El plan ahora es la paz
Santos y Obama reformulan la ayuda militar del plan Colombia con la perspectiva del acuerdo de paz con las FARC
El controvertido plan Colombia llegó a los quince años de vida pero murió la semana pasada. Ahora el plan es la paz. El acuerdo inminente para el fin del conflicto entre el Gobierno colombiano y las FARC aconseja un cambio de discurso y de formas respecto a la estrecha relación entre el país sudamericano y EE.UU., su principal aliado en la lucha contra la guerrilla y el narcotráfico.
El presidente Juan Manuel Santos fue recibido el jueves por Ba- rack Obama en la Casa Blanca, donde la conmemoración de los tres lustros del plan Colombia se convirtió formalmente en la puntilla de este programa de ayuda militar por el que Washington suministró armas, tecnología y asesoría a Bogotá.
“Un país que estaba al borde del colapso hoy está a punto de alcanzar la paz”, declaró Obama, a quien correspondió anunciar que ahora el acuerdo se llamará Paz Colombia. “Todos sabemos que es más fácil comenzar las guerras que terminarlas”, añadió. “De la misma manera que Estados Unidos ha sido un socio de Colombia en tiempos de guerra, seremos su socio en la paz”, agregó Obama. Washington aportará 450 millones de dólares en 2017, aunque el nuevo plan deberá ser aprobado por el Congreso.
Ambos mandatarios trataron de vender el significativo cambio de nombre del acuerdo abundando en los beneficios sociales que traerá el Paz Colombia en el marco del posconflicto. Sin embargo, el primero de los puntos del nuevo plan será la “consolidación y expansión” de los logros obtenidos en estos quince años en el combate contra el narco- tráfico y las organizaciones armadas, por lo que se presume que principalmente seguirá basándose en la cooperación militar.
No obstante, el programa anunciado también incluirá partidas para ayudar a la reincorporación de los miembros de las FARC a la vida civil, al fortalecimiento de las instituciones, a los servicios de justicia, a las víctimas del conflicto y al desminado, con el objetivo de que Colombia esté libre de minas en 2021.
Además, hay que tener en cuenta que uno de los acuerdos parciales alcanzados entre Gobierno y guerrilla incluye el compromiso de los insurgentes para colaborar en la destrucción de plantaciones de coca y en la lucha contra las drogas.
“La paz será el broche de oro del plan Colombia y el comienzo de un nuevo capítulo de colaboración y amistad”, manifestó Santos, añadiendo que el país pasará de liderar el “vergonzoso campeonato mundial en homicidios y secuestros a tener los índices de esos delitos más bajos de los últimos 40 años”.
Por otra parte, Obama tuvo palabras de agradecimiento a Cuba, donde se desarrollan las negocia- ciones de paz, en otro gesto de distensión hacia la isla por parte de la Casa Blanca. Según lo que ambas partes se autoimpusieron el año pasado, el acuerdo final, pendiente sólo de los últimos flecos –relativos a la condiciones para la entrega de las armas, la desmovilización de los guerrilleros y los mecanismos para refrendar legalmente la paz– debería firmarse antes del 23 de marzo.
No obstante, en los últimos días, el Gobierno insiste en que no sería un drama si la firma se produce después de esa fecha. “Que sea dos días después, o un día antes, o una semana más tarde, no importa”, sostuvo Santos en Washington. Algún esco- llo no oficial para el acuerdo tiene que ver precisamente con EE.UU. Las FARC reclaman la liberación del guerrillero Simón Trinidad, preso en ese país, así como la exclusión de la lista de grupos terroristas de la Casa Blanca. En este sentido, el secretario de Estado estadounidense, John Kerry, declaró la semana que es “prematuro” e “inapropiado” sacar a las FARC de la lista, y menos antes de firmar la paz.
El Plan Colombia se inició durante la presidencia de Andrés Pastrana (1998-2002), tras fracasar las negociaciones de El Caguán con las FARC. El país se encontró con una guerrilla fortalecida, una desbocada tasa de secuestros y homicidios, y grupos de paramilitares y carteles de la droga sin control.
No obstante, desde sus inicios, el apoyo militar estadounidense fue controvertido y criticado por la izquierda y asociaciones de derechos humanos. Además, si bien contribuyó a cercar a la guerrilla, no logró reducir la producción de coca.
Pastrana acudió a la Casa Blanca, donde fue invitado al igual que el resto de expresidentes que ocuparon el poder durante el plan Colombia, incluido Álvaro Uribe, principal de un acuerdo de paz. Uribe declinó la invitación de Obama. “No me sentía con disposición de alma para asistir”, declaró Uribe.
“Todos sabemos que es más fácil comenzar las guerras que terminarlas”, asegura Barack Obama Santos desdramatiza que la firma del acuerdo con las FARC supere el plazo previsto del 23 de marzo