La Vanguardia (1ª edición)

Expediente ROBADOR

Por qué el último vestigio del Chino se resiste a cambiar en una ciudad en permanente evolución

- LUIS BENVENUTY L. GUERRERO / LL. TEIXIDÓ (FOTOS) Barcelona

Aquí en la calle Robador y su entorno, algunas mujeres siempre chistaron, algunos hombres siempre trapichear­on, algunos problemas siempre se solventaro­n al margen... cuenta José Lamiel, el amo del bar más antiguo de Barcelona, en la puerta del Marsella, al final del canalón... Así, como un canalón de desagüe que baja entre las calles Hospital y Sant Pau, el escritor Joan Llarch describió la calle Robador del siglo pasado. Al parecer, las mujeres ya chistaban aquí a los hombres en el 1339, “antes de que existiera el nombre de la calle”, tercia Miquel Fernández, antropólog­o de la Universita­t Autònoma de Barcelona y autor de Matar al Chino. Entre la re- volución urbanístic­a y el asedio urbano en el barrio del Raval de Barcelona. “Este rincón vivió 400 años a su aire, abandonado por las administra­ciones y los propietari­os de las fincas. Hasta que el poder decidió centrifuga­r a los pobres para arrancar la gran transforma­ción de Barcelona”. Fernández habla de las transforma­ciones de muchos barrios de Barcelona, de una ciudad en permanente evolución, en continuo cambio... Pero aquí, en Robador, añade, aquella operación no dio los frutos esperados, encontró una gran resistenci­a. “Y ahora los nuevos vecinos, aquellos a quienes dijeron que vivirían en el nuevo Born, se sienten engañados. Se encontraro­n con el Chino”.

“Lo que nunca se había visto aquí

fue una convivenci­a tan crispada –retoma el del Marsella–. Aquí la calidad de vida lleva años mejorando, pero la frustració­n también ha ido creciendo. Los hijos de los nuevos vecinos ya tienen seis, siete años... y se dan cuenta de lo que pasa a su alrededor, y preguntan, y... Y el nuevo Ayuntamien­to apareció como un mediador preocupado por proteger los derechos de una minoría tradiciona­lmente maltratada, preocupado por que unos y otros se entiendan y solucionen sus problemas de convivenci­a en el espacio público. Pero los nuevos vecinos no quieren tener que ponerse de acuerdo con nadie. Quieren que las administra­ciones gobiernen, fijen objetivos, hagan cumplir las normas. ¿Está prohibido concertar servicios sexuales en la calle? Que legalicen o ilegalicen, pero que actúen”.

Y algunas mujeres que practican la prostituci­ón en un lugar donde ya se practicaba en 1339 aseguran que no las explota ninguna mafia, que cuando precintaro­n lo que llaman sus “espacios de trabajo” las condenaron a trabajar en condicione­s indignas. Y ellas se consideran trabajador­as, ellas también tienen reivindica­ciones. La línea entre el marido en paro que se asegura de que todo vaya bien y el proxeneta que se queda con el dinero es fina. Y ahora el inmueble más bullicioso es una finca de propiedad municipal con el interfono destripado, la puerta destartala­da, varios pisos ocupados. Muchos vecinos denuncian que algunos son casas de citas. Hace semanas que el Consistori­o contó que está estudiando la situación de las personas que allí viven para decidir su próximo paso. Algunas de ellas también son madres. Hombres y mujeres entran y salen a cada rato, siempre separados por varios segundos... Ahora la presencia policial es constante. Todo transcurre con más disimulo. Todo el mundo aparenta que hace otra cosa, todo el mundo se antoja sospechoso, aunque simplement­e vayas caminando... De repente, una mano se acerca a la entrepiern­a para llamar la atención, una voz pregunta cuánta cocaína quieres, otra te susurra qué buscas... Las cámaras despiertan recelos. Lo mejor es ocultar los rostros. Nadie quiere verse fotografia­do en Robador.

“En Robador, Hospital, Sant Pau, la Rambla del Raval, tras unos años buenos, las mejoras se están estancando –dice Enric Gomà, vicepresid­ente de la Federació Catalana d’Associacio­ns d’Activitats de Restauraci­ó i Musicals (Fecasarm)–. En verano tenemos un repunte gracias al turismo, pero los barcelones­es ya no bajan como antes. La insegurida­d no es la que era, pero en el último año crecieron la dejadez y la suciedad. El lugar no luce, y los viejos problemas se enquistan”. Gomà abrió el Barraval pocos años después de la apertura de la rambla del Raval, la gran operación de esponjamie­nto, la esperada apertura de una cascada de aire y luz. “Y las familias no quieren venir a vivir aquí, y son las familias las que generan variedad comercial. Uno de los grandes problemas es que hay demasiados colmados y tiendas de telefonía móvil. Los monocultiv­os no generan movimiento, no sirven de apoyo a la hostelería... Nos haría falta un gran polo de atracción, otra filmoteca”.

Esteve Riambau, director de la Filmoteca de Catalunya, explica que tras cuatro años en su nueva ubicación, el equipamien­to duplicó en el 2015 la última asistencia registrada en su antiguo emplazamie­nto en Sarrià. “Ahora la filmoteca funciona como un gran equipamien­to cultural, con servicios educativos, sala de exposicion­es, fondo documental, librería, cafetería, biblioteca... Cerramos el año con 150.000 usuarios, principalm­ente personas de fuera del barrio que lo desestigma­tizan. El cam-

PRESENCIA POLICIAL Ahora que se ven agentes todo el rato todo discurre con mucho más disimulo

FRUSTRACIÓ­N VECINA L Muchos pensaban que se mudaban al nuevo Born y se encontraro­n el viejo Chino

bio en la zona es innegable”. Pero, subraya, los problemas que sufren los vecinos siguen sin solucionar­se.

“La apertura de la rambla del Raval y el traslado de la filmoteca fueron grandes medidas para atraer gente de toda la ciudad, pero no fueron suficiente para terminar de regenerar la zona –dice la arquitecta Benedetta Tagliabue–. El Gòtic fue más fácil de rehabilita­r. Tenía una planificac­ión, palacetes, plazas... Allí se emplearon otros materiales. El Raval, durante siglos, tuvo otro papel en la ciudad. Muchas veces las grandes intervenci­ones transforma­n tanto el paisaje que pueden generar extrañeza entre la gente que vive allí. Entonces se ha- cen necesarias medidas más sencillas para conseguir la complicida­d vecinal. Cuando el año pasado montamos el circuito de obras de arquitectu­ra efímera, una artista india instaló su estructura en la plaza Salvador Seguí, y muchos pensaron que duraría pocos días... Pero ella habló con los comerciant­es pakistaníe­s, les hizo partícipes de la idea, hasta conseguir que fueran ellos mismos quienes velaran por el montaje, tuvieran cuidado de que nadie lo destrozara. A veces también hace falta trabajar a pie de calle”. A veces hay que conseguir que la gente sienta que comparte algo especial, algo por lo que sentirse orgulloso.

 ??  ?? La presión policial en Robador y su entorno se ha intensific­ado durante las últimas semanas
La presión policial en Robador y su entorno se ha intensific­ado durante las últimas semanas
 ?? LAURA GUERRERO ?? Un hombre duerme en una calle cercana a Robador sobre las 6 de la tarde
LAURA GUERRERO Un hombre duerme en una calle cercana a Robador sobre las 6 de la tarde
 ?? LAURA GUERRERO ?? “Hola, buenas noches...”. Una mujer llama la atención de un hombre frente a la Filmoteca sobre las nueve de la noche. Luego, sorprendid­o, el hombre continuó su camino
LAURA GUERRERO “Hola, buenas noches...”. Una mujer llama la atención de un hombre frente a la Filmoteca sobre las nueve de la noche. Luego, sorprendid­o, el hombre continuó su camino
 ?? LLIBERT TEIXIDÓ ??
LLIBERT TEIXIDÓ
 ?? LLIBERT TEIXIDÓ ?? Zona de juegos infantiles en la plaza Salvador Seguí
LLIBERT TEIXIDÓ Zona de juegos infantiles en la plaza Salvador Seguí

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain