Calella abre el primer museo del turismo
Además del espacio museístico, habrá un centro de investigación y uno de dinamización y educación
Fruto de la casualidad, hace 62 años llegaba a Calella el primer turista. Tres chicas alemanas, una de ellas periodista, Margot Routh, confundían el pequeño pueblo pescador de casitas blancas al norte del Maresme con el municipio de la Costa Brava al que pensaban dirigirse. Quedaron prendadas del mar y la playa y promocionaron en Alemania aquella Calella de la Costa, que en 1953 sólo disponía de dos alojamientos: la fonda Hotel Vila y el Papa Codina.
Sin quererlo, las tres germanas sembraron el embrión de una potente zona turística, la Calella de los Alemanes, como se la conoció en la década de los sesenta. Así se escriben las primeras líneas de la historia del turismo en Calella, paralela a la evolución turística catalana, cuyo legado conforma el Mutur, el primer museo del turismo del mundo, que ayer inauguró el conseller de Empresa i Ocupació, Felip Puig, en el anti- guo recinto fabril Llobet i Guri.
“Gracias por formar parte de la historia”, decía la alcaldesa de Calella, Montserrat Candini, a los herederos de los pioneros del turismo que no perdieron la oportunidad de ver su pasado familiar reconvertido en espacio de divulgación. Un museo proyectado “como equipamiento de país”, un moderno centro cultural de 1.600 m² dis- tribuido en tres apartados. El equipamiento museístico como tal “ideado para crear patrimonio intangible” que apoya la candidatura del turismo a patrimonio inmaterial de la Unesco. Un centro de investigación y documentación que será referencia en el ámbito de la divulgación, y, por último, un espacio para el fomento de la cultu- ra del turismo a través de propuestas educativas y pedagógicas, dirigidas especialmente al público escolar.
El museo es un escaparate de la cultura viajera de todos los tiempos. Desde el primer mochilero hasta el contemporáneo de Instagram. Un “gran valor añadido”, como definió la presidenta de la Diputació de Barcelona, Mercè Conesa, que también alabó la complicidad de los municipios catalanes en el proyecto. Desde el punto de vista de Catalunya “como potencia turística europea mundial”, el conseller Felip Puig opina que el Mutur ofrece “una visión universal de Catalunya desde Calella”. La instalación ha tenido un coste de 1.046.834 euros, de los que el 72% ha procedido de fondos supramunicipales (Generalitat, Feder, Diputació de Barcelona) y el resto del Ayuntamiento de Calella. El coste de la entrada será de seis euros, si bien el primer mes de su creación mantendrá las puertas abiertas de forma gratuita. Habrá visitas guiadas apoyadas con audiovisuales y elementos interactivos.
Es un escaparate de la cultura viajera de todos los tiempos, del primer mochilero al turista de Instagram