En defensa del Ebro.
Manifestación histórica en Amposta con 50.000 personas contra el plan hidrológico del PP
Más de 50.000 personas procedentes de toda Catalunya recorrieron ayer las calles de Amposta contra el Plan Hidrológico del Gobierno del PP, en la marcha más nutrida de cuantas se han celebrado hasta ahora.
La defensa del río Ebro y de su tramo final hasta llegar al frágil delta, en su desembocadura al mar, ha dejado de ser una lucha territorial para convertirse en una cuestión de país. Una imponente marea azul, con unas 50.000 personas, según los cálculos de la policía local, la mayoría de las Terres de l’Ebre y las comarcas de Tarragona, pero también muchos de Barcelona e incluso más al norte, de Girona al Empordà, se reivindicaron ayer en el extremo sur de Catalunya.
“Ellos siempre suben, hoy nos tocaba bajar a nosotros, el río es vida”, dijo, orgullosa, de azul, Maria Josep, de Granollers, al lado de Josep Maria, su marido. En la marea, muchas familias y generaciones. “Nos ha pedido una mano la gente de las Terres de l’Ebre, y sólo faltaría”, añadió Jordi del Águila, de Gràcia (Barcelona), empujando el carrito de su hijo. Nunca antes, en 15 años de batalla social contra cualquier forma de trasvase, una manifestación había conseguido movilizar tanta gente y de casi toda Catalunya, ni siquiera el temido Plan Hidrológico Nacional de Aznar.
Los manifestantes exigieron a la Unión Europea (UE) que revoque el recién aprobado plan hidrológico del PP para la cuenca del Ebro, una amenaza de muerte para el delta a ojos de los vecinos, los ecologistas y la Generalitat. “Hemos dado un gran paso, a partir de hoy el norte y el sur están más cerca, visca las Terres de l’Ebre y visca Catalunya”, proclamó Joan Antoni Panisello, portavoz de la Plataforma en defensa de l’Ebre (PDE), sobre el escenario anclado frente al Pont Penjant de Amposta, sobre el río Ebro, donde finalizó la manifestación. “Es un día histórico, un buen inicio de una nueva etapa”, añadió Manolo Tomàs, líder del movimiento antitrasvase.
El baile de unas jotas cantadas, tradicionales también en el Ebro catalán, culminó una jornada reivindicativa y festiva, como gusta a la gente del delta. Las letras, co- mo si tuvieran un punzón, reivindicaron la supervivencia del humedal, en regresión por la falta de sedimentos y caudal en el río, en un frágil equilibrio más amenazado aún con el cambio climático.
Salieron ayer a la calle todos los elementos simbólicos del movimiento social de defensa del Ebro, como el nudo, la imagen del no al trasvase, o el grito de guerra de lo riu és vida. Miles de camisetas de la plataforma, agotadas, junto a cientos de banderines, tiñeron Amposta. La marea azul ocupó prácticamente de arriba abajo un municipio acostumbrado al ir y venir de apenas 20.000 vecinos, pero con un largo currículum en defensa de su delta.
Reunir 50.000 personas en una comarca como el Montsià, de poco más de 68.000 vecinos, no es tarea sencilla. Tampoco es nada fácil organizar una macromanifestación para la historia en un territorio como las Terres de l’Ebre, en el que vive menos de un 3% de la población catalana. Las cifras, de récord, servirán para presionar un poco más a la comisión con una decena de europarlamentarios que visitará hoy el delta para evaluar su estado medioambiental y el cumplimiento de la directiva comunitaria de gestión del agua.
La delegación acude tras la denuncia de la plataforma, en el 2012, contra la nueva planificación hidrológica diseñada por el PP para satisfacer río arriba las demandas de los regantes y las comunidades autónomas. “El Ebro nace en Reinosa y pasa por el Pilar, y en el sur de Catalunya queremos que llegue al mar, y conservar nuestro delta, los musclos y el calamar”, parafraseó con su gracia habitual Arturo Gaya, lí- der de Quico el Cèlio, el Noi i el Mut de Ferreries, poco antes de dar por finiquitada la protesta.
Si algo quieren evitar tanto la PDE como el Gobierno catalán es que la lucha para hacer encallar el nuevo plan hidrológico del Ebro se convierta en una guerra territorial por el agua , con los regantes en el ojo del huracán. El en- frentamiento más temido, con Lleida, que se ha posicionado a favor del plan porque satisface sus demandas de nuevos regadíos. Tras la exitosa movilización, los regantes del Segarra-Garrigues acusaron a la Generalitat de querer satisfacer únicamente a la gente del delta. También en el Ebro catalán la Comunitat de Re- gants del Canal de la Dreta de l’Ebre aplaude el nuevo plan y conforme a a su supuesto excedente de agua apoya el aumento hasta un máximo de 465.000 hectáreas más de regadío para los próximos seis años en la cuenca, reduciendo casi a la mitad el caudal exigido desde Catalunya; se posibilita también la construc- ción futura de 52 nuevos embalses. En cambio, sin salir del Ebro, la Comunitat de Regants de l’Esquerra se sumó a la manifestación para exigir un caudal ecológico.
“Es un plan malo para el delta, porque no garantiza los caudales ecológicos; para los regantes, porque no prioriza la modernización de los regadíos que permitiría un riego sostenible y más eficaz, y para el país”, destacó Josep Rull, conseller de Territori i Sostenibilitat. “No estamos en contra de que la gente riegue, estamos en contra de que se especule con el agua del río, queremos agricultura de verdad, la que tiene raíces con el territorio; no queremos las mafias del agua”, aclaró Susanna Abella (PDE). El Gobierno catalán confirmó la doble lucha contra el plan hidrológico, ante el Tribunal Supremo y en Bruselas. “Volveremos a ganar esta batalla”, sostuvo Oriol Junqueras, vicepresidente catalàn.
Conscientes de que Europa tiene la última palabra, la plataforma dejó entrever, tras agradecer el esfuerzo de los manifestantes, que la próxima gran movilización será este mismo año, pero lejos de las Terres de l’Ebre. “Es una batalla más compleja: antes el Plan Hidrológico Nacional era muy claro, ahora lo disfrazan detrás de los regadíos, pero el objetivo finalista sigue siendo trasvasar el agua del Ebro”, advirtió Tomàs.