Pronosticando
Los principios de un año a veces te llevan a pensar cómo estarán las cosas en el futuro. ¿A qué nos tendremos que haber acostumbrado en el año 2025? Leer la prensa en estos momentos nos crea una cierta confusión en el plano político, aunque parece que otras cosas van aguantando. Cuando hubo el extraño resultado de la victoria ultraderechista del Frente Nacional de Marine Le Pen en Francia, oí decir a alguien leyendo la prensa: “Vaya tortilla a la francesa se han organizado estos vecinos”. Sin embargo, otro le contestó: “Sí, es una tortilla a la francesa, pero poco hecha”. Esto me lleva a concluir que los franceses quizás piensen que los españoles nos estamos organizando una tortilla de patatas, porque hay muchas, demasiadas, patatas metidas en la tortilla y seguramente creerán que también está poco hecha porque no sabes qué patata va con otra patata. Todo está suelto.
Si esto sigue así, y viendo cómo los chinos se compran clubs de futbol españoles, muy probablemente el partido final de nuestra liga en el 2025 se jugará en Shanghai. Claro que en un estadio por aquí se ofrecerá el mismo partido jugado por robots chinos que repetirán exactamente los movimientos que hagan los jugadores humanos en China. También creo que habrá una gran preocupación en todo el mundo por el problema del enfriamiento del planeta. La temperatura media durante el periodo 2020 al 2025 habrá sido 0,3 grados menos que la del periodo 2015 al 2020. La ONU habrá comprometido 100.000 millones de dólares para estudiar el problema. Por otra parte, la preocupación por el entorno habrá llevado en Barcelona a reducir los fondos para formar a los jóvenes desempleados para destinarlos a la protección de jabalíes cuya po-
El principio de año me lleva a pensar cómo será el futuro y veo que, si no cambiamos el mundo, podemos acabar mal
blación habrá ido creciendo y pasando de Collserola a extenderse por las calles de Barcelona como una atracción turística, según el alcalde y la alcaldesa (entonces habrá paridad).
El Gobierno habrá subvencionado los coches autoconducidos, eléctricos, impulsados por energía solar y compartidos. Como resultado, se habrá producido el fenómeno de pérdida de algunos de estos vehículos por errores de los que los compartían. Estos coches se habrán ido solos conduciéndose a sí mismos por un rumbo aleatorio. Como se irán recargando con energía solar, podrán circular mucho tiempo. Una sección de los Mossos d’Esquadra, los Mozos de Reconducción, intentará recuperarlos, pero el problema es que algunos de estos coches estarán ya por Europa o por el sur de España.
Estaremos sorprendidos de ver cómo aparecen compañías africanas que comprarán las pocas empresas medianas que quedarán por aquí para crecer a partir de ellas. En las listas de los mejores empresarios que publican nuestros periódicos, actualmente la mayoría de quienes aparecen son de raza blanca. Últimamente, han empezado a salir algunos chinos. Parece que para el 2025 habrá africanos moviéndose bien por el mundo de las empresas globales. Nuestros jóvenes desempleados aprovecharán el verano para tomar mucho sol durante el tiempo en que no tendrán la oportunidad de formarse.
Las compañías aéreas low cost habrán crecido a base de colocar mil asientos en un avión pequeño con unos pedales en cada asiento que producirán electricidad que impulsará las turbinas de los motores del avión. Cada asiento tendrá un contador y el importe de un viaje a París podrá ir de 1 euro a 1.000 euros en función del pedaleo. No pedaleo: 1.000 euros. Pedaleo todo el rato: 1 euro. Vemos estas tendencias. O cambiamos el mundo o acabaremos así.