiados. Seehofer reclama un tope de entradas –que ya antes de los sucesos de Colonia cifró en 200.000 al año–, a lo que Merkel se resiste. Por lo pronto, la canciller sigue abogando por una solución internacional, hecha de un reparto de refugiados por cuotas en países de la UE, ayudas a Turquía y lucha contra las causas de conflicto en los países de origen.
En los socialdemócratas del SPD –que podrían haberse mostrado tibios al endurecimiento de las expulsiones hace sólo una semana– han hecho gran mella las agresiones cometidas en la plaza de la estación de Colonia por hombres “de aspecto árabe o norteafricano”, según descripción de policía y testigos. El vicecanciller y ministro de Economía, Sigmar Gabriel, de viaje en Cuba, se mostró tajante el viernes sobre la posibilidad de cambiar leyes si es preciso. Gabriel también criticó que los contribuyentes alemanes deban sufragar el coste de encarcelar a refugiados e incluso dijo: “La amenaza de pasar un tiempo entre rejas en sus países de origen es mucho más disuasoria que una sentencia de cárcel en Alemania”.
La denominada declaración de Maguncia, aprobada ayer por la CDU, propugna rebajar los límites actuales para la expulsión de delincuentes extranjeros y su devolución a sus países de origen, obligar a los migrantes a firmar un acuerdo vinculante de integración y otorgar mayor poder a la policía para efectuar controles.
“Es importante que, allí donde la ley no sea suficiente, se modifique”, afirmó Merkel, y defendió que eso iría también “en beneficio de la gran mayoría de los refugiados”. En la actualidad, según la ley germana, una condena de al menos tres años de prisión puede permitir la expulsión de un solicitante de asilo que se encuentre en trámites para obtenerlo, aunque con la condición añadida de que ni su vida ni su salud estén en peligro si es devuelto a su país de origen. Este último punto podría impedir la expulsión de sirios, cuyo país está en guerra abierta.
Los democristianos quieren rebajar el límite de condena que permite deportar a solicitantes de asilo