Un president que pasaba por allí
Tres meses después del plebiscito perdido, el soberanismo anunció ayer un acuerdo: al final, será president de Catalunya un alcalde que pasaba por allí, designado por el que nunca iba a ceder ante la CUP, antigua organización antisistema que acepta un tamayazo para expiar sus pecados.
El anuncio fue hecho por el presiden Mas con bronca avinagrada a la CUP, la tercera en seis días, y una perla totalitaria: el pacto ha corregido a las urnas. ¡Toma democracia!
Y con este acuerdo in extremis, Catalunya tendrá Parlament y una legislatura infernal: una mayoría en escaños sin el aval moral del 50% del voto –un plebiscito es blanco o negro– tratará de sacar adelante la resolución del 9-N cuyo objetivo es alcanzar una independencia urgente que ningún Estado europeo reconocerá. ¡El proceso ha sido salvado! La mala noticia es que el proceso sigue adelante, sin la unidad idílica previa a tres meses que dejan cicatrices, con media Catalunya en contra –no hemos desaparecido– y reforzando de paso a Rajoy.
Un desconocido, designado por el que no iba a ceder ante la CUP, que expía y se presta a un tamayazo...
Lo más curioso es que ha sido el miedo a las urnas, el pánico al 6-M, y no el patriotismo, el verdadero motor de un acuerdo que devuelve la sonrisa al soberanismo y hiela el corazón a quienes deseábamos aire fresco después de tres años de monotema y paralización de la gobernabilidad de Catalunya.
Los amigos –soy eso que llaman un unionista, y de primera hora– saben que el espectáculo de tres meses de negociaciones tampoco me alegraba. ¡Y mira que daba para coñas! Me alegraba la posibilidad de volver a un país sensato, menos narcisista y centrado en recuperar el tiempo perdido, sin que los partidarios del proceso tuviesen que renunciar a nada, salvo a la impaciencia.
Vuelve, por la puerta grande, el proceso y pronto reaparecerán las palabras ilusionantes, los refranes rurales y, horror, las lecciones de superioridad moral. Y su propaganda. Tiene su guasa que después de lo visto y oído estos meses pronto tengamos que aguantar –los catalanes que ganamos por los pelos el plebiscito– lecciones. Y esos 11-S monolíticos cuando ayer al mediodía, o estos días, a la hora de presionar, a la hora de la verdad, no llegaban ni a 50 los concentrados en la plaça de Sant Jaume... Buff.
El ciudadano Puigdemont se acostó el viernes alcalde de Girona y, mira por donde, dormirá hoy president. Después del periodista Baños al frente de la CUP, llega ahora el periodista Puigdemont al frente de la Generalitat. Casualmente, hoy reaparece en TV3 Afers Exteriors, anunciado así: “Torna el nostre ambaixador al món” (Miquel Calzada, excomisario del tricentenario).
Periodistas en primera línea de la política y la diplomacia virtual, periodistas que dan el salto de sus vidas. Lo que faltaba. Pasen y vean...