Matteo Renzi
PRIMER MINISTRO ITALIANO
Renzi (41) quiere poner freno a la mala costumbre en la administración italiana de fichar para luego ausentarse del trabajo. Ha puesto en marcha un plan de despido inmediato a los funcionarios que no cumplan con su deber.
“No les llamaría holgazanes sino estafadores”. Así calificó el primer ministro italiano, Matteo Renzi, a los funcionarios y empleados públicos que fichan en su lugar de trabajo, fingiendo que comienzan la jornada laboral, pero luego se van a su casa, al gimnasio, a pasear o, incluso, a realizar alguna actividad en negro.
En declaraciones a Canale 5, una de las emisoras de Silvio Berlusconi, el jefe del Gobierno reaccionó la semana pasada a los continuos escándalos sobre absentismo laboral en diversas administraciones, sobre todo las municipales. Renzi anunció que el Consejo de Ministros aprobaría este miércoles un decreto urgente que debería permitir el despido fulminante, en un plazo de 48 horas, para los empleados públicos que engañen y se escaqueen de sus obligaciones.
Los planes del Ejecutivo provocaron la inmediata respuesta de los sindicatos y de algunos correligionarios de Renzi en el Partido Demócrata (PD), quienes cuestionaron la legalidad de los despidos fulminantes, alegando que vulnerarían las garantías de los trabajadores. Tras el impacto inicial, Renzi y su ministra para las Administraciones Públicas, Marianna Madia, matizaron algunos detalles pero mantuvieron la idea central de la severidad total frente a los absentistas. El plazo de 48 horas se mantiene en cuanto a la suspensión de empleo y sueldo para quienes sean sorprendidos in fraganti con el timbrado falso o las ausencias injustificadas por enfermedad. Luego podría haber un plazo máximo de 30 días –y no de 102, la media actual en estas situaciones– para proceder al despido efectivo.
Unas medidas paralelas para atajar el fenómeno del absentismo serán el recurso inmediato al Tribunal de Cuentas para que fije la multa por el daño a las arcas públicas causado por el funcionario o empleado que ha incumplido su obligación laboral. También se actuará contra los superiores que no denuncien a los transgresores o sean cómplices.
Es posible que las intenciones del Gobierno se vean frenadas por recursos legales. Renzi, que tiene un estilo impetuoso, siempre pone prisas y parece ansioso por llevar a cabo sus proyectos, pero luego la realidad dilata de modo inexorable los plazos o recorta las ambiciones. Con todo, el primer ministro se muestra decidido a enfrentarse con determinación a un problema que suele provocar alarma social, con casos muy sonados que han salido a la luz gracias a grabaciones de vídeo que demostraban el engaño evidente.
Según datos del propio Ministerio para las Administraciones Públicas, cada año se inician unos 7.000 procedimientos disciplinarios, pero sólo terminan en despido 200 de ellos.
Las estadísticas sobre el absentismo real son difíciles de elaborar. Una estimación aproximada la dan las cifras de ausencias laborales por enfermedad. En el 2013, las ausencias de un solo día llegaron al 11,9% en el sector privado, mientras que en el sector público fueron del 25,9%.
El año pasado salió a la luz el caso clamoroso del Ayuntamiento de Sanremo, donde el fraude a la hora de fichar estaba muy extendido. Se realizó una auténtica redada y 35 empleados fueron puestos bajo arresto domiciliario. Ha habido problemas similares en Palermo, Roma y otras ciudades. En la capital italiana se registró una súbita epidemia de gripe que puso fuera de circulación al 83,5% de los guardias urbanos de Roma precisamente en la noche de fin de año de 2014. Pocos días después, todos estaban sanos.
La empresa pública de transporte de Roma, Atac, se lleva la palma en procedimientos disciplinarios atascados. Hay 2.500 casos pendientes de resolución –según publicó ayer La Repubblica– porque los afectados han recurrido a los tribunales.
Los trabajadores que engañen serán obligados a resarcir por el daño causado a las arcas públicas