Volar con energía solar
Un ingeniero y un psiquiatra suizos unidos por una pasión, la aviación, lanzaron un proyecto con un avión de diseño casi grotesco: dar la vuelta al mundo con él. La idea no tendría nada de original si no fuera porque el aparato se alimenta exclusivamente de energía solar. La aventura empezó con el Solar Impulse 1, que llegó a conseguir vuelos de prueba de 26 horas de duración. La segunda etapa fue más ambiciosa: el Solar Impulse 2 es un aparato más avanzado que corrige los errores del anterior. Con él, en marzo del 2015 iniciaron su deseada vuelta al mundo de 20.000 millas con varias etapas. Despegaron desde Dubái en dirección este. El avión cruzó toda Asia y un buen trecho del Pacifico hasta Hawái, donde aterrizó en julio del año pasado. De momento, el aparato se ha quedado allí, y se prevé retomar el viaje en primavera de este año, tras modificar unas baterías que corrían riesgo de calenta- miento excesivo. El psiquiatra Piccard y el ingeniero Borschberg tienen los pies en la tierra y saben que a corto y medio plazo un avión alimentado con energías renovables no es factible, aunque lo será un poco más tras los resultados de su aventura.
Boeing y Airbus, los dos grandes fabricantes mundiales de aviones, también han probado y desarrollado aeronaves, de momento pequeños monomotores, alimentados con energías alternativas. La norteamericana fue la primera. Realizó en el 2008 varios vuelos de prueba satisfactorios con un avión ligero híbrido, con un motor de hidrógeno y otro eléctrico. El primero se usa durante el vuelo y el segundo durante el rodaje y el despegue. Por su parte, Airbus lanzó el E-fan, avión biplaza y 100% eléctrico que en el 2014 cruzó simbólicamente los 74 kilómetros que separan Lydd, en Inglaterra, y Calais, en Francia, en solamente 36 minutos.