Es tiempo de buenas cosechas
MIQUEL JORDÀ, PRESIDENTE Y SOCIO ÚNICO DE EUROFIRMS
“Habla mucho más un pescador hambriento y desgarbado que un payés bien alimentado y de importancia explícita. Un payés no alarga nunca más el brazo que la manga, no quiere ofender a nadie y es prudente por instinto”. Como decía el ampurdanés Josep Pla, el campo forja el carácter de los que trabajan, como el del presidente y socio único de Eurofirms, Miquel Jordà.
El dirigente se crió en una casa solariega en Cassà de la Selva (Girona) y sin sus años en el campo no se puede entender su perseverancia al construir “una compañía diferente”: la empresa de trabajo temporal Eurofirms, cuarta en España y primera de capital nacional. “Entré como gerente en el año 1997 y siempre he apostado por los mismos valores, aunque eso me haya supuesto afrontar cosechas malas” explica.
Eurofirms es una empresa moderna. Prioriza el bienestar de los trabajadores por encima de los objetivos de negocio. “En una economía líquida como la actual no hay nada previsible. El éxito de una compañía depende de los profesionales: cuanto más satisfechos, más rinden”. Para conseguirlo, Jordà asegura que ha dado trabajos con altos grados de responsabilidad a los empleados y ha atribuido un salario fijo al equipo comercial “superior a la media”. “De esta manera, los empleados no trabajan bajo presión y se sienten necesarios dentro de la estructura”. Todo eso, sumado a políticas de poco endeudamiento y crecimiento orgánico ha llevado Eurofirms a facturar 200 millones de euros en el 2015, un 40% más que en el ejercicio anterior.
La crisis sacudió el sector, pero la compañía con sede en Cassà de la Selva salió adelante después de superar dos años con pérdidas (del 2008 al 2009). Desde entonces, la empresa (también favorecida por la coyuntura) ha crecido a ritmos de entre el 10% y el 45%, apostando por adquisiciones de compañías del mismo sector y nuevas aperturas.
En esta línea, Eurofirms entró el año 2014 en el mercado portugués a través de la compra de ISS Human Resources, que le ha reportado un aumento de plantilla hasta superar los 300 trabajadores. En total, Eurofirms cuenta con 77 oficinas entre España y Portugal. El objetivo, apunta Jordà, es consolidarse en los dos mercados. “Aunque no descarto entrar en otros países, prefiero ser prudente: el crecimiento ya es lo bastante alto”.
Jordà ha sido el artífice de la expansión de Eurofirms. Entró en la compañía hace hoy 19 años, cuando sólo contaba con dos oficinas en Girona que prestaban servicios de selección de personal y traducción a otras empresas. Jordà quería importar el fenómeno de los recursos humanos que tanto éxito tenía entonces en Francia. “Dejé atrás trabajos de dirección y entré en este proyecto porque estaba convencido de que el modelo francés tendría recorrido en España”.
Si bien Jordà no siempre ha liderado el proyecto solo, lo ha hecho desde el 2010, cuando la compañía ha crecido a ritmos más altos. Ser socio único no le asusta, y aprecia la libertad de decidir sin dar explicaciones. Aun así, Jordà no dirige una empresa del sector agrario como le hubiera gustado en un inicio. De hecho, se licenció en Ingeniería Agrónoma en la UPC con el fin de no abandonar el campo, pero llevando una vida más cómoda. Cursó el MBA de Iese para ampliar opciones empresariales, pero nunca se hubiera imaginado en el mundo de los recursos humanos. “Me he adaptado a las circunstancias tal como hice de pequeño”. Jordà nació en Chile en el año 1964, pero a los diez años, cuando Pinochet llevó a cabo el gol-
“En una economía como la actual, el éxito depende de los trabajadores: cuanto más satisfechos, más rinden”
pe de Estado, la familia volvió a Cassà para dedicarse a las tierras donde su padre había nacido. Aun así, antes pasaron unos meses en Brasil y Argentina. Jordà explica que aquel recorrido le llevó a ser una persona flexible.
“Cuando llegué a Cassà, era el único que había viajado en avión y que se había escolarizado en varios países, supongo que eso ya me hacía diferente, como también lo es la empresa que dirijo”. Jordà explica que construir Eurofirms ha sido una lucha a contracorriente, parecida a la de sus años trabajando de payés. “Cuando un temporal te destroza la cosecha año tras año, aprendes a ser estoico en el trabajo, sea cual sea”. Por eso, Jordà no se ha desvinculado del campo. Dice que lo necesita para ser quien es. A pesar de volar cada semana, sigue viviendo en la misma casa solariega donde se crió de joven. Tiene un huerto y un corral. Les ayudan a desconectar y a disfrutar del tiempo libre con sus dos hijos.