Corea del Norte eleva la tensión al lanzar un nuevo misil
El régimen asegura que es sólo un satélite y EE.UU. anuncia represalias
Tras el ensayo nuclear del pasado enero, Corea del Norte volvió a desafiar ayer a la comunidad internacional con un nuevo lanzamiento al espacio, que Corea del Sur y Estados Unidos consideran un test encubierto de un misil de largo alcance. Las críticas no se hicieron esperar e incluso China, tradicional aliado del régimen norcoreano, “lamentó” la acción.
Pyongyang aseguró que se había tratado de la “puesta en órbita de un nuevo satélite de observación”. El cohete portador fue lanzado desde Sohae, en la costa occidental, y se puso en órbita 46 minutos después. Sin embargo, la comunidad internacional sospecha que es un ensayo de un misil balístico de largo alcance capaz de portar armas nucleares. El servicio secreto del ejército surcoreano señaló que posiblemente tenía un alcance de hasta 13.000 kilómetros y podría teóricamente incluso alcanzar Estados Unidos.
Seúl admitió de que el cohete transportaba algo, pero indicó que si fuera un satélite sería demasiado pequeño para funcionar.
Este país, igual que Francia o Japón, acusaron de inmediato al régimen de Kim Jong Un de provocación. Incluso China parece agotar su paciencia tras haber exigido en varias ocasiones a Pyongyang que se abstuviera de aumentar la tensión en la región con un acción similar.
Corea del Sur anunció inmediatamente que reanudaría las conversaciones oficiales con su aliado estadounidense para que le envíe misiles interceptores norteamericanos –capaces de interceptar misiles balísticos de medio alcance–, un proyecto que había levantado polémica en China y Rusia, que rechazan de pleno la presencia de ese tipo de misiles cerca de su territorio.
Seúl alega sin embargo que el test nuclear norcoreano de enero y el lanzamiento ayer del misil demuestran la necesidad de ese despliegue. Además de prestar ayuda militar, Estados Unidos tiene casi 30.000 soldados en Corea del Sur.
Seúl también anunció su intención de ampliar sus emisiones propagandísticas en la frontera dirigidas contra el régimen del país vecino.
Las autoridades norcoreanas defendieron el lanzamiento como un ejercicio del “legítimo derecho de la exploración espacial con fines pacíficos e indepen- dientes”, aunque calificaron el lanzamiento de un “éxito épico” para el desarrollo de la defensa del país y señalaron que en el futuro se lanzarán más satélites.
Washington consideró el acto “desestabilizador y provocador ”, al tiempo que advirtió de que habrá “serias consecuencias”. El secretario de Estado, John Kerry, especificó que serían “inflexibles” en la defensa de sus aliados, en referencia a Corea del Sur y Japón.
También Francia exigió una “rápida y dura reacción de la comunidad internacional”, mientras que el Reino Unido advirtió al país con consecuencias. “Colaboraremos con nuestros aliados para garantizar una firme respuesta”, señaló el Foreign Office.
Rusia lo calificó de una violación de las resoluciones de la ONU, y Japón, que se puso al habla de inmediato con Moscú, de una amenaza para la paz.
La presidenta surcoreana, Park Geun-hye, exigió duras sanciones al tiempo que anunció una nueva restricción del acceso de sus ciudadanos al parque industrial de Kaesong, que gestionan conjuntamente las dos Coreas en una zona cercana a la frontera.
De todas formas, el lanzamiento no llega por sorpresa. Corea del Norte ya había anunciado una acción y se estudiaba que pudiera ser entre el 8 y el 25 de febrero. De hecho, este adelanto parece ser una forma de Kim Jong Un de demostrar firmeza. Un golpe en la mesa ante la presión de China. La última vez que lanzó con éxito un misil fue a finales del 2012. Los servicios de información surcoreanos están convencidos de que el régimen también prepara un quinto ensayo nuclear.
El régimen norcoreano asegura que se trataba sólo de lanzar un satélite de observación