Con el arte a otra parte
Barcelona vuelve a quedarse fuera del circuito de grandes exposiciones que acapararán la atención internacional en este 2016
Nunca antes el arte había alcanzado un nivel de popularidad como el que goza en la actualidad. El público acude invariablemente a la llamada de los artistas imán, y no son pocos los museos que, enzarzados en una lucha desigual, tiran de ese modelo blockbuster (exposiciones que atraen masas) que a finales de año adornarán con muchos ceros sus cuentas de resultados, pero que, ay, a menudo acaban muriendo de éxito (el visitante llega con el imperativo del acontecimiento que no puede perderse y acaba encontrándose con una sala atestada de cabezas entre las que apenas quedan huecos libres para contemplar los cuadros). Pero también las instituciones empiezan a tomar conciencia de que los grandes nombres son sólo fuegos de artificio si en torno a ellos no son capaces de articular un discurso propio. En ello andan. Porque el arte es una experiencia de conocimiento personal y de disfrute que siempre debería merecer la pena ser vivida, incluso si para ello se han de recorrer kilómetros de distancia. Es lo que tendrán que hacer aquellos barceloneses que, salvo excepciones y ante una oferta local poco ambiciosa, en algunos casos, o seriamente mermada por unos presupuestos reducidos a mínimos, en otros, no quieran perderse algunas de las grandes citas programadas para este 2016.
Picasso se pone
románico. Cuando poco antes de su inauguración oficial, en el año 1934, Picasso visitó las salas de románico del flamante MNAC acompañado de Joaquim Folch i Torres, el pintor exclamó: “Esto es lo mío”. Tenía 53 años, pero aquellas pinturas, que le parecían tan modernas, le habían interesado desde la juventud. Casi un siglo después, el mayor museo catalán lo invita a reencontrarse con los frescos de la iglesia de Sant Climent de Taüll que tanto le impactaron entonces, para una exposición que explorará, in situ, la relación conceptual de la obra del malagueño con el arte románico. La muestra, en colaboración con el Museo Picasso de París, llegará en otoño, poniendo fin a una temporada en la que reivindicará algunos nombres olvidados en el relato oficial del arte catalán (Ismael Smith, Lluïsa Vidal y Pere Torné Esquius), dará a conocer la nueva presentación de las colecciones de barroco y acogerá la muestra El Divino Morales, producida con el Prado y el Museo de Bellas Artes de Bilbao. En el nombre de Casas... y otras estrellas. Uno de los nombres que más sonarán a lo largo del 2016 será el de Ramon Casas (1866-1932), de cuyo nacimiento se conmemora el 150 aniversario. El Any Casas, que tendrá como comisaria a Vinyet Panyella, se expandirá por escenarios tan diversos como el Cercle del Liceu (que pondrá su mirada en la figura de Júlia Peraire, la vendedora de lotería que se convertiría en musa y esposa del artista), el Museu Maricel de Sitges o el Museu del Modernisme de Barcelona. Pero, sobre el papel, las exposiciones de mayor tirada popular son las programadas en CaixaForum a partir de marzo (una selección de la Phillips Collection de Washington, con obras maestras de artistas que van de Goya a Rothko, pasando por Goya, Manet, Courbet, Sisley, Van Gogh, Degas, Modigliani, Kandinsky o Pollock) y en el Museu Picasso, en diciembre: Cubismo y guerra. El cristal en la llama, que tendrá como prota-
gonistas al propio Picasso, Juan Gris y Diego de Rivera. ¿Qué hay de nuevo en el Macba? El relevo en la dirección del Macba –Ferran Barenblit tomó las riendas el pasado septiembre en sustitución de Bartomeu Marí– ha suscitado una gran expectación por conocer el nuevo rumbo del museo barcelonés. Pero la respuesta aún se hará esperar, al menos hasta que presente su programación, de la que únicamente ha dado a conocer la retrospectiva ya programada de Andrea Fraser. L’1% c’est
moi, comisariada por Cuauhtémoc Medina (en abril) y, si no ha caído a última hora, una individual dedicada a Miralda y otra al escultor y fotógrafo venezolano afincado en Barcelona José Antonio Hernández-Díez. Miró se cambia de piso.
rála Fundaciótambién un Joan año Miró, importantequeEl 2016 renue- se-en va su colección con la incorporación de un conjunto de pinturas procedentes de colecciones particulares y se reubica de nuevo en las salas que el arquitecto Josep Lluís Sert y el propio Miró proyectaron para acoger las obras del artista, donde hasta ahora se programaban las exposiciones temporales.
La inauguración tendrá lugar en abril, dos meses antes de la esperada muestra de Ignasi Aballí, último premio Joan Miró, cuya actual exposición en el Reina Sofía ha sido destacada como una de las mejores de la pasada temporada madrileña. Y ya en octubre, Manuel Segade ofrecerá una particular lectura de las vanguardias a través del ajedrez en Final de partida: Duchamp, els escacs i les avantguar
des. Por su parte, la Pedrera consagrará sendas muestras al fotógrafo mallorquín fallecido en el 2013 Toni Catany ( D’anar i tornar, a partir de marzo) y del escultor vasco Jorge Oteiza, a partir de septiembre. Dos apuestas también remarcables en el CCCB: Making Africa, una muestra que cede el relato del inmenso continente a sus creadores, y acaso la más sexy de la temporada, 1.200 m2 de deseo, que explorará la sexualidad desde la arquitectura. E imprescindible la del cineasta Harun Farocki en la Fundació Tàpies. Vamos a Madrid. Pero el rey del año artístico será, sin duda, El Bosco, de cuya muerte se conmemoran cinco siglos. La fiesta comenzará en febrero en el Noordbrabants Museum de Bolduque, la ciudad holandesa donde nació, pe-
ro la gran cita tendrá lugar unos meses después, en mayo, en el Museo del Prado, donde se podrá contemplar un conjunto de 65 obras nunca antes reunidas. Habrá colas. Como sin duda despertarán expectación los Realistas de Ma
drid, con Antonio López a la cabeza, reunidos en el Thyssen a partir de febrero; Caravaggio y los pinto
res del norte, en junio (el italiano será objeto de otra muestra en la National Gallery en otoño), o Renoir (octubre), uno de esos pintores que desatan pasiones entre el gran público y aseguran a los museos un lugar en el top ten de más visitados. Un buen momento acaso para una revisión crítica, después de que el pasado octubre un movimiento, Renoir Sucks at Painting (algo así como Renoir
apesta como pintor) se manifestara ante el Museo de Bellas Artes de Boston, que posee una magnífica colección de impresionistas, para que retirara sus obras de las salas blandiendo pancartas con frases como “Dios odia a Renoir” o “Más Gauguin, menos Renoir”. “Cuando alguno de ustedes tenga un tatarabuelo cuyas obras se coticen por encima de los 78 millones de dólares, entonces podrá hablar”, fue la respuesta al mundo de una de sus herederas.
La vuelta al mundo de Wifredo
Lam. La oferta no acaba aquí. El Reina Sofía, que acaba de cerrar el año con cifra récord de visitantes (más de tres millones), despliega una potente línea de colaboraciones con grandes museos internacionales para sendas retrospectivas que marcarán el año. El pintor cubano Wifredo Lam (1902-1982), que la comisaria Catherine David resitúa en el podio de la modernidad pictórica (actualmente en el Pompidou , recalará también en la Tate Modern), y Marcel Broodthaers (1924-1976), artista, cineasta y poeta belga de quien mostrarán más de doscientos trabajos en una exposición realizada en colaboración con el MoMA de Nueva York.
Anatomía de Bacon. El Guggenheim de Bilbao volverá a ser un destino apetecible. ¿Los reclamos? Andy Warhol y su monumental
Sombras, 102 lienzos serigrafiados con los que ya, con cincuenta años, trató de explorar el mundo de la abstracción; Louise Bourgeois y esos espacios teatrales que ella llamó “celdas” y Francis Bacon, de quien se rastrearán las influencias de grandes maestros como Velázquez, Goya y Picasso. Y del País Vasco a Andalucia, el Picasso Má- laga vuelve a ponerse estupendo con dos muestras realizadas en colaboración con el MoMA: Pollock y Torres-García (un dato para reflexionar: en esta última había trabajado intensamente el MNAC, pero tuvo que renunciar a ella por carecer de presupuesto). Barceló, cara a a cara con Picasso. Uno de los grandes misterios por desvelar de la temporada es el doblete que Miquel Barceló protagonizará en la Biblioteca Nacional de Francia y el Museo Picasso de París, y de las que el artista mallorquín sólo ha querido desvelar su título: Sol y sombra. Habrá que esperar hasta marzo. Un mes antes habrá inaugurado Modigliani en el Grand Palais y un mes después Paul Klee tomará el Pompidou; en octubre será el turno de René Ma- gritte, más o menos durante las mismas fechas en las que el gran Tino Sehgal asalte el Palais de Tokyo.
Londres estrena nueva Tate. La temporada en la capital británica arranca a finales de mes en la Royal Academy con De Monet a Matisse, sobre las representaciones del jardín moderno a partir de 120 obras, aunque el gran acontecimiento llegará en junio con la inauguración de la New Tate Modern (260 millones de libras). La programación tampoco pasará desapercibida, con artistas que vienen del otro lado del Atlántico: Georgia O’Keffe y Robert Rauschenberg. La National Gallery dedicará un monográfica a Delacroix y una interesante revisión de su colección, Painter’s paintings: from Van Dyck to Freud, donde las obras son presentadas en relación con la admiración que provocaron en otros artistas. La más espectacular y apta para visitas en familia se la reserva
el British Museum. Sunken cities
Egypt’s lost worlds (de mayo a noviembre) expone los hallazgos arqueológicos, rescatados tras más de 1.000 años de las profundidades del mar, de las antiguas ciudades egipcias Thonis-Heracleion y Canopo.