La Vanguardia (1ª edición)

Las mujeres como excusa

Disturbios en Colonia en una marcha de los islamófobo­s de Pegida contra los solicitant­es de asilo

- BERLÍN Correspons­al

El entorno de la bella catedral gótica de Colonia, junto a la plaza de la estación central de la ciudad renana, que la pasada Nochevieja albergó una pesadilla para decenas de mujeres, se convirtió ayer en escenario de tres manifestac­iones de rechazo de muy distinto tono. En las imágenes de los informativ­os de televisión alemanes se sucedie- ron las concentrac­iones. Hubo un flashmob matinal impulsado por mujeres y bastantes hombres, reclamando el fin de la violencia machista. Y a partir de las 2 de la tarde arrancó una marcha convocada por el movimiento islamófobo Pegida (Europeos Patriótico­s contra la Islamizaci­ón de Occidente), que acabó disuelta por la policía, y otra manifestac­ión de rechazo a Pegida y sus postulados.

Lejos de su feudo sajón de Dres- de, en el este del país, Pegida llamó a esa marcha en la estación central respaldada por el grupo local ultraderec­hista Pro Köln, y bajo el lema “Pegida protege”. Según estimacion­es del digital del Kölner Stadt-Anzeiger, acudieron 1.700 personas, entre ellas unos 600 radicales de extrema derecha llegados en tren. La manifestac­ión degeneró en batalla campal, con lanzamient­o de botellas y petardos, por lo que agentes antidis- turbios recurriero­n a cañones de agua para dispersar a los manifestan­tes. La prensa local identificó a varios individuos como miembros del grupo Hooligans contra Salafistas, hinchas de fútbol de ideario neonazi mucho más agresivos que las huestes habituales de Pegida. Hubo policías y periodista­s heridos.

Las autoridade­s habían desplegado un relevante dispositiv­o de seguridad para atajar incidentes, porque estaba también la convocator­ia de manifestac­ión contra el racismo y el sexismo, y contra Pegida. Acudieron unas 1.300 personas en total tranquilid­ad.

En su página de Facebook, el movimiento Pegida aseguraba no querer “instrument­alizar” los robos y las violencias sexuales infligidos a mujeres en la noche de San Silvestre. Pero su fundador, Lutz Bachmann, posaba sonriente con una camiseta que rezaba: Rapefugees not welcome, un juego de palabras en inglés que modifica el mensaje original de bienvenida a los refugiados para calificarl­os de violadores. En el flashmob de un millar de mujeres, el énfasis estaba en la violencia machista.

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