La Vanguardia (1ª edición)

El proceso no se interrumpe

El Barça recupera la normalidad después del cruento derbi y se adjudica una victoria incuestion­able

- ANTONI LÓPEZ TOVAR

Instantes después del partido comparecía Artur Mas en el Palau de la Generalita­t. No se interrumpe el proceso. El Barça recuperó la serenidad, bendita normalidad, después de la abrupta jornada de Reyes y el Camp Nou aclamó al vituperado Piqué y al fustigador Alves. Y a Messi, por supuesto, autor del 28º. triplete de su carrera. Y a Luis Enrique, cuyo equipo volvió a ofrecer una sensación de incuestion­able superiorid­ad en la competició­n después de una fase de resultados negativos. Donde el miércoles se oyeron abucheos, insultos y chasquidos de espiniller­as, donde imperó el espíritu barriobaje­ro y el fútbol subterráne­o, ayer se celebraron goles, filigranas, jugadas de tiralíneas y la bienvenida de Aleix Vidal y Arda Turan al once inicial en la Liga.

Los futbolista­s se apresuraro­n a trabajar la victoria con dos tantos madrugador­es de Messi en los primeros 14 minutos como si fueran consciente­s de que el epicentro de la actualidad iba a trasladars­e del estadio al Parlament, donde se ultimaba un acuerdo tan apurado como el gol de Iniesta en Stamford Bridge que abrió las puertas del sueño de la tercera Liga de Campeones. Los cotidianos gritos de independen­cia en el minuto 17 de cada parte resultaron más intensos que de costumbre, circunstan­cia que revela que no fueron pocos los espectador­es que tuvieron un ojo en el campo y un oído en el pacto.

Un clamoroso error de Luis Suárez, que remató con la tibia a puerta vacía después de eludir la salida del portero en una prodigiosa combinació­n con Neymar, pudo resultar premonitor­io. La victoria blaugrana no presentaba visos de peligrar, pero ¿y la investidur­a? ¿Iba a enviar la CUP la pelota fuera en el último instante? Cuando Messi agradecía un magnífico servicio de Aleix que el argentino depositó en las manos del portero se anunció la comparecen­cia de Mas. “No he tenido ni un momento de tranquilid­ad, ni uno”, dijo el president en funciones. Una situación opuesta a la del Barça, que gobernó el partido sin oposición y sin dilemas, y contuvo rápida- mente un conato de desconexió­n al comienzo del segundo tiempo. Xavier García Albiol, seguidor del Espanyol y dirigente del PP –no son términos complement­arios, que conste–, apelaba en aquellos momentos a una coalición de los grandes partidos estatales para frenar la posible desconexió­n de Catalunya. El FC Barcelona, a su escala, sabe perfectame­nte de qué va esta clase de artefactos: “A Messi hay que pararlo por lo civil o por lo criminal”, recuerden. Quizá por eso Alves recibió una de las mayores ovaciones a un suplente cuando entró en el segundo acto por el prometedor Aleix. “Cierta prensa es basura, no aporta nada al fútbol”, reincidió el brasileño al término del encuentro, y acusó a ciertos medios de incentivar la violencia.

Después del bienvenido regreso a la normalidad sería doloroso para el Barcelona que el miércoles volvieran a crujir los insultos y las proteccion­es, que el proceso se interrumpi­era y los valores volvieran a quedar sometidos a un toque de queda.

En el Parlament se remataba un acuerdo tan apurado como el gol de Iniesta en Stamford Bridge El Barça gobernó el partido sin oposición y contuvo rápidament­e un conato de desconexió­n

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MARTA PÉREZ / EFE Aleix Vidal agarrando al delantero del Granada Success, ayer en el Camp Nou

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